Logros y transformaciones

Logros y transformaciones

Diana Guillén
Instituto Mora

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 33.

A quien queríamos formar en el Instituto Mora, qué función debía cumplir su biblioteca, qué perfil de investigadores se requería, un centro de historia o de ciencias sociales, cuál ha sido el significado del ingreso al CONACyT, y la importancia de sus órganos colegiados, cómo debemos mirar hacia al futuro. Cinco ex directores y la actual titular del Instituto Mora reflejan aquí sus pasos en proyectos, ideas y objetivos a lo largo de 35 años de vida de la institución.

INCLUIR InaguraciA?n de la ExposiciA?n Mixcoac un pueblo en la memoria, 20 de mayo de 1994 (640x428)

A lo largo de sus 35 años de vida, el motor de las actividades que realizamos en el Instituto Mora ha sido la búsqueda de la excelencia. Con ese faro como guía y bajo la premisa de que se trata de una apuesta compartida por el personal académico, administrativo y de apoyo, el futuro próximo abre el camino para generar conocimiento de punta en las líneas de investigación básica y aplicada que hemos desarrollado, para formar recursos humanos de alto nivel en los programas de licenciatura y posgrado que impartimos y para vincular nuestra labor con una sociedad que, además de requerir respuestas para los problemas que en el día a día la aquejan, enfrenta desafíos cuya solución pasa por el diseño de miradas de largo aliento.

20 febrero 2015 013 Altar de la capilla vista desde el coro ca 2015 (480x640)Al iniciar la segunda década del siglo XXI, seremos referente obligado dentro y fuera de México en los campos de la historia, las ciencias sociales y la cooperación internacional. Los resultados del esfuerzo y compromiso que su comunidad ha sostenido desde que el Instituto dio sus primeros pasos en 1981, se traducirán en más y mejores contribuciones para el desarrollo de la ciencia y en decididos apoyos para el diseño y la evaluación de la política pública. Asimismo se afianzará el amplio reconocimiento a la calidad de nuestro sello editorial y, con el apoyo de formatos innovadores en el terreno de la divulgación, se ampliará el acercamiento a un auditorio amplio; nuestros programas docentes se consolidarán como opciones internacionalmente atractivas y a partir de las oportunidades propias de la era digital, la Biblioteca refrendará el papel estratégico que jugó en la creación del Instituto Mora.

Quienes hemos acompañado un andar que ha dejado invaluables frutos, tenemos razones para sentirnos privilegiados. Hemos visto modificarse desde la fisonomía de los espacios que nos albergan, hasta las líneas de investigación y docencia que desarrollamos, pero sobre todo hemos atestiguado las bondades de asumir colectivamente el reto de mirar siempre hacia adelante. Por ello, estoy convencida de que el futuro próximo es promisorio y dentro de él la única forma de visualizarnos es como interlocutor proactivo y vigoroso de otras instancias académicas y educativas, de esferas de gobierno local, estatal y nacional, de organismos internacionales, y, en general, de los distintos sectores de una sociedad a la que como Centro Público de Investigación nos debemos.

Ernesto de la Torre Villa
(1981-1983)

Estuve al frente del Instituto Mora por casi cuatro años, y una de mis tareas principales fue formar una buena biblioteca para el uso de los investigadores. Fernando Solana, secretario de Educación, me dijo: “Mire maestro, en la Secretaría tenemos muchos libros que no conocemos; lo autorizo para que saque los libros que le puedan servir.” Y resultó que aquellos libros eran de las bibliotecas que había organizado José Vasconcelos y que luego habían sido refundidos en bodegas. De ahí sacamos preciosidades. Con el apoyo de Solana, expurgamos también la Biblioteca México y la Cervantes, gracias a lo cual el acervo del Instituto Mora se acrecentó. El objetivo era integrar una biblioteca especializada en historia de América. El Instituto había sido creado para preparar estudiantes que no compitieran con otras instituciones. La Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM tenía la carrera de historia que impartía una formación muy general y El Colegio de México estaba interesado en formar principalmente historiadores de México, de manera que pensamos que el Mora debía preparar alumnos en historia de América. Más adelante, bajo otra dirección, el Instituto cambió su interés a favor de la historia regional, y las políticas para acrecentar la biblioteca sufrieron cambios. (Por otro lado, Solana) nos envió la escuela de encuadernación. Aquello fue muy bueno porque con ella se daba un magnífico apoyo a la biblioteca y se podía aspirar a crear un taller de restauración. Entiendo que el Instituto Mora no perdió del todo aquel taller. Creo que en esos años de fundación pudimos sentar buenas bases, bases intelectuales y materiales, me parece que el Mora va muy bien y está dando sus frutos. Creo que está llamado a tener todavía gran desarrollo, tengo muy buenos recuerdos del Instituto.

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