Los presos y el Centenario
Diego Pulido Esteva / El Colegio de México BiCentenario #9 Los redactores de El Diario recibieron en la primavera de 1910 la que consideraron una conmovedora carta suscrita por cincuenta y dos presos de Puebla, quienes en nombre de todos los reclusos del estado pedían apoyo para que se les redujeran sus penas con motivo del Centenario. Lejos de ser éste un hecho aislado, la carta se sumaba a una petición generalizada de indulto a lo largo y ancho del país. La expectativa de los presos era clara: recibir la gracia del Ejecutivo que mediante el perdón –decían– emularía las gestas heroicas de los insurgentes. Con toda seguridad no era algo que estuviese en todos los periódicos. Ventilaba un asunto oculto, tan oculto quizá como la voz de los presos en la sociedad, una voz de rastros exiguos para el historiador. En este sentido, las peticiones de indulto invitan a…
¡Hacer cañones para la libertad! Artillería artesanal en los albores de la independencia
Eder Antonio de Jesús Gallegos Ruiz BiCentenario #9 Una buena manera de acercarse a la problemática militar de la primera fase de la guerra de Independencia es la de plantear que la sublevación comenzó sin que los insurgentes dispusieran de armas apropiadas para pelear. Recordemos sólo una de los tantos relatos sobre su salida del curato de Dolores la madrugada del 16 de septiembre de 1810: “Los indios […] se adhirieron a Hidalgo, yendo todos a armarse, unos con lanzas, machetes y hondas que les entregó Hidalgo, y otros con las mismas armas, arcos, flechas y garrotes que ellos se procuraron.” Pero como la necesidad es la madre de la inventiva, jefes y combatientes rebeldes se sirvieron de ella para armarse mejor y disponer incluso de artillería, la mejor expresión de la tecnología bélica en el siglo XIX. No de balde la palabra “artillería” proviene de la raíz latina Ars,…
¡Manos arriba! El bandolerismo durante la guerra de Independencia
Al estallar la revoluciA?n de 1810, los A?nimos exaltados tanto como la indisciplina y el desor den que se fueron extendiendo facilitaron los movimientos de los bandidos.
Modas y censura en la época de la independencia
Un articulista anotA? en el periA?dico Diario de MAi??xico: ai???Aunque en todos los tiempos haya reinado la moda, en el presente estA? sobre muy distinto pie su imperio: antiguamente mandaba el gusto en la moda; y hoy manda la moda en el gusto.ai??? Si bien estas palabras podrAi??an describir el impacto que las modas tienen en la sociedad actual, se publicaron en 1806 y su autor intentaba demostrar que ejercAi??an un amplio dominio en el estilo de vida de su Ai??poca.
De cómo se comía en la Ciudad de México hacia 1800
Resulta difAi??cil de creer, a la fecha, que durante la Colonia, la dieta de todos los capitalinos estuviera centrada en las carnes de matadero ai??i??como el carnero, la res y el cerdoai??i??, el maAi??z, el trigo y el pulque, bebida diaria y popular por excelencia.
Correo del lector #9
Leer Desde mi sA?tano de Manuel OlimA?n me transmitiA? la reacciA?n de quien siente quAi?? leyes impuestas por el gobierno en turno amenazan sus convicciones mA?s Ai??ntimas y estA? dispuesto a dar la vida para defender su legAi??tima libertad.
Me parece que el autor deja en claro que, por debajo del gran ai???edificio histA?ricoai??? que forman las decisiones polAi??ticas, las frAi??as cifras estadAi??sticas o los escuetos resultados bAi??licos, se ocultan entraAi??ables experiencias humanas individuales, las que mA?s nos conmueven, que sustentan el devenir y un historiador sensible nos supo comunicar desde el ai???sA?tano de la historiaai???.
Editorial #9
Presentamos un nA?mero especial dedicado a la conmemoraciA?n de la Independencia. No se trata de
celebrar sin mA?s los acontecimientos y los hAi??roes, sino de recordar lo sucedido de manera crAi??tica, de conocer
de quAi?? manera los grandes episodios de la historia alteraron la vida de todos los mexicanos. Queremos
acercarnos a la historia de un paAi??s dividido entre realistas e insurgentes, nacientes ciudadanos criollos y
mestizos y grupos indAi??genas segregados, entre unos cuantos acaudalados y una ingente cantidad de pobres,
una desigualdad tan grande que sorprendiA? a Alejandro de Humboldt cuando visitA? la Nueva EspaAi??a en
1803.