En Durango se descubrió el suero antialacránico

En Durango se descubrió el suero antialacránico
Escorpión, Siglo XIX, Col. Particular.
Escorpión, Siglo XIX, Col. Particular.

Durango ha sido siempre conocido como la tierra de los alacranes, pues en ella estos arácnidos cobraron innumerables vidas. Pese a las distintas campañas religiosas y civiles que se emprendieron desde la época colonial y durante todo el siglo XIX para acabar con la plaga, por muchos años se desconoció el remedio que ayudara a cancelar los efectos de su ponzoñoso aguijón. La labor se dividió entre el Ayuntamiento que compraba por docena los alacranes entregados vivos o muertos y la intervención divina de San Jorge, quien se convirtió en el patrón de la ciudad para proteger a las familias del piquete de alacrán, a cuya imagen se le llevaban ofrendas año con año y se le rezaba invocando su auxilio con una oración popular: San Jorge Bendito, amarra tu animalito.

En la segunda década del siglo XX, cuando se calculaba un promedio de 44 defunciones por año causadas por las picaduras de alacrán, dos hombres de ciencia de Durango unieron sus esfuerzos para encontrar la solución y desarrollaron un suero que resultó el remedio perfecto contra los efectos del mortal veneno. En la Segunda Convención Médica, celebrada en Torreón, Coahuila, en septiembre de 1931, Carlos León de la Peña Gavilán (1890-1947) e Isauro Venzor Fuedesi (1888-1943) presentaron un estudio titulado El alacrán de Durango. Clasificación y distribución geográfica en el estado. Sintomatología de la intoxicación producida por su piquete. Eficacia del tratamiento seroterópico, en el cual dieron a conocer los resultados vistos en 300 casos en que se aplicó el suero contra los alacranes. Desde entonces, se han salvado muchas vidas en México y en otras partes del mundo.

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Hubo un tercer involcrado que participó activamente en el descubrimiento y elaboración del suero antialacránico, fue el boticarioduranguense, originario de Topia, Isaias Rivera Salmón (+), propietario de la Farmacia la Fama, quien en sus caballerizas particulares inoculó durante 92 días a un caballo, extrayendo el suero que sería al final el suero antialacránico. La primera persona en quien se probó fue en su pequeña hija Magdalena Rivera Lara de Leautaud (+)

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