Alimentación que nos mejora la vida
Lucy Anita Camberos Luna Universidad del Valle de México, Campus Coyoacán En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 65 Las malas praxis que solemos realizar con los alimentos, propias del estrés de la vida diaria, nos llevan a mediano plazo a afectar nuestra salud. Reflexionar sobre frecuencia y consciencia en nuestros hábitos alimenticios pueden marcar el inicio de una transformación para nuestros cuerpos. La rutina para buena parte de los mexicanos que viven en las grandes ciudades del país consiste en madrugar para destinar de dos a cuatro horas de transporte hasta el trabajo. Se ocupan en él con poca oportunidad de pausa para comer en calma, relajarse o registrar cómo están su mente y cuerpo. Al regresar a casa, el cansancio físico y mental los incita a descansar y comer cualquier cosa que sacie el hambre rápidamente. Pensar en cocinar, hacer ejercicio, leer un libro puede…
De cómo la gente se agolpaba para comprar carne a principios del siglo XIX
Hoy en dAi??a, cuando la carne tiene un precio tan alto que resulta inaccesible para las grandes mayorAi??as, apenas se puede creer que en el siglo XVIII y hasta los primeros meses de la insurgencia, fuera uno de los productos de mayor consumo y menor precio para los habitantes de la ciudad de MAi??xico.
El día de Reyes en México
Cuenta Guillermo Prieto en sus Cuadros de Costumbres que la vAi??spera del DAi??a de Reyes no habAi??a casa en la que los niAi??os no actuaran como niAi??os obedientes, pidiesen permiso para todo y fueran amables con las visitas, haciendo asAi?? mAi??ritos para recibir los juguetes que antes pidieron a los Reyes Magos y no la tarjeta negra que solAi??an dejar a quienes se comportaron mal, mientras a escondidas los padres discutAi??an respecto al obsequio que cada hijo iba a recibir.
De cómo se comía en la Ciudad de México hacia 1800
Resulta difAi??cil de creer, a la fecha, que durante la Colonia, la dieta de todos los capitalinos estuviera centrada en las carnes de matadero ai??i??como el carnero, la res y el cerdoai??i??, el maAi??z, el trigo y el pulque, bebida diaria y popular por excelencia.
LAS PULQUERÚAS DE LA CIUDAD DE MÉXICO DURANTE EL SIGLO XIX
Si pudiAi??ramos imaginar una pulquerAi??a del siglo XIX, el resultado se asemejarAi??a a una de las descripciones que hizo el escritor Guillermo Prieto en Memorias de mis tiempos: Un jacalA?n inmenso con techo de dos aguas formado de tejamanil sostenido por vigones y bases de piedra. Uno de sus lados da al aire libre, otro lo forman tablones gruesos, con mesas corridas y sillas bajas de tule. El suelo es de tierra apisonada y se cubre a veces con un poco de aserrAi??n, A?ptimo para jugar rayuela sobre Ai??l.