Mujeres somos, pero no hemos sentido flaquezas que nos empujen a abandonar la pelea. Mientras más punzante era el dolor que nos hería, más se acrecentaba el cariño que profesamos a la causa de la libertad.
Andrea y Teresa Villarreal, ¿Qué hacéis aquí hombres? Volad, volad al campo de batalla. enero de 1911.
Hace algunos años supe de la existencia de dos valientes mujeres mexicanas: las hermanas Andrea y Teresa Villarreal González. Originarias de Lampazos, Nuevo León, formaron parte de una generación revolucionaria que luchó por los ideales de justicia e igualdad social en una época tumultuosa y de grandes cambios para nuestro país. Fueron miembros activos del grupo magonista durante su exilio en Estados Unidos. Desconocidas en la actualidad, y, sin reconocimiento por su importante labor contra la dictadura de Porfirio Díaz, ambas escritoras revolucionarias firmaron su nombre en la historia de México con letras de oro. El presente escrito pretende honrar su memoria y dar a conocer a las generaciones contemporáneas sus ideas y algunos de los puntos más relevantes de su vida revolucionaria.
Situada aproximadamente a 170 km al norte de Monterrey, la actual ciudad de Lampazos de Naranjo sirvió desde su fundación en 1698 como un enclave estratégico para salvaguardar el avance militar en la frontera de la entonces Nueva España. Durante los siglos XVIII y XIX, Lampazos se convirtió en un gran centro ganadero y minero, lo que llevó abundancia y prosperidad a sus habitantes. A partir del siglo XIX se le reconoció como tierra de hombres ilustres por el gran número de personajes que nacieron en ella, entre otros Juan Ignacio Ramón y Juan Zuazua (antepasado de la familia Villarreal González), quienes participaron en la lucha por la independencia de México, y Francisco Naranjo, héroe de la guerra de Reforma y de la Intervención francesa, a quien se le otorgó el honor de poner su apellido al pueblo. También Antonio I. Villarreal, hermano de las escritoras.
Provenientes de una familia de hondo arraigo en la región lampacense desde finales del siglo XVIII, Andrea (1881) y Teresa (1883), al igual que sus hermanos Antonio Irineo (1879), Próspero (1882) y Alfonso (1886), estuvieron expuestas durante su niñez y temprana juventud a un ambiente cultural pleno de principios liberales y progresistas, como por ejemplo la petición del voto femenino que proclamaba el ingeniero Francisco Naranjo, hijo, a través del periódico El Lampacense, en noviembre de 1891. La participación en 1887 de su padre, Próspero Villarreal Zuazua, en la fundación de la Sociedad de Obreros de Lampazos sentó en parte las bases del futuro activismo político de Andrea y Teresa Villarreal, al igual que su hermano Antonio Irineo, debido al temprano contacto que tuvieron con los problemas sociales, que incluían, entre otros, el derecho de los obreros a condiciones de trabajo más justas y el cuestionamiento del orden imperante, en especial del gobierno federal.
Este tipo de ideas de avanzada tendieron un lazo hacia ideas similares en otras partes de México, como por ejemplo, en San Luis Potosí donde Camilo Arriaga denunció en agosto de 1900, a través del manifiesto “Invitación al Partido Liberal”, el clericalismo del régimen de Porfirio Díaz que contravenía las leyes de Reforma. Este hecho originó la formación de clubes liberales en muchos puntos del país, y también su represión por constituirse en foros de oposición al gobierno de Díaz. El Club Liberal de Lampazos fue disuelto en abril de 1901, sus líderes encarcelados y perseguidos sus integrantes por órdenes del general Bernardo Reyes.
Estas medidas represivas llevaron a Andrea y Teresa, a su padre y a sus hermanos al exilio en Estados Unidos. Tras una breve estancia en San Antonio, Texas, se instalaron en febrero de 1905 en St. Louis, Missouri, aprovechando la coyuntura de la Exposición Universal y debido también a que el hermano menor, Alfonso, se encontraba allí. El 10 de septiembre de 1905, el periódico St. Louis Post Dispatch menciona que en esa ciudad había un numeroso grupo de revolucionarios de diferentes nacionalidades, chinos, polacos, irlandeses, alemanes, además de turcos, españoles y latinoamericanos, a los que se sumaba la comunidad mexicana de exiliados y, entre ellos, la familia Villarreal González, los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón y otros disidentes políticos. Esta atmósfera propició las relaciones amistosas con organizaciones estadunidenses con las cuales compartían intereses, tales como el Partido Socialista, la Federación Americana del Trabajo (AFL) y los Trabajadores Industriales del Mundo (IWW). Los miembros de la Junta Revolucionaria Mexicana (nombre con que se conoció a la comunidad de refugiados políicos) tenían conocimiento de las publicaciones de estos organismos, como la revista Appeal to Reason, de donde probablemente Andrea Villarreal tomó el artículo “Liberty for the Refugees who are Prisoners” (“Libertad para los refugiados que están prisioneros”) de Eugene V. Debs, presidente del Partido Socialista estadounidense y lo tradujo al español para los lectores del periódico La Estrella, de San Antonio, en 1909.
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