En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 3.
Deseo felicitar al equipo editorial encargado de publicar BiCentenario. Estimo que es un magnífico aporte de la comunidad de investigadores aglutinados en el Instituto Mora para ofrecer al gran público de México (y a quienes siendo extranjeros, disfrutamos mucho de los aportes de los colegas mexicanos) una revista muy bella en su calidad gráfica, diagramación e ilustraciones, y por supuesto artículos escritos de forma amena y llana, pero fundamentados en solidísimas investigaciones académicas. A fines de julio estuve de visita en la ciudad de México y pude adquirir la revista en la librería. Gracias por su publicación y adelante en este importante esfuerzo editorial
Prof. Guillermo Brenes Tencio
Universidad de Costa Rica
Felicito a todo el equipo que hace la revista BiCentenario. El primer número me gustó, pero este último me dejó impresionada. Yo no sabía que cuando México enfrentó la guerra contra Estados Unidos, por la que perdió gran parte del territorio, también fue invadido. Me sorprendió y la verdad me causó gran tristeza ver, como ustedes muestran en el artículo “La ciudad de Nebel”, una imagen del Zócalo, en la que clarito se ven la Catedral, el Palacio Nacional y la bandera de aquel país ondeando en el asta donde siempre luce nuestra bandera. No puedo siquiera imaginar lo que debieron sentir los mexicanos de esa época. Lo pienso y de verdad me dan ganas de llorar. Felicidades a todos.
María Teresa Quiroz
Ciudad de México
Hola a todos. Soy una asidua lectora de revistas de historia. Leo las que llegan de España con gran interés. Hace unos meses descubrí BiCentenario y estoy feliz pues hacía falta una publicación de este género en México. La calidad es muy buena. El contenido original, distinto a lo que estamos acostumbrados a leer sobre la historia patria. Me gustaría comentar aquí que muchos artículos me llamaron la atención, pero en esta ocasión quiero referirme al texto sobre la China Poblana. Me gustó pues para mi fue una gran sorpresa descubrir que el prototipo mexicano que identificamos sin dificultad no tiene el origen que creíamos. Me interesó saber que esa figura simbólica, con falda de castor y el águila en lentejuelas, se fue haciendo en el tiempo y que mujeres comunes del siglo XIX le dieron origen. Felicito a la revista por darnos la oportunidad de acercarnos a nuestro pasado a través de artículos que hablen sobre él desde enfoques muy diferentes. Un saludo.
Amelia Gutiérrez
Ciudad de México
CONSULTAS
¿Es cierto que el filme clásico del cine mexicano: “El automóvi gris” (1919) se basa en hechos reales?
Flor de María Domínguez, Chiapas
Así es. Unos años antes de que la película se estrenara, hacia 1915, cuando la Ciudad de México vivía en alarma incesante por los sucesos de la Revolución Mexicana, una banda de asesinos y ladrones se dedicó a saquear las casas de las familias acomodadas, a bordo de un automóvil gris bastante estropeado, haciéndose pasar por la policía para tener acceso fácil a los hogares de su interés. A partir de lo anterior, el director, Enrique Rosas, construyó una ficción, en la que mezcló elementos reales (tomas de la capital, imágenes del fusilamiento de los delincuentes, la participación de uno de los ladrones, voces teatrales que –de vez en vez– interrumpen el curso de la película para leer los textos sobreimpresos que relatan las situaciones y explican los brincos temporales), con elementos imaginativos. Vale señalar que la película fue sonorizada tiempo después, en 1933, perdiendo varias de las partes originales.
Compré el número 2 de BiCentenario y me gustó tanto como el primero. Me atrevo a preguntarles esto: ¿es cierto que los centenarios de oro se hicieron en 1921, no en 1910?
Guadalupe Herrera, Texcoco
La moneda conmemorativa del Centenario fue crea da por el gobierno de Álvaro Obregón mediante un decreto del 28 de septiembre de 1921. Se fijó su valor en cincuenta pesos oro de ese tiempo. En ese mes, Obregón organizó las fiestas del Centenario de la consumación de la Independencia con la emisión de la famosa moneda, un gran desfile militar, la llegada de delegaciones diplomáticas, científicos y hombres de negocios. A estas celebraciones se sumaron las de las colonias extranjeras, como la española y la francesa, las de asociaciones privadas y las de varios periódicos. Los eventos, que resultaron muy populares en un país necesitado de actividades festivas, fueron filmados y exhibidos en las salas de cine de la república. Obregón intentaba presentarse como la cabeza de un gobierno fuerte y civilizado, capaz de realizar programas análogos a los que hizo Porfirio Díaz en 1910. El Centenario de oro era una óptima forma de mostrar poder y apareció en una etapa en que las monedas habían desplazado a los billetes por la suspicacia del público hacia la gran variedad de billetes sin respaldo en metal que circularon durante la Revolución.
¿SABÍAS QUÉ…?
Un mexicano inventó la televisión a colores.
El tapatío Guillermo González Camarena (1917-1965) desarrolló el “sistema tricromático secuencial de campos”, el cual partía de los colores primarios, rojo verde y azul para la captación y reproducción de las imágenes. Demostró que era posible adaptar este sistema a la televisión en blanco y negro, y en en 1939 obtuvo las patentes mexicana y estadounidense de su invento. En 1946 abrió la XEGC (las dos últimas letras corresponden a las iniciales de sus apellidos), que fue la primera estación experimental de televisión. cuyos programas transmitían cada sábado. En 1948 con el fin de contribuir a la enseñanza de la medicina, inició las transmisiones a color de circuito cerrado desde los quirófanos del Hospital Juárez y dos años después exportó el primer equipo de televisión a color a la ciudad de Chicago. En 1952 se inauguró en México XHGC, Canal 5 de televisión con equipo fabricado por él mismo y en 1963 este canal empezó a transmitir a color la serie “Paraíso infantil”.
POR AMOR A LA HISTORIA
Elvia Guadalupe Morales García se dedicó toda su vida a la enseñanza de las matemáticas en Parras de la Fuente, Coahuila, habiendo obtenido de joven la licenciatura en esta carrera y luego la maestría en Planeación y Administración Educativa. Se jubiló de la Escuela Normal Oficial “Dora Madero” hace algunos años y, aburrida de permanecer en su casa, decidió mostrar la ciudad de la que se siente orgullosa, y relatar su historia a los visitantes. Para esto se puso a estudiar y así, junto con sus recuerdos y los recuerdos que le cuentan otros, consigue que los viajeros gocen plenamente de lo que ven y, con su ayuda, casi pueden vivir.
Su éxito ha sido tal que la ciudad reconoció sus méritos y la nombró cronista en el año 2003. Como tal, se ocupa de la investigación, conservación y difusión de la cultura del municipio así como de escribir crónicas de los sucesos sobresalientes. Sin embargo, no deja las visitas guiadas; no puede dejar de caminar junto a las acequias y a la sombra de los nogales de la ciudad que tanto ama transmitiendo sus sentimientos a quienes la acompañan. Si ustedes viajan a Parras, no dejen de buscarla. Tendrán una experiencia única.
Si desea contribuir al correo del lector, mándenos sus escritos a: bicentenario@institutomora.edu.mx