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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 42. De niños no necesitamos demasiado contexto para movernos y actuar. Sin miedo y allá vamos, sin temerle a lo diferente y a lo desconocido. Eso viene más tarde. La curiosidad nos envalentona y si los que tenemos alrededor, madres, padres, familia, nos dan confianza, elevarán la motivación. A ciegas vamos por descubrir un mundo desconocido que abra puertas a la inquietud y a las expectativas. Una manera de alentarlo nace de mostrarnos cómo somos y qué tenemos, con la ilusión también de recibir algo a modo de intercambio, para atesorar lo inédito, único, emblemático. Del otro lado, el adulto retribuye de igual manera, agita el interés en su proyección de figura singular para quienes lo rodean, el niño que alguna vez fue lo interpreta, aporta una mínima palabra que incite a la comunicación, frases de un mundo lejano a…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 58. En la ciudad han caído cinco centímetros de nieve. Los defeños de Contreras, La Magdalena y San Ángel observan extasiados el fenómeno sorpresivo que cae sobre la ciudad. Había empezado a las ocho de la noche y pronto hubo fiesta en las calles. O, mejor dicho, ganas de mojarse los zapatos. ¿Quién podía recordar un fenómeno así? Los mayores se acordaban que antes de la revolución. Los diarios del día siguiente precisaron febrero de 1907. Otros hablaban de 67 años para que coincidiera con otra ocasión en marzo y aquella frase de febrero loco, marzo otro poco, tuviera una vez más razón de repetirse. Ese jueves 14 de marzo de 1940 que amaneció frío y gris, trajo viento y junto a él la lluvia fina, antesala de los copos de nieve. Mala hora para nevar, la noche. Al menos…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 52. La paradoja del migrante está en que la riqueza a la que aspira se nutre de las acechanzas de oportunistas y pendencieros, de las miradas de exclusión y la humillación de favores, los soles lapidarios y los fríos extenuantes, del peso de la esperanza cimentado sobre el infierno del pasado, de quedar anclado con un pie en cada lado. Posiblemente, poco de esa riqueza oteada sobre el firmamento llegará a disfrutar. Como esos autores que no obtienen reconocimiento en vida o los luchadores sociales a los que alguien pone punto final como si pudiera echar atrás el miedo a cambiar, el migrante o inmigrante (según dónde esté el ojo que lo vea), recogerá en hijos y nietos las ilusiones creadas sobre un tiempo desmembrado. La diáspora, el exilio, el refugio pueden ser individuales o colectivos: de los braceros de…

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Revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 54. Al mundo no le faltan niñas ni niños. Es una verdad de Perogrullo. En 2021 somos algo así como 7 800 millones de habitantes en el planeta. Nada más que en el primer trimestre del año nacieron unos 31 000 000 de bebés. Y aunque las tasas de nacimiento anuales han bajado de manera considerable –algo así como 26% desde que fue tomada esta imagen en la ciudad de México en 1968–, sabemos que del salto de estos números fríos a la posibilidad de satisfacer las necesidades de niñas y niños, se trata de otro cantar. A los adultos nos cuesta ver el drama en los demás. Lo resolvemos con mirar a un costado y esquivarlo. Hay fotos que hablan de esperanza, de éxitos, de la belleza o de la muerte. Pero también hay otras que duelen y desarman. Que no…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 56. Le habrá pasado a usted en la infancia. Jugar con los brazos extendidos a rodear el árbol del patio de nuestra casa o de un parque cercano. En el Chapultepec de 1910 era parte del paisaje de cada fin de semana. Sin embargo, con el paso del tiempo, el juego perdió su candidez. Algunos creativos cubren de cemento la base de un árbol añejo y exuberante para impedir su expansión o que el agua filtre hacia sus raíces. Un día llegan los empleados de la alcaldía y quitan aquella crueldad. Parece una obra digna de aplaudir. Pero ¡oh, sorpresa!, un mes después regresan y lo talan. Un par de horas para acabar con décadas de vida. Si más saña es posible, dejan el corte a la vista, y cubren el tronco fuerte y resistente –una circunferencia del tamaño de…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 50. En su mirada taciturna y una parada inquieta –como si acabara de pasar por el puesto de periódicos y se dispusiera a ir al café con los amigos, pero que se encontró con el fotógrafo de la ciudad y lo puso a posar–, este hombre bien podría pasar por comerciante, hacendado o director de escuela. Estoy de paso, apúrese amigo –parece decir–, que el sol quema y no traigo este sombrero de adorno. Se lo ve relativamente joven, apenas pasados los cuarenta años. No se trata de un vecino anónimo de la colonia Roma, de la ciudad de México, si a la arquitectura de la casa a sus espaldas nos remitimos; ni tampoco de San Antonio, Texas, donde fue tomada la imagen. Aureliano Urrutia Sandoval tenía poco tiempo en esta última ciudad, un lugar al que al parecer llegó…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 48. “Mujer delincuente en la ventanilla de una prisión”, señala la ficha de la Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). No obstante, la imagen parece representar el traslado de la inculpada a la comandancia de policía en un transporte de dicha corporación. Ella, la indígena enrebozada, de mirada triste y resignada ve desde su asiento, a través de la pequeña ventana, cómo queda atrás su libertad. ¿Por qué la llevan presa? Saberlo es prácticamente imposible. El delito es un hecho de causas múltiples, resultado de fuerzas antisociales, y la pena un mal necesario cuya finalidad es conservar el orden social. ¿Sería vendedora a la que le decomisaron su mercancía por vender, sin permiso, en la vía pública? ¿O quizá se la llevan por ser mujer, indígena y pobre? ¿Tendría hijos? Y de ser así ¿habría cometido…

