Jovita Ramos
Instituto Mora
En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 12.
El gobierno del general Porfirio Díaz organizó las fiestas del primer Centenario de la Independencia de México con esmero y un amplio programa de eventos. La capital fue el marco central de las celebraciones y, tanto en ella como en las poblaciones de los alrededores, se hizo lo posible por mostrar las raíces históricas de la nación y por integrar a sus pobladores al ritual cívico y dejar huella en la memoria histórica.
Un ejemplo de estos festejos lo encontramos en la localidad de San Ángel, situada el suroeste de la ciudad de México. Bella población llena de tradiciones, costumbres y conmemoraciones en las que sus habitantes participaban con gran entusiasmo, los festejos del Centenario no se quedaron atrás. La representación de esta ceremonia cívica contenía elementos esenciales para vincularlos con ella: las autoridades, la junta patriótica, los particulares y el pueblo en general; el presupuesto para la música, los adornos, la iluminación, los fuegos artificiales y otros; el programa; el escenario; los preparativos, el acto mismo, los discursos y las obras materiales, todo servía para que adquirieran conciencia de la importancia de la fecha.
Desde luego, la municipalidad celebraba con alborozo los días 15 y 16 de septiembre. La encargada de organizar el evento era la junta patriótica, la cual preparaba el programa a seguir; reunía los fondos monetarios entre la población; elaboraba el presupuesto de gastos y, además, pedía a los vecinos que adornaran e iluminasen sus casas. El ritual se ejecutaba con gala y solemnidad para inculcar en sus habitantes el amor a la patria.
Naturalmente, la a?i??esta del Centenario se dispuso con toda anticipación y esmero. La Gran Comisión Nacional del Centenario de la Independencia, presidida por Guillermo de Landa y Escandón, envió a todas las municipalidades, desde 1907, las Bases para la Organización de los Trabajos del Centenario. Éstas acordaban que las estas deberían ofrecer el mayor lucimiento, animando el patriotismo y la buena voluntad de todos los mexicanos, y urgían a colaborar a las autoridades de la capital y los estados. Instaban a formar comisiones municipales, cuyo fin sería organizar y dirigir la conmemoración en sus localidades, de modo que incluyeran a todas las clases sociales y nombrasen un representante ante la Comisión Nacional. Pedían asimismo que se procurase inaugurar alguna mejora de carácter material o moral que pudiese perdurar una vez transcurridas fechas tan importantes.
En respuesta a la convocatoria, las autoridades de San Ángel iniciaron los preparativos para el patriótico evento. A las seis de la tarde del día 19 de octubre de 1908, y bajo la directiva de Carlos Álvarez Rul, prefecto político de la municipalidad, se dio lectura a las comunicaciones de la Gran Comisión del Centenario. Se nombró a Doroteo del Olmo como delegado de San Ángel y después se procedió a integrar a la comisión municipal, la cual sería presidida por mismo Álvarez Rul.
Doroteo del Omo Fue. Mi bisabuelo