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José Luis Gomez El Colegio de Michoacán En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm.  20. El fotógrafo guanajuatense testificó la costumbre de una época: retratar a bebés y niños fallecidos para conservar su memoria. Aquello que era normal para la clase alta a través de la pintura, García lo masificó con la fotografía entre los sectores menos pudientes, en la segunda mitad del siglo XIX. Para guardar un recuerdo de su corta vida y celebrar la muerte de un niño en el siglo XIX y principios del XX se hizo costumbre tomarle fotos. Este ritual, conocido como la muerte niña, surgió en Europa y llegó a América en el siglo XVII. En la primera mitad del siglo XIX, a través de la pintura se representaba a los pequeños difuntos con imágenes de angelitos, como si estuvieran vivos y llegando al cielo. Ya en la segunda mitad de…

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Roberto Fernández Castro Facultad de Filosofía y Letras, UNAM En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 20. Porfirio Díaz supo aprovechar la fotografía para cuidar una imagen sin emociones ni sentimientos, de un militar frío, inquebrantable y de mano dura. Ya en la ancianidad, se retrataba como un patriarca austero y benigno. De héroe militar republicano a estadista y constructor de una nación moderna. El culto porfirista sería sustituido luego de su caída por un antiporfirismo igualmente poderoso. ¿Qué clase de persona fue Porfirio Díaz? La pregunta que el periodista y caricaturista Carlo de Fornaro se hizo, y que con tremenda saña respondió en las páginas de su libro Díaz, zar de México (1909) no puede ser extraña para un biógrafo, pero a veces lo es para el historiador, sobre todo cuando nos olvidamos de la importancia de nuestro trato con las personas del pasado, o cuando…

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Harim Benjamín Gutiérrez Márquez UAM-Xochimilco En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm.  20. Los festejos en 1960 por los 150 años de la independencia y medio siglo de la revolución mexicana se convirtieron en una autocelebración. Había logros políticos y económicos, pero a los opositores apenas se les reconocía legitimidad. Durante muchos años los restos de Francisco I. Madero yacieron en el Panteón Francés de La Piedad. Su reposo terminó el 18 de noviembre de 1960, cuando los sepultureros Vicente Alcántara Martínez y Fidel Reyes los exhumaron para colocarlos en una bolsa forrada de seda. Luego fueron puestos en una urna y entregados a sus familiares, quienes los llevaron a una capilla para celebrarles una misa; afuera, guardando las formas del Estado laico, permanecían varios funcionarios gubernamentales. Terminada la misa, una escolta militar trasladó los huesos a la Cámara de Diputados, donde los instalaron al pie de…

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Cecilia SuA?rez Trueba En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm.  20. ¿Porqué, a pesar de los peligros de muerte y complejidades del trayecto, los migrantes centroamericanos siguen intentando desesperadamente cruzar a Estados Unidos? El hambre, la falta de empleos bien remunerados, la inseguridad y la violencia en sus países de origen, entre otras muchas problemáticas, obligan a que la migración parezca ser la única opción. Fue a finales del 2006 cuando tuve la ocasión de encontrarme por primera vez con la realidad de la migración centroamericana, cuando empecé a trabajar con un sacerdote jesuita en Acayucan, Veracruz. Una mañana recibimos una llamada, solicitándonos urgentemente apoyo para dar de comer a los 200 migrantes que llegarían a la comunidad de Medias Aguas, Veracruz. La Bestia, como los migrantes conocen al tren, había estado varada por varios días y acababa de reanudar su circulación. Sabíamos que todos los migrantes…

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Eulalia Ribera Carbó Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm.  20. Cuando en 1592 se iniciaron los trabajos de jardines en lo que hoy es la Alameda capitalina, los anegamientos eran una constante. El ganado compartía el lugar con un tianguis. Durante décadas formó parte del esplendor del virreinato, el Porfiriato lo hizo uno de sus símbolos y en el último siglo los remozamientos fueron a la par de la estética de los momentos políticos. El jardín de la Alameda Central de la ciudad de México fue reabierto el 26 de noviembre de 2012 para gozo de los paseantes, con el anuncio de que, luego de ocho meses de haberle sometido a intensos trabajos de remodelación y limpieza, los mexicanos recobrábamos parte de nuestra historia. Lo cierto es que, más que recobrarla, esta última actuación en la Alameda escribió…

