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Faustino A. Aquino Museo Nacional de las Intervenciones, INAH En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 56. Si el traje de charro es considerado el símbolo de la masculinidad mexicana, el vestido de china poblana lo es de la feminidad, sólo que este último, a diferencia del primero, se encuentra envuelto en el mito y la suspicacia. El mito fue inventado por el coronel Antonio Carreón quien, en su Historia de la ciudad de Puebla (1896), afirmó que la mística poblana Catarina de San Juan (1613-1688) era de origen chino y, por ello, fue conocida como la China Poblana. Se trataba de una princesa india quien, luego de ser secuestrada por corsarios portugueses hacia 1622-1623, fue llevada a Cochín, en la costa de Malabar, donde la bautizaron como Catarina de San Juan; posteriormente fue llevada a Manila, donde la vendieron como esclava a un agente del capitán poblano…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 35. La historia lineal de los vínculos entre las naciones parece necesitar de algunos nudos y enredos que las paralizan por un tiempo hasta encontrar quienes los desaten para inyectarle mayor energía y volver a avanzar sin piedras ni lodos que la atoren. En ese lapso de marañas abunda el griterío y el desentendimiento, la amenaza de la fuerza y el golpeteo incesante de la descalificación. Desde una de las trincheras se lanzan fuegos artificiales que obligan a agazaparse del otro lado, hasta que la pólvora deje de iluminar el cielo por cansancio de los artilleros o pérdida de eficiencia. Juegan al límite, pero en el fondo la pólvora sirve para intentar imponer condiciones aunque no caerá a tierra. Podrá haber daños, pero no destrucción. Las necesidades de convivir están implícitas y terminan por imponerse. Que de la noche a…

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Faustino A. Aquino SánchezMuseo de las Intervenciones, INAH En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 35.  A finales del siglo XVIII la charrería estaba extendida, lo que habla de la antigüedad de su origen. Incluso un siglo antes se señalaba a bandas de hombres a caballo que en las grandes extensiones del occidente de México llevaban una vida libre y semisalvaje. Sin embargo, el nombre de charro no se refleja en los textos de los autores del XIX, pero sí el de ranchero. Visto durante dos siglos como la imagen por antonomasia de la mexicanidad, el charro y la charrería han sido, sin embargo, dejados de lado por la historiografía, de modo que actualmente los libros sobre el tema son muy escasos y más aun los que pudieran considerarse serios. El charro y la charrería están en nuestros días tan desprestigiados que se cuestiona su legitimidad como…

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Faustino A. Aquino Sánchez Museo Nacional de las Intervenciones, INAH. En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 22. Si hay una vestimenta que pueda identificar la imagen del hombre de campo mexicano es la del charro. El autor la defiende como tradición ecuestre de siglos, arraigada en la población, que le da identidad y renombre al país, en contraposición a quienes la cuestionan por su imagen estereotipada y supuestamente artificial. Desde tiempos antiguos se ha considerado al charro como la imagen por antonomasia de lo mexicano. Sin embargo, en las últimas décadas, la legitimidad de su traje como el traje nacional de México ha sido cuestionada por historiadores e intelectuales que consideran a los charros de hoy descendientes y representantes de las clases y regiones más conservadoras del país, y a su representatividad nacional, un invento, un simple estereotipo de la política priista de la primera mitad…

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