Revista BiCentenario # 18
Lara Campos Pérez / ENAH / Universidad Complutense de Madrid
Como todo proceso histórico convertido en argumento político, la Revolución de 1910 ha experimentado, a más de cien años de su estallido, múltiples y variadas lecturas. Las sucesivas reinterpretaciones en torno a qué fue y qué significó este acontecimiento en la vida presente del país y qué consecuencias iba a tener en sus expectativas de futuro fueron encontrando momentos de cristalización en las conmemoraciones anuales de su inicio, cada 20 de noviembre, pues éstas brindaban el espacio simbólico adecuado para este tipo de reflexiones. Si durante los años siguientes al final de la fase armada, debido tanto a la inestabilidad política como a las múltiples lecturas de que fue objeto, la atención a este recién creado mito político fue escasa, a partir de la década de los 30, cuando se institucionalizan oficialmente los festejos conmemorativos, fue adquiriendo cada vez mayor espacio en el imaginario, hasta llegar a ocupar un lugar hegemónico en las décadas de los 60 y 70. Sin embargo, al mismo tiempo que se consolidaba como mito contemporáneo de la nación mexicana fueron surgiendo opiniones discrepantes, tanto respecto a lo que había sido la Revolución en sí, como a los usos que de ella hacía la clase gobernante en turno.
Una de esas voces discordantes fue la que quedó plasmada tanto en los textos como en las imágenes del semanario Siempre!. Esta revista, que se sigue publicando todavía hoy y que ha contado entre sus dibujantes con figuras tan relevantes como Antonio Arias Bernal, Jorge Carreño o Jorge Aviñas, fue fundada en 1953 por el periodista José Pagós Llergo. Desde que salió a la luz, lo hizo con la intención, como señaló su director en el primer número (27 de junio de 1953), de ser imparcial y crítica en los asuntos sociales y políticos que iría abordando a través de sus páginas; una crítica que se fue volviendo paulatinamente más dura y descarnada en relación al grupo en el poder que se había arrogado el privilegio de gestionar la memoria y la herencia de la Revolución de 1910. Las portadas del semanario Siempre!, conocidas y comentadas por aquellos sectores sociales interesados en la vida política del país, muestran, en el periodo que transcurre entre 1960 y 1985, las metáforas visuales más habituales con las que este medio de comunicación identificó a la Revolución, al mismo tiempo que nos permiten percibir las transformaciones que se produjeron respecto tanto a su significado, como a los usos políticos que se hicieron de ella.
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PARA SABER MÁS:
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- Javier Garcíadiego, “La Revolución mexicana: distintas perspectivas”, Historia mexicana, vol. LX, no 2, 2010.
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- David E. Loery, “The problema of Order and the Invention of Revolution Day, 1920s-1940s”, en William Beezley y David E. Loery (coords.), ¡Viva México! ¡Viva la Independencia! Celebrations of September 16, Delaware, Scholary Resources, 2000.
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- Jaime Soler Frost (ed.), Los pinceles de la historia. La arqueología del régimen: 1910-1955, México, Munal, 2003.
- Película: Reed. México insurgente, dir. Paul Leduc, 1973.