María José Garrido Asperó – Instituto Mora
En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 1
Los mexicanos de hoy nos estamos preparando para celebrar en el año 2010 dos acontecimientos históricos que evocan momentos significativos de nuestra historia: los 200 años de haberse iniciado la “Guerra de independencia” y los 100 de la Revolución Mexicana. Yo, como ustedes, estoy segura, he participado desde que tengo memoria de la celebración del 16 de septiembre: la fiesta nacional. un día de asueto, sin clases o trabajo, de reunión con la familia y los amigos. el zócalo capitalino lleno, adornado con luces de colores, el estruendo de los fuegos artificiales, la campana de dolores y el Grito de independencia: ¡Viva México! ¡Vivan los héroes que nos dieron patria! ¿Cómo imaginar que alguna vez en ese mismo lugar se conmemoró la conquista de la Ciudad de México? Durante los casi 300 años de dominación colonial la capital de nuestro país fue el escenario donde las autoridades de lo que fue el Virreinato de la Nueva España y la población común que vivía en ella recordó festivamente la conquista de México-Tenochtitlan. La fiesta nació por iniciativa de los conquistadores, con el objetivo de recordar a sus compañeros mártires, muertos en las batallas que enfrentaron en la lucha por conquistar esta tierra y para celebrar la fecha en que obtuvieron la victoria, 13 de agosto de 1521.
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