Una lección de historia. La Revolución Mexicana en la pintura mural

Una lección de historia. La Revolución Mexicana en la pintura mural

Guadalupe Villa Guerrero – Instituto Mora

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 1.

David Alfaro Siqueiros (1896-1974), nació en Santa Rosalía Camargo, Chihuahua. ingresó a la Academia de Bellas Artes de San Carlos a mediados de 1911. Posteriormente, en 1914, se incorporó a la revolución sumándose a las fuerzas del Cuerpo de Ejército del Noroeste, bajo las órdenes del general Manuel M. Diéguez, jefe de la División de Occidente. En 1919 el gobierno de México lo envió becado a Europa a continuar con los estudios interrumpidos en Bellas Artes. De regreso en México, se involucró –a partir de 1924– activamente en las luchas obreras. Su incorporación al Partido Comunista y su actividad partidaria lo llevó a prisión en varias ocasiones –por cuestiones políticas–. Vinieron después su destierro a Estados Unidos, su viaje a España y su incorporación al Ejército Republicano Español en la 82a brigada mixta (Teruel), para posteriormente pasar a la 46a Brigada Motorizada en el frente de Extremadura. regresó a México en 1944. Miembro prominente del Partido Comunista, siguió sus actividades como agitador sindical y político que le valieron volver a Lecumberri. Como pintor alcanzó fama internacional por sus obras de caballete, frescos y grandes murales que pintó en diversos edificios públicos, entre ellos el de la Escuela Nacional Preparatoria, el del Palacio de Bellas Artes y el del Museo Nacional de historia. Su última obra fue El Poliforum Siqueiros iniciada en 1970 en la Ciudad de México.

0. El primer mural

El trabajo que Siqueiros realizó para la Sala de la Revolución en el Castillo de Chapultepec no fue continuo. El artista participó durante 1959 en varias manifestaciones encaminadas a obtener la libertad de Demetrio Vallejo –dirigente ferrocarrilero– y otros activistas presos; dictó conferencias en las que criticó acerbamente la política laboral del gobierno y fue acusado, entre otros delitos, de disolución social, por lo que se le encarceló en el llamado Palacio Negro de Lecumberri. En 1964 se le concedió el indulto y en 1967 concluyó el mural que constituye, indudablemente, una obra maestra tanto por su plasticidad como por su síntesis didáctica. Siqueiros no pinta la revolución Mexicana sino sus antecedentes y, sobre todo, a los precursores e ideólogos que con su influencia o acción directa la hicieron posible.

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