Silvia Pinal en Viridiana de Luis Buñuel

Silvia Pinal en Viridiana de Luis Buñuel

Felipe Mera Reyes
Universidad de Guanajuato

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 43.

Si hay una película que lograra encumbrar a la actriz mexicana, sería aquella demorada en su acceso al público por la censura franquista y de la Iglesia católica, a pesar del triunfo en Cannes. La realización tuvo más de un inconveniente, no solamente político. Ella y el director aragonés tuvieron un rol clave en la ejecución, pero también su productor, el empresario Gustavo Alatriste.

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Silvia Pinal, julio de 1967. Archivo General de la Nación, fondo Hermanos Mayo, Alfabético Artistas, 1001/1-A.

En 1961 el filme Viridiana de Luis Buñuel ganó la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cine en Cannes, Francia. Los halagos y las críticas no se hicieron esperar tanto en Europa como en México. En el filme destaca la presencia de su protagonista: Silvia Pinal, pero ¿quién era esta actriz?, y ¿por qué trabajó en esta y en otras dos películas más de Buñuel, El ángel exterminador (1962) y Simón del desierto (1964)?

Aquí se presenta una breve aproximación a la historia de una de las actrices que más filmaron junto al gran director de origen español. Ni Catherine Denueve en Francia, ni Ángela Molina en España o Lilia Prado en México, tuvieron una relación tan cercana a Buñuel. Gracias a esto, Silvia Pinal quedó inmortalizada para la historia del cine junto al filme Viridiana (1961), primero de una trilogía bajo la dirección del aragonés.

La filmografía de Pinal, antes de su reunión con Buñuel, puede dividirse en tres etapas. La primera que comprendería sus primeras incursiones en la industria y va de 1948 a 1954: se inaugura con su aparición en Bamba, de Miguel Contreras Torres, y finaliza en 1954, año en que filmó dos importantes películas: Un extraño en la escalera, de Tulio Demicheli, y La sospechosa, del fantástico director Alberto Gout. Filmes que catapultaron su carrera hasta niveles de éxito comparables a los de grandes estrellas del momento.

La segunda etapa en su filmografía puede analizarse desde 1954 y hasta el momento de su partida a España en 1958. Fueron cuatro años de consolidación en México que mostraron un amplio dominio de la comedia romántica, los musicales y el melodrama. Realizó incluso una primera incursión en el cine de autor, con el director Emilio Fernández, al filmar Una cita de amor (1956), donde por cierto tuvo que cambiar su característica cabellera rubia por un largo cabello negro.

Un tercer momento, que podemos llamar de internacionalización, se caracterizó por sus constantes viajes en Latinoamérica, España e Italia, y culminaría con su trabajo junto a Buñuel. Para inicios de los sesenta, Silvia Pinal había logrado consolidarse como actriz en México y debió de sentir la necesidad de incursionar en el extranjero.

El canto, el baile sensual y el erotismo caracterizaron a la segunda y tercera etapas aquí enunciadas, y a su vez garantizaron la atención creciente de los espectadores iberoamericanos, cautivados por su peculiar forma de bailar y su facilidad para cantar, siendo evidencia de ello personajes sensualmente recurrentes en los filmes El vendedor de muñecas (1954), Una golfa (1957), Charleston (1959) o Adiós Mimí Pompón (1960). La imagen de Pinal, profundamente erotizada, se articularía con las preocupaciones surrealistas de Buñuel, quien usó sutilmente esta particular distinción en tres filmes: “Buñuel decía que yo proyectaba lo mismo pureza que indecencia, y eso era justo lo que quería que la cámara captara, él lo tenía bastante claro”.

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