José Manuel Alcocer Bernés
Cronista de la Ciudad de Campeche
En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 11.
Hablar de la Revolución mexicana es hacer mención de los acontecimientos que tuvieron lugar en el centro y norte del país. Son muy pocos los testimonios que relatan lo que ocurrió en el sureste. En estas páginas me ocuparé de aquellos que tuvieron lugar de 1909 a 1913 y tienen que ver con el curso que tomó la Revolución en el espacio entonces tan alejado de Campeche (puerto y entidad), que por su situación geográfica pareció mantenerse ajeno a la turbulencia en el resto del país.
Francisco I. Madero visitó el puerto campechano durante su gira electoral, en junio de 1909. El gobernador porfirista, Tomás Aznar Cano, hizo lo posible por boicotear su presencia, impidiendo cualquier manifestación de apoyo. Los habitantes de la ciudad fueron intimidados mediante el uso de la fuerza pública, aunque el grupo maderista dirigido por Tarquino Cpardenas logró organizar un mitin nocturno en el recién inaugurado Circo Teatro Renacimiento. Aunque lamentablemente no tuvo el éxito esperado, los amedrentados campechanos no acudieron en el número esperado, los jóvenes que sí lo hicieron se entusiasmaron con el candidato, aplaudieron el discurso en el que Madero se refirió a los males de México: la larga permanencia de Porfirio Díaz en el poder y la necesidad de un cambio y lo corearon con mueras al dictador. El poeta Salvador Martínez Alomía recitó unos versos que cantaban al valor de sus coterráneos: “Campeche, tú fuiste bueno, Campeche, tú fuiste bravo y nadie te puso freno, vergonzoso del esclavo”. Entre los presentes se hallaban Calixto Maldonado, Urbano Espinosa, José de Jesús Cervera, Joaquín Mucel y Manuel Castilla Brito, quienes más adelante formarían el club de simpatizantes de Madero. La fascinación experimentada por la juventud local fue muestra de cómo los campechanos participaban del ambiente político que se respiraba en el país.
¿Cómo se fue dando la Revolución en Campeche? En 1907 había sido electo como gobernador Tomás Aznar Cano, hijo de uno de los fundadores del estado como entidad soberana y alumno distinguido del Instituto Campechano. Durante su gestión se sintieron los primeros vientos insurrectos que dislocarían la vida provinciana de Campeche. Al iniciarse el movimiento revolucionario que cambiaría el panorama político nacional a fines de 1910, Aznar no pudo entender o adaptarse a los nuevos tiempos que planteaban una democracia y urgían cambios. Antes de concluir el año, pidió un permiso indefinido, abandonando el estado con toda su familia rumbo a la ciudad de México, de donde nunca volvió. Su marcha trastornó la vida política; hubo varios gobernadores interinos, lo que habla de la gran inestabilidad reinante, a la par de la agitación en todo México.
El gobernador interino José García Gual convocó a elecciones en abril de 1911, para el periodo 1911-1915. Cuatro contrincantes se lanzaron a la contienda; al final sólo quedaron dos: Carlos Gutiérrez Mac Gregor, quien representaba los viejos intereses porfiristas y había sido gobernador, y Manuel Castilla Brito, que encarnaba a la nueva generación: era hijo del ex gobernador Marcelino Castilla, autor de la primera ley de educación del estado e identificado con la causa de Madero a tal grado que José María Pino Suárez le daría la comisión de organizar la revolución en Campeche; esto lo convirtió en promotor del movimiento maderista en esta ciudad y deja ver la participación local en las redes revolucionarias que existían en la república.