Archivo de la etiqueta: Porfirio Díaz

Ana Rosa Suárez Argüello Instituto Mora En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 62. Los atropellos de los gobiernos estadunidenses en el cumplimiento del tratado de Guadalupe Hidalgo hicieron de Cortina un líder de la resistencia de los mexicanos de la frontera durante varias décadas. Porfirio Díaz lo encarcelaría al final de su vida, sin una razón aparente. De esos días y otros, habla en una entrevista que le realizara El Pabellón Español. Juan Nepomuceno Cortina nació en Camargo, Tamaulipas, el 16 de mayo de 1824, tres años después de que México alcanzara su independencia. Descendía de una familia prominente, dueña de una gran propiedad ganadera en la región que se extiende entre el sur del río Nueces y el norte del Bravo y que incluía la comarca que circunda la ciudad de Brownsville. A raíz de la invasión estadunidense, Cheno, como le decían, se alistó en…

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Revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 60 La portada de este número de BiCentenario huele a pan fresco. Fresco en términos históricos. Si en nuestras ediciones hemos apostado a historias que han marcado capítulos de época, en este caso nos adentramos a un pasado mucho más cercano, de tan sólo once años. El movimiento estudiantil #YoSoy132 irrumpió en mayo de 2012 como una bocanada de aire revitalizado para la política del país, apuntando a las elecciones presidenciales de julio de ese año. Parido en las redes sociales, fue una muestra de cambio de tiempos en todo sentido. En el siglo de la era digital, el poder era interpelado en la figura del candidato del establishment, y lo hacía desde el interior de una universidad privada, a diferencia de lo que fue en décadas anteriores la protesta estudiantil surgida en los claustros de la universidad pública. Y si bien…

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Ana Rosa Suárez Argüello Instituto Mora Revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 60 A dos años de asumir el primer gobierno, y con las relaciones con Estados Unidos bien encaminadas, el general ofreció una entrevista donde abordó temas como la seguridad de la frontera, reclamos de empresas y la necesidad de acuerdos económicos. Aquí la reproducimos. Hacia las diez de la mañana del jueves 16 de noviembre de 1876, el ejército federal se enfrentó con las fuerzas que combatían bajo las órdenes del general Porfirio Díaz en la hacienda de Tecoac. La batalla fue extenuante y duró varias horas. Seis horas después, el arribo de la columna encabezada por el general Manuel González decidió el desenlace de la batalla y la derrota del régimen de Sebastián Lerdo de Tejada quien, al otro día, partió junto con sus ministros rumbo al exilio en Nueva York. Díaz entró a la…

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Joaquín E. Espinosa AguirreDoctorado en Historia Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 53. Durante muchos años el título de paternidad de la patria lo habían compartido Hidalgo e Iturbide. Pero en los festejos por el centenario del proceso de independencia de 1910 y 1921 se consumó, en gobiernos tan disímiles como los de Porfirio Díaz y Álvaro Obregón, el destierro del militar del lugar de los hombres ilustres entre los héroes de la gesta de emancipación. El año 1921 determinó el final de una de las más complicadas relaciones dentro de la historia patria: la de Agustín de Iturbide y los mexicanos. Si bien durante el siglo XIX su figura histórica había coexistido con la del resto de los héroes nacionales –Miguel Hidalgo, principalmente–, sería en las celebraciones que llevaron a cabo Porfirio Díaz en 1910 y Álvaro Obregón…

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Fausta Gantús y Alicia Salmerón Instituto Mora En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 34. ¿Las elecciones en el México del siglo XIX carecían de significado y estuvieron siempre marcadas por manipulación y vicios? No ciertamente. Se llevaban a cabo con regularidad, aun en momentos de guerra, y tenían un papel fundamental en la vida política del país. Sentado en el sillón presidencial y estratégicamente parapetado tras un sólido muro, que a la vez que lo esconde, lo protege, Porfirio Díaz sostiene y hala la cuerda que mueve al títere que representa al ciudadano votante que deposita su boleta en la urna. La urna se encuentra sobre la mesa electoral atendida por un par de contentos individuos, cuyo aspecto remite a los sectores medios urbanos y rurales. El voto que emite el ciudadano-títere es la supuesta expresión de la “voluntad nacional”. Y la “voluntad nacional” no es…

