Ramón Aureliano
Instituto Mora
En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 24.
Su llegada a la medicina estuvo precedida por otras aficiones estudiantiles como el derecho y la ingeniería. Pero cuando le dijeron que sólo podría ser médico, ya nunca dejaría la profesión, de la mano de otras tres preferencias personales: los viajes, los libros y las mujeres. Empezó muy de abajo, trabajando de bibliotecario o empleado administrativo, hasta llegar a ser una de las figuras más destacadas entre los galenos de la ciudad de México.
Personaje multifacético, gran conversador, escritor, polemista y destacado alumno de la Facultad de Medicina de la Universidad de México –durante sus seis años de estudios universitarios obtuvo calificación de diez. En 60 años de vida profesional Conrado Zuckermann fue un reconocido oncólogo, cirujano y ginecólogo obstetra. Nació el 7 de noviembre de 1900 en Mérida, Yucatán, y murió el 7 de agosto de 1984 en la ciudad de México. De fi- gura recia e imponente, como lo definían quienes lo conocieron, dejó una profunda huella en pacientes, colegas y estudiantes, aunque también algunas animadversiones entre políticos y médicos.
A continuación presentamos algunos fragmentos de la entrevista que se le hizo a fines de 1977, disponible con la clasificación PHO/8/29, y en la que Zuckermann habla ampliamente de los primeros años de su larga vida profesional.
La entrevista forma parte del Archivo de la Palabra del Instituto Mora, que cuenta con varias conversaciones con médicos mexicanos que se formaron y trabajaron en las principales instituciones médicas del país después de la revolución de 1910, y que en su mayoría hoy son importantes centros asistenciales y de investigación como el Hospital General, el Instituto Nacional de Cancerología –ligado a la vida de Conrado Zuckerman–, el Instituto de Investigaciones en Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán o el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez.
La familia
Antes de contestar la pregunta que ustedes me hacen, sobre mi origen en mi vida terrestre –ojalá que haya vida después de esta–, quiero señalar que el concepto que nosotros tenemos de existir en este planeta, la mitad es tragedia, y el que se dedica más a la tragedia lo único que hace es precisamente entristecer su vida y ver todo en fase de pesimismo, y el que la ve exclusivamente como comedia entonces se vuelve, como se comprende, un cómico y eso no es la realidad de la vida. Entonces mitad y mitad, comedia y tragedia. La pregunta yo quisiera contestarla con un poquito de detalle. Empezaré por la familia de mi madre: el apellido es de origen español, de la cercanía entre España y Portugal. Los Duarte vinieron primero a Santo Domingo, uno de los próceres de la historia de Santo Domingo es pariente lejano mío. Después pasaron a Cuba, y de Cuba a Yucatán, a Mérida y a una población al sur de esta, a la mitad del estado, que se llama Tekax. La rama Zuckermann es también una mezcla. Mi padre nació en Budapest, su papá en Viena y su abuelo en Berlín.
La mamá de mi papá era polaca, de la Polonia austriaca de aquella época, de la ciudad de Lemberg, luego también por ahí hay mezcla de alemán con eslava. El apellido Zuckermann quiere decir hombre dulce, hombre de azúcar. Algunos creen que es de origen israelí, cierto que hay Zuckermann israelí, pero hay Zuckermann católicos, como hay Weismanns tan católicos que llegaron a cardenales, y hay Weismanns judíos. Además, no tiene nada de malo; el primer judío importante del mundo es precisamente Jesucristo, de manera que yo me siento muy contento de que en mi rama desde el punto de vista religioso haya tanto católicos como israelíes. Ese es el origen de mi familia.
Y estando mis padres en Yucatán nací yo, el 7 de noviembre de 1900, en la ciudad de Mérida en una parte que se llamaba Chuminopolis, y fui bautizado días después de nacido.