De cómo la gente se agolpaba para comprar carne a principios del siglo XIX
Hoy en dAi??a, cuando la carne tiene un precio tan alto que resulta inaccesible para las grandes mayorAi??as, apenas se puede creer que en el siglo XVIII y hasta los primeros meses de la insurgencia, fuera uno de los productos de mayor consumo y menor precio para los habitantes de la ciudad de MAi??xico.
LAS PULQUERÚAS DE LA CIUDAD DE MÉXICO DURANTE EL SIGLO XIX
Si pudiAi??ramos imaginar una pulquerAi??a del siglo XIX, el resultado se asemejarAi??a a una de las descripciones que hizo el escritor Guillermo Prieto en Memorias de mis tiempos: Un jacalA?n inmenso con techo de dos aguas formado de tejamanil sostenido por vigones y bases de piedra. Uno de sus lados da al aire libre, otro lo forman tablones gruesos, con mesas corridas y sillas bajas de tule. El suelo es de tierra apisonada y se cubre a veces con un poco de aserrAi??n, A?ptimo para jugar rayuela sobre Ai??l.