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Cristina Sacristán Instituto Mora En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 33. Las buenas intenciones de concentrar en un lugar a los enfermos mentales de la ciudad de México en 1910, se fueron disipando progresivamente hasta que casi seis décadas después fue cerrado. El manicomio como modelo terapéutico basado en el encierro es el mejor ejemplo de lo que no se debe hacer en salud mental. Cuando en 1881 el gobierno de México proyectó por primera vez construir un manicomio moderno para la capital de la república, convocó a una comisión de tres médicos para que respondieran por escrito a la siguiente pregunta: ¿convendría establecer un manicomio en el que estuviesen reunidos los dos hospitales de hombres y mujeres dementes que hay en la actualidad y en qué lugar quedaría convenientemente situado? Aunque quizá nosotros pensemos hoy que las dudas sobre la ubicación del manicomio y la…

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Graziella Altamirano Cozzi. Instituto Mora Revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 28. Una serie de postales con imágenes de la Decena Trágica y comentarios sobre aquellos momentos de incertidumbre, así como fotos de viajes por Europa a principios del siglo XX, fueron encontradas por casualidad entre las comisuras del elevador de un hotel del centro capitalino. Entre ellas había retratos desconocidos junto a Porfirio Díaz.   Hace algunos años, cuando se llevaba a cabo la remodelación de un viejo hotel del centro histórico de la ciudad de México, al desmon­tar el antiguo elevador que sería cambiado por uno nuevo, quedó al descubierto un pequeño sobre que se encontraba atorado en un reco­veco de la maquinaria. Uno de los trabajado­res lo entregó al contratista encargado de la colocación, quien al conocer su contenido y, sabiendo mi gusto por la historia, amable­mente me lo obsequió. Se trataba de un…

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Carlos Tello Díaz En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 27. Presentamos un extracto del libro Porfirio Díaz, su vida y su tiempo, de Carlos Tello Díaz, que la editorial Debate publicará próximamente. El 3 de mayo en la noche, día de nuestro arribo a Puebla, el general en jefe don Ignacio Zaragoza detuvo en su alojamiento a los generales que sucesivamente llegábamos a darle parte de las novedades del día y de la marcha, escribió Porfirio. Cuando nos habíamos reunido los generales don Ignacio Mejía, don Miguel Negrete, don Antonio Álvarez, don Francisco Lamadrid, don Felipe B. Berriozábal y yo, nos manifestó el general Zaragoza que la resistencia presentada hasta entonces era insignificante para una nación como México. Zaragoza tenía su cuartel en la iglesia de los Remedios, al este de la ciudad, por la salida del camino a Amozoc –una iglesia fortificada como todas, en…

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Donají Morales Pérez Instituto Mora En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 24. Disfrutar de una buena mesa fue una de las maneras en que se establecían vínculos y se decidía en política. El despliegue culinario que se dio a lo largo del gobierno de Porfirio Díaz nos ofrece un claro ejemplo de la intencionalidad política de estos encuentros. Los banquetes, más que una ocasión, son el pretexto, un momento breve para festejar, conmemorar, halagar y sin duda para discutir y conspirar. Un espacio muchas veces vinculado a la política en el que se busca complacer para velar pretensiones y donde la buena comida termina por ser parte de lo que se ofrece. Conocidos o muy escuchados son aquellos que tuvieron lugar en la época de don Porfirio Díaz, al igual que la manera en que este último fue olvidando sus principios de sobriedad y de no…

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Maddelyne Uribe Delabra Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 22. El regreso a México de Carmen Romero Rubio no pasó desapercibido ni en silencio. La viuda de Porfirio Díaz fue recibida con entusiasmo por viejos porfiristas, muchos curiosos y una prensa halagadora a pesar de más de dos décadas de exilio. Sin otro interés más que pasar en paz la vejez, vivió con cierta modestia durante más de nueve años en una casa de la colonia Roma, sosteniendo una vida social austera. Sonaban las campanas del mediodía del 1 de noviembre de 1934, cuando el trasatlántico francés Mexique atracó en el puerto de Veracruz. Congregada en el muelle, la más distinguida sociedad porteña acudía con ramos de flores y presto entusiasmo para dar la bienvenida a doña Carmen Romero Rubio, viuda de Díaz, tras casi 20 años de exilio en…

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