Carlos Cruzado Campos
UNAM
En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 14.
Las modernas Cortes españolas, lugar para la representación política surgido a partir de la invasión napoleónica, tuvieron dos momentos históricos en relación con la Nueva España: las Cortes reunidas en Cádiz entre 1810- 1814, que promulgaron la Constitución de 1812, y las Cortes del trienio liberal reunidas en Madrid de 1820 a 1823, tras el golpe militar que Rafael de Riego, el héroe del liberalismo español, asestara a la monarquía absoluta de Fernando VII para restablecer el orden constitucional gaditano, que había sido cancelado en 1814 cuando inició el llamado sexenio absolutista. Los historiadores mexicanos han concedido poco espacio a los diputados novohispanos en estas reuniones parlamentarias. En términos generales se dice que hubo una representación escasa, tanto en número, como en lo relativo a su participación política. A través de estas líneas, comprobaremos que estas afirmaciones merecen por lo menos un matiz distinto.
El proceso electoral
Para entender mejor la elección de los parlamentarios novohispanos conviene señalar que el proceso se presentó en lugares y fechas distintas. Los trabajos de las Cortes arrancaron en el mes de julio de 1820; de igual forma que había pasado con las Cortes gaditanas de 1810, para que las provincias de Ultramar no se quedaran sin representación mientras hacían su arribo los diputados propietarios, el día 29 de mayo se llevó a cabo en Madrid una primera elección de 30 diputados suplentes. Por la Nueva España fueron electos José Mariano Michelena, José Miguel Ramos Arizpe, Juan de Dios Cañedo, José María Couto, Francisco Fagoaga, José María Montoya y Manuel Cortázar, personajes que en ese momento radicaban en la península y quienes participaron desde el inicio en las sesiones del congreso.
La otra parte del proceso electoral, un complejo mecanismo que dividía la elección en tres niveles: parroquia, partido y provincia, se celebró desde los primeros días de junio en todo el territorio de la Nueva España. De acuerdo con la Constitución de Cádiz, habróa un diputado en cada provincia por cada 70,000 almas, es decir, aquellas personas en cuyo linaje no hubiera sangre africana. El primer lugar donde se verificó la elección fue Yucatán; en el mes de agosto se eligieron los primeros nueve diputados. Sólo asistirían cuatro, entre ellos estaba Lorenzo de Zavala, quien antes de salir con rumbo a España había pasado algunas horas en prisión, debido a sus conflictos con el comandante militar de Yucatán.
Unos días después en Guadalajara, fueron electos seis representantes, todos eclesiásticos, y todos partícipes en las Cortes. En Zacatecas, de los tres electos sólo hizo el viaje Bernardo del Castillo, dos prominentes abogados no integraron la asamblea: Juan José Flores Alatorre y Pedro Vélez, quien ocuparía por algunas semanas el Ejecutivo de México durante 1829.
En las Provincias Internas de Occidente, hubo tres juntas electorales. Una definió a los diputados por Sonora y Sinaloa ya en el mes de noviembre; de ellos solo asistió José Quirós y Millón. Durango y Chihuahua eligieron dos representantes, aunque ninguno participó en las Cortes. Fue el mismo caso del lejano reino de Nuevo México, donde desde septiembre se eligió a Pedro Bautista Pino, quien estuvo en las Cortes de Cádiz, pero al final decidió no volver a España.
En las lejanas y poco pobladas Provincias Internas de Oriente, formadas por Nuevo León, Nuevo Santander, Coahuila y Texas, la elección se llevó a cabo en el mes de octubre de 1820; en Monterrey, los representantes electos fueron Juan Bautista Valdés, eclesiástico, y el militar Felipe de la Garza, quien no hizo el viaje; años más tarde tendría intervención directa en el fusilamiento de Agustón de Iturbide.
Con motivo de la controvertida celebración del 12 de octubre en España, empecé a documentarme sobre episodios pequeños o grandes, conocidos o desconocidos, que me ayuden a pensar que los 300 años de historia común no sólo fueron un ejemplo de tiranía, genocidio y explotación.
Entiendo que la participación de los diputados novohispanos en las Cortes de Cádiz es uno de esos episodios reconfortantes.
Que impulsaría sino a un americano a viajar a una España en guerra para redactar una Constitución?
Un mínimo de apego por un pasado común y una voluntad no rupturista.
También es cierto que esas elecciones a diputados en la entonces Nueva España eran las primeras elecciones en algún sentido democráticas que se hasta entonces se convocaron.
Sólo por eso son grandes momentos de la historia común.
El marketing y el cine anglos seguro lo hubiesen vendido mucho mejor.
Los 2 representantes por casa cada una de las 13 colonias no son mucho más heroicos que las Cortes de Cádiz.