¿Qué fue primero: el charro o el chinaco?
Faustino A. Aquino Sánchez Museo Nacional de las Intervenciones, INAH. En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 63. En algún momento ambas expresiones parecían vincular a un mismo personaje: el hombre de campo y a caballo, blanco, sin educación. La confusión comenzó por el tipo de ropa que utilizaron los chinacos al confrontar a las invasiones estadunidense y francesa, similar a la del charro de la primera mitad del siglo XIX. La proveniencia social de cada uno marcaba las antípodas en las que se encontraban. Se suele considerar que el tipo mexicano llamado chinaco es el antecesor de ese otro tipo ecuestre llamado charro, sin embargo, lo que no se sabe es que pensar así es producto de una confusión histórica. La fuente más antigua que conocemos acerca del charro mexicano es la obra teatral titulada El Charro, del escritor costumbrista Joseph Agustín de Castro, incluida en…
Lo que llegó para quedarse: asomos de la publicidad en el Porfiriato
AsAi?? aparecAi??an dos de los cientos de anuncios publicados en La Hacienda. Obra mensual ilustrada sobre asuntos campestres y populares, revista que llegA? a MAi??xico durante los A?ltimos aAi??os del Porfiriato e incluAi??a noticias A?tiles para los agricultores, ganaderos y pA?blico en general.
La moda femenina
En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 3. En el siglo XIX El atuendo de la mujer ha variado radicalmente en los útimos dos siglos, influido por los cambios en la estética y la sensualidad femeninas. El gusto por la moda francesa, que dominaba en el mundo hispano desde la época de los Borbones se extendió hasta principios del siglo XX. Sin embargo, hubo modificaciones. Así, en el Calendario de las señoritas megicanas para el año de 1838 dispuesto por Mariano Galvá (también los de los años 1839, 1840, y 1843) se aprecian ya variaciones. Se ha dejado la rigidez del estilo barroco, con sus bordados en hilos de oro y plata, los encajes, las alhajas profusas y las pelucas empolvadas, de modo que ver en las calles una mujer así arreglada debía parecer anticuado. Se juzgaba muy elegante ataviarse según la moda neoclásica, con vestidos más sencillos de…