Revista BiCentenario, No.5, Págs. 62-67
Los vientos de cambio que significó la Revolución Mexicana llegaron a todos los rincones de la República. El estado de Hidalgo “apenas nacido en 1869” pasó por todos ellos, siendo como era casi una copia reducida del México porfiriano.
A. S. Wilson, Vista de Pachuca a finales desl siglo XIX
En efecto, su autoritario régimen de gobierno, estuvo en muy pocas manos: las de los hermanos Rafael, Simón y Francisco Cravioto, quienes se turnaron en el poder de 1876 hasta 1897, cuando una discrepancia con el presidente Díaz los sacó del escenario político, siendo sucedidos por el oaxaqueño Pedro L. Rodríguez hasta mayo de 1911. Acorde con la administración modernizadora de don Porfirio, la economía hidalguense recibió un gran impulso: se trazaron líneas férreas, telegráficas, eléctricas y telefónicas, lo cual estimuló el mercado interno. Hubo inversiones tanto nacionales como extranjeras, sobre todo en la industria; así, la United States Mining Smelting and Refining Company compró la antigua Compañía Minera Real del Monte y Pachuca en 1906 y se instalaron fábricas de hilados y tejidos y de cemento. Los ranchos y las haciendas aumentaron, lo cual hizo crecer la producción agrícola, en particular del maguey, que convertido en pulque era remitido al Distrito Federal, donde se hallaban sus clientes más numerosos. Paralelamente, las obras públicas ordenaron las poblaciones y, a veces (como en Pachuca), las engalanaron con nuevas construcciones y monumentos. Progresaron también la educación y algunas artes.
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