Villa deja las armas
Guadalupe Villa G.Instituto Mora Revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 58. En agosto de 1921, la escritora estadunidense Sophie Treadwell entrevistó, durante dos días, a Francisco Villa en su hacienda de Durango. Fue la única periodista extranjera a quien el líder revolucionario le permitió el acceso a Canutillo. Publicada en el periódico New York Tribune, la crónica se centra en su vida cotidiana tras el retiro de la lucha armada y algunos aspectos de lo que fue la gesta revolucionaria. Reproducimos aquí, con su título original, un extracto de las conversaciones. Y sus condiciones fueron: poder retirarse en su patria, en paz, junto con sus seguidores. “¡En paz”!, provocaba la risa de medio mundo. ¡“Villa en paz, jaja”! Pidió la hacienda de Canutillo, lejos, en las montañas de Durango. ¿Dónde estaba exactamente Canutillo? Quise ir ahí. Un hombre viene a caballo, desmonta, se quita su hermoso sombrero. Se…
Madre sólo hay una
Héctor Zarauz Instituto Mora En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 35. A partir de los años ´20 del siglo pasado, y siguiendo una tradición estadounidense, se comenzó a festejar a las mamás en México. La festividad fue creciendo hasta transformarse en la actualidad en el día, después de la Navidad, que genera mayor movimiento comercial. Un dato significativo de la transformación de la presencia materna en el hogar es que en la actualidad un cuarto de ellas son las que lo sostienen económicamente. México es un país al que se considera particularmente festivo, en ello los motivos, direcciones y fines de las conmemoraciones son variadas. Para el mexicano la fiesta es una actividad que se desliza por distintos hábitats: el campo, los pueblos o la gran ciudad. Lo mismo transita por el camino de lo nacional que por la vereda de lo regional teniendo diversas connotaciones:…
En busca del charro
Faustino A. Aquino SánchezMuseo de las Intervenciones, INAH En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 35. A finales del siglo XVIII la charrería estaba extendida, lo que habla de la antigüedad de su origen. Incluso un siglo antes se señalaba a bandas de hombres a caballo que en las grandes extensiones del occidente de México llevaban una vida libre y semisalvaje. Sin embargo, el nombre de charro no se refleja en los textos de los autores del XIX, pero sí el de ranchero. Visto durante dos siglos como la imagen por antonomasia de la mexicanidad, el charro y la charrería han sido, sin embargo, dejados de lado por la historiografía, de modo que actualmente los libros sobre el tema son muy escasos y más aun los que pudieran considerarse serios. El charro y la charrería están en nuestros días tan desprestigiados que se cuestiona su legitimidad como…
Glorias y penurias del Teatro Toro de Campeche
José Manuel Alcocer Bernés Cronista de la ciudad de Campeche En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 21. Construido hace más de 180 años, pretendía tener un lugar en la escena nacional. La aristocracia local lo usó para sus fiestas, pero también tuvo a la compañía de Placido Domingo en su escenario. Acabó como cine hasta que hace algunos años fue restaurado. Hacia 1832, el gobernador de Yucatán, avecindado en el puerto de Campeche, Francisco de Paula Toro, quería construir un teatro que pudiera darle a los habitantes de la ciudad acceso a las manifestaciones artísticas de la época. Campeche le recordaba a su natal Cartagena y el general pretendía que alcanzara el carácter cosmopolita de las grandes ciudades de la época. El primer paso del cuñado del presidente de México, Antonio López de Santa Anna, fue reunir el dinero para la obra. Se formó una sociedad…
La redención de La Güera
César Alejandro Martínez Núñez Facultad de Filosofía y Letras, UNAM En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 21. Los últimos días en la vida de María Ignacia Rodríguez de Velasco fueron de expiación. Quiso reparar algunos momentos de su vida afectiva que tanto le dolían, en los oídos de su nieta Guadalupe, monja del convento de Santa Teresa. Algo de paz, pareció recuperar María Ignacia sabía que la muerte estaba cerca. Las señales no requerían aparentemente de mayor tacto: estaba enferma, cansada y lo más importante, era vieja. Después de tantos años de ocultar su verdadera edad llegó a convencerse de que tenía cuando mucho cincuenta. Pero durante su enfermedad decidió no engañarse más; hizo las cuentas correctas y para entonces, 1850, iba a cumplir 72 años. El peso de la verdad se le vino encima. De un día para otro, aquellos molestos achaques se convirtieron en…
“El Mixcoac de mis recuerdos…”
Graziella Altamirano Instituto Mora En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 12. Las reminiscencias de la señora Guadalupe Martínez de Ritz sobre su infancia en el Mixcoac de los años veinte del siglo pasado, comprenden la entrevista que presentamos a continuación. Se refieren al pueblo de los apacibles callejones y nuevas calzadas; el de los establos y huertas de árboles frutales; el de los jardines e iglesias; el que ya era recorrido por los nuevos tranvías eléctricos y en el que se detenían los trenes que iban a los pueblos más alejados que rodeaban la ciudad. El Mixcoac del legendario barrio de San Juan con su placita llena de plantas, su Santuario de la Virgen de Guadalupe y la vieja y adusta casona decimonónica que fuera hogar del prócer liberal Valentín Gómez Farías, y que ahora alberga al Instituto Mora. El relato está salpicado de anécdotas y vivencias,…
Una mirada a la Plaza Mayor de México en el siglo XVIII
Es posible que no exista mejor manera de saber cA?mo era la vida cotidiana en la ciudad de MAi??xico en el periodo colonial que acercA?ndose a La Plaza Mayor de MAi??xico en el siglo XVIII, pintura anA?nima al A?leo sobre tela, de gran formato (2.66 x 2.12 m.), que se encuentra resguardada por el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec.
Una boda por conveniencia
Una noche del ya lejano aAi??o de 1878, en el nA?mero 5 de la calle de San AndrAi??s (hoy Tacuba) en la Ciudad de MAi??xico, Carmen Romero CastellA? despertaba de una horrible pesadilla en la que, como escribiA? a su padrino unos dAi??as despuAi??s, vestida de novia y ya en camino para el templo, aparecAi??a una nube que deshaciAi??ndose en tempestad dejaba escapar un rayo que fulminaba a Pepe, quien iba sonriAi??ndose con inefable ternura.
La identidad nacional en las novelitas mexicanas de la primera mitad del siglo XIX
A?CA?mo eran los mexicanos despuAi??s de la Independencia? A?CA?mo se describAi??an a sAi?? mismos? Hoy en dAi??a es comA?n escuchar que los mexicanos somos alegres, cariAi??osos, informales, flojos, toda una serie de estereotipos que pretenden describir la identidad nacional.