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Opresión. Pérdidas. Dolor. Reconstrucción. Vivir el destierro. Ana Esther Urquizo En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 57. Sólo en aquel momento tuve conciencia de cuán largos y devastadores eran los años del exilio. Y no solo para los que nos fuimos, como lo creía hasta entonces, sino también para ellos: los que se quedaron. Gabriel García Márquez El escenario es Haití bajo el régimen dictatorial de François Duvalier. La mujer protagonista de esta historia es una maestra gallarda y valiente, de piel mulata, ojos de esmeralda, labios delineados, cintura definida, caderas anchas y corazón de algodón. Hermana menor de tres mujeres alegres, hija de padres opositores a la represión política de la época. Su nombre es Chloé, su apellido es Lelong y su desgracia fue sufrir el régimen de terror impuesto por la policía secreta y milicia personal del dictador: los temidos Tonton-Macoutes. Su familia, catalogada…

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Ana SuárezInstituto Mora En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 53. La mente de Agustina vuelve a su fantasía, esa que en la medida en que ha sentido su casa vacía, su mesa solitaria, sus noches demasiado tranquilas, cultiva más: de haber estado en sus manos, ella habría puesto al emperador en guardia, lo habría salvado. Es 19 de julio, la misa concluyó. Agustina se despide de los miembros de la liga iturbidista, a la pregunta por Rodrigo, estudia ahora, pretextó. Atraviesa la nave lateral y entra en la capilla, que siente como su hogar, como este debiera ser. Sus ojos recorren los objetos que le rodean y percibe la paz y seguridad que le da saber que nada ha cambiado, que todo continúa igual. Y recuerda su primera visita, hace más de un cuarto de siglo, cómo podrá olvidarlo; su abuelo la trajo a la ciudad…

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Nacho Casas En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 51. Vio nacimientos, muertes, suicidios, robos. Escuchó canciones de amor y despecho. Gritos de pregoneros o vendedores. Vio el asombro de chicos y grandes. Hasta que encalló en un taller de desguace. Voy en el metro, ¡qué grandote, rapidote, qué limpiote!¡Qué deferencia del camión de mi compadre Jilemón que va al panteón!Chava Flores Llegó de París, pero no sobre las alas de una cigüeña, zopilote o avión. No. Viajó durante días y noches, entre olas, peces y gaviotas, surcando el Atlántico a bordo de un enorme buque. Desmembrado, conoció el calor de altamar y la brisa fresca en medio de la inmensidad. Un puerto francés, Marsella, le dijo: au revoir y le cantó la despedida; un puerto mexicano, Veracruz, le dio la bienvenida y lo recibió con huapangos y marimbas. En un tren de carga, acompañado de los…

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Ana SuárezInstituto Mora En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 49. El destino mezcla las cartas, maare, y nosotros las jugamos Refrán yucateco El fraile Las tumbas que rodean a la ermita hablan de quienes acaban de irse. Paseas entre ellas mientras aspiras el rocío de la madrugada, ojalá que el fresco durara todo el día. Tratas de rezar, no puedes, piensas cuán poco has hecho por tus hermanos, los más pequeños, los más desvalidos, pero piensas además que, de hacerlo, tus feligreses y el mismo obispo se habrían molestado. Santo Dios, de haber cumplido con tu deber cristiano, estarías más sosegado, al menos pudiste intentar que las mujeres y los niños se quedaran, siquiera el crío ese del gorrito azul y el kóotoncito blanco que montaba a la jineta en la cadera de su madre, que se aferró a ella y chilló cuando quisiste abrazarlo y…

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