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Revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 46. ¿Qué ven con asombro esos dos transeúntes?, ¿se preguntarán si es, quizá, un camión blindado?, ¿tal vez un prototipo de tanque de guerra? Usted lector ¿qué imagina? El ingenio mexicano es proverbial por su habilidad para improvisar y salir airoso al resolver, sin herramientas adecuadas, problemas mecánicos o manuales, o crear artilugios como por arte de magia. ¿Será el caso? Desde luego existe la posibilidad de que sea uno de los primeros autos blindados. Es, sin lugar a duda, un vehículo militar, aparatoso por fuera y reducido e incómodo por dentro. El 13 que luce en el costado puede indicar dos cosas: número de serie o de la suerte, misma que se necesitaría para salir airoso, con semejante armatoste, de algún enfrentamiento bélico. Sabemos que el gobierno de Victoriano Huerta negoció con una compañía italiana la compra de dos transportes…

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Darío Fritz BiCentenario En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 44. Hay fotos que gritan, otras que nos hielan o entristecen, están las que nos aburren, las que injurian, desatan una carcajada, nos cargan de nostalgia o explotan en insultos. Hay fotos como esta que destellan por el silencio. Hasta el vuelo de una mosca se escucharía allí. Tanta concentración de las muchachas, si acaso hace sonar pausado el tecleo de sus máquinas. Unas leen distantes e inexpresivas, como la del fondo que al parecer camina parsimoniosa, la de la izquierda y sentada se empalaga con el texto sobre su escritorio, otra se detiene parada a dictar con lentitud, como diciendo con su mano apoyada sobre la adolescente que no se preocupe, poco a poco saldrá todo bien, si pone esmero y paciencia. ¡Tú puedes! Y es que tampoco esa tarea mecánica se resolvía con facilidad a…

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Darío Fritz BiCentenario En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 41. El mecánico con sus llaves, el carnicero con sus cuchillos, el herrero con sus pinzas, el tornero con sus martillos. Con todas las herramientas a la mano nuestro hombre de la foto podría ser tomado como tal. Los utensilios sobre la mesa, las mangueras suspendidas sobre la pared al fondo, alguna tubería bajando del techo y el artefacto junto a la ventana destinado quizá a apretar algo desconocido. Hay fotos que confunden y engañan como esta. No es el caso de las clásicas luces en el cielo que algunos inspirados se figuran invasiones extraterrestres, pero el paso del tiempo y el blanco y negro ayudan a cuestionar las apariencias y lecturas. Por suerte el señor trae bata, algo arrugada y con manchas –mecánico no, podríamos conjeturar, porque ya se la hubiera acabado por completo–, y el…

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