En la entrada de muchos hogares se halla una imagen de la virgen de Guadalupe que dice: “Este hogar es católico, no aceptamos propaganda protestante ni de otras sectas”. Los destinatarios más frecuentes de este mensaje son los Testigos de Jehová.
Vestidos de manera formal pero modesta, estos hombres, mujeres, jóvenes y niños predican de puerta en puerta. Dicen seguir el ejemplo de Jesús, quien viajó “de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y declarando las buenas nuevas del reino de Dios” (Lucas 8:1). Tratan de entablar conversación sobre asuntos de interés local, mundial o religioso, para compartir la interpretación o la solución que su doctrina ofrece. Si su interlocutor muestra interés, le ofrecen una publicación o un estudio bíblico gratuito a domicilio.
Los testigos se refieren a Dios por su nombre Jehová (Salmos 83:18). No cantan el himno nacional, ni saludan a la bandera; también rechazan las transfusiones de sangre, aún a costa de su vida. Creen que Satanás manipula a los gobiernos, por lo que se niegan a votar, a participar en la política y a servir en las fuerzas armadas. No obstante, tienen estrictas normas morales y están obligados a obedecer las leyes que no contradigan su fe.
Creen que profesan la única religión verdadera y descalifican a todas las demás, motejándolas como Babilonia la Grande, y las caracterizan como una prostituta borracha “con la sangre de los santos” (Revelación 17:3-6). Afirman que muy pronto los malhechores y el inicuo orden mundial vigente serán destruidos por Jehová durante la gran batalla de Armageddon (Revelación 16:13-16); sólo los testigos se salvarán, heredarán la Tierra y la convertirán en un paraíso donde vivirán eternamente. Por lo tanto, consideran como su deber salvar al mayor número posible de personas.
Su afán ha sido fructífero en México, el país con más testigos en el mundo, después de Brasil y Estados Unidos. Durante 2011 se registraron 739,954 predicadores activos (llamados publicadores), agrupados en 12,657 congregaciones, quienes condujeron 1’018,007 estudios bíblicos. En ese mismo año se bautizaron 20,381 personas. Su rito más importante, la conmemoración anual de la Última Cena y la muerte de Jesucristo, denominada la Cena del Señor o el Memorial, tuvo una asistencia de 2,193,110 personas. En contraste, en todo el mundo predicaron 7’659,019 publicadores.
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