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Miguel Ángel Castro Instituto de Investigaciones Bibliográficas, UNAM En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm.  20. México en el año 1970 fue la segunda obra de ciencia ficción que recoge la literatura mexicana. Escrita hace 169 años, sus dos personajes hablan de una ciudad culta de 800 000 habitantes, un mundo de profesionales calificados, calles iluminadas, justicia impoluta y una paz construida con base al combate a la corrupción de los funcionarios públicos. Presentamos el cuento escrito bajo el seudónimo de Fósforos. Vale recordar el éxito editorial que tuvieron hacia finales del siglo XIX las obras de Julio Verne y, más tarde, las de H. G. Wells, que contribuyeron, sin duda, a que fueran consideradas lecturas de entretenimiento provechoso, sobre todo para los jóvenes, y le confirieron a las aventuras científicas, sin proponérselo tal vez, un lugar destacado y propio en la cultura escrita al arranque del…

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Amaranta Hernández Rodríguez Facultad de Filosofía y Letras, UNAM En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm.  20. La obra del pintor guanajuatense fue descubierta algunas décadas después de fallecido. Autodidacta, de profundas raíces campesinas, su vida meticulosa la trasladó a la pintura en retratos que han recorrido el mundo. José Hermenegildo de la Luz Bustos Hernández, mejor conocido como Hermenegildo Bustos, nació el 13 de abril de 1832 en Purísima del Rincón, un pueblo ubicado al oeste del estado de Guanajuato, habitado en su mayoría por otomíes como él, quienes vivían principalmente de la agricultura, la alfarería, la elaboración de mantas de algodón, sombreros de lana y de palma. Era un pueblo de tintes liberales, que si bien se involucró poco en las luchas armadas que entonces dividían al país, se precia de haber albergado a personalidades como Benito Juárez, quien, hacia 1858, en plena guerra de…

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Gerardo Gurza Lavalle / Instituto Mora BiCentenario # 8 Las guerras siempre cambian la vida de la gente. En la mayoría de los casos, las más afectadas son las poblaciones directamente involucradas en el conflicto. Sin embargo, los choques armados muchas veces tienen repercusiones capaces de alterar la forma de vida de poblaciones situadas a una distancia lejana de los lugares donde luchan los ejércitos. Eso fue lo que sucedió en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas durante la Guerra Civil en Estados Unidos (1861-1865). Es bien sabido que los estados del norte y del sur de la Unión americana libraron una guerra larga y sangrienta en torno al problema de la esclavitud, pero el hecho de que este conflicto afectara tan hondo la región noreste de México es menos conocido. La lucha entre el Sur esclavista y el Norte libre empezó en abril de 1861. En noviembre del año anterior,…

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Requel Alfonseca Arredondo / Facultad de Filosofía y Letras, UNAM Revista BiCentenario #19 La historia de las ascensiones aerostáticas ha producido aventuras plagadas de excentricidades, desde propuestas para adiestrar águilas y usarlas a manera de cuadrillas de caballos, hasta globos construidos con grandes remos y timón simulando un barco. También se dio el caso de un duelo en el aire, cuando en el París de 1808 dos caballeros decidieron terminar con sus diferencias enfrentándose cada quien en su aeróstato. El lance consistía en reventar con la espada el globo del contrincante, como efectivamente sucedió, ya que el perdedor cayó desde una gran altura matándose en el acto. ¿Quién no ha soñado alguna vez que vuela movido por el impulso de sus brazos? El ser humano históricamente ha intentado dominar su entorno, sin embargo el cielo, con su calidad etérea, se lo negó por mucho tiempo. La búsqueda de respuestas a…

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Víctor Villavicencio Navarro / Facultad de Filosofía y Letras, UNAM Revista BiCentenario #19 Durante el otoño de 1861, José Manuel Hidalgo y Esnaurrízar se encontraba acomodado plácidamente dentro de la alta sociedad de la capital francesa. Para entonces, habían pasado poco más de trece años desde que abandonó México, tras haber sido incorporado al servicio exterior como recompensa a su participación en la batalla del convento de Santa María de Churubusco, donde, según el presidente Manuel de la Peña y Peña, prestó “desinteresados servicios en la guardia nacional”, batiéndose con valor y bizarría frente a las tropas invasoras estadounidenses en aquel lejano 1847. Comenzó entonces una larga carrera diplomática, que se caracterizaría en buena medida por la fortuna y la casualidad. “- ¿A dónde tan de prisa, paisano? -Voy en busca de una nueva patria…” Caricatura de Escalante en La Orquesta, 1866. Su primer nombramiento fue el de secretario en…

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