Vicente Guerrero, un arriero independentista

Vicente Guerrero, un arriero independentista

Jesús Guzmán Urióstegui
Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 22.

Fue la espada que se alzó en el sur junto con varios miles de hombres, con quienes a pesar de la escasa formación militar colocó a la defensiva a los españoles. Iturbide tuvo que acordar con aquel guerrillero valiente, y aunque firmaron una paz que sólo duró dos años, el espíritu independentista y republicano de Guerrero se mantendría hasta su muerte.

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Vicente Ramón Guerrero Saldaña, a quien se bautizó en Tixtla el 10 de agosto de 1782, se insertó en la gesta independentista por lo menos desde octubre de 1810, figurando ya para mediados de noviembre como uno de los cabecillas que controlaban Tetela del Río, en la Tierra Caliente del actual estado de Guerrero. Desde ahí dotaría de provisiones a las huestes de la región norte, dirigidas por Francisco Hernández y Manuel Vega, y a las de la Costa Grande, con José María Teclo Morelos al mando.

Posteriormente,quizá en diciembre o enero, se unió a este último caudillo, siendo uno de esos 2 000 hombres que con flechas, lanzas, piedras, uno que otro fusil y algún cañón, asediaban el puerto de Acapulco. De acuerdo con la opinión del comandante realista Nicolás de Cosío, eran sujetos indecentes y canallas, aunque no dejó de reconocer que eran dueños de una habilidad extraordinaria y una sagacidad campestre que, sumada al mal temperamento de las tierras, lo despoblado de ellas, lo intransitable de los caminos y lo inaccesible de las montañas, hacía que las expediciones de las tropas del monarca resultaran trágicas. Ante una realidad tan apabullante, el militar le pidió al virrey que le enviara un regimiento de 800 a 1 000 hombres diestros e inteligentes, si de verdad quería acabar con la insurrección.

A partir de entonces, Vicente Guerrero ya no se separaría de los batallones del cura Morelos, destacándose siempre por su valor y por su arrojo. Esto le valió en octubre de 1814, ya con el grado de teniente coronel, que se le encargara mantener viva la llama de la lucha en la parte oriente de las tierras surianas y en la provincia de Oaxaca.

[35] Vicente Guerrero en, Manuel Rivera Cambas, Los gobernantes de MAi??xico, MAi??xico, J. M. Aguilar Ortiz, 1872-1873.
Vicente Guerrero en Manuel Rivera Cambas, Los gobernantes de México, México, J. M. Aguilar Ortiz, 1872-1873

Tal comisión no fue fortuita. Los enfrentamientos de Tetela del Río, Acapulco,Tixtla, Izúcar, por ejemplo, hacían constar que era un firme seguidor de los ideales de regeneración americana, seguro como estaba de que Morelos no se había equivocado al convertir el sur en un bastión rebelde de hecho y de derecho, base de la defensa y expansión de la causa revolucionaria, con la creación de la provincia insurgente de Tecpan el 18 de abril de 1811.

Y mucho menos se trató de una petición circunstancial, ya que obedeció a la necesidad  que tenía Morelos de reorganizar la lucha y suplir la pérdida de sus dos lugartenientes principales: Matamoros y Galeana. El tixtleco no lo defraudó. Quizá en ese entonces era algo rústico y poco hábil con las letras, pero nadie ponía en duda su astucia en la estrategia militar, en la que aprovechaba su extraordinario conocimiento del medio geográfico en el que se movía –era descendiente de afromestizos dedicados a la arriería. No versaba todavía en cuestiones de alta política, pero sí tenía un pensamiento republicano bien definido, tal como consta en la proclama que dio desde su cuartel de Alcozauca el 30 de septiembre de 1815, año sexto de la libertad. Ratificó que había prestado juramento a la sabia Constitución del verdadero supremo gobierno americano, hecho que lo obligaba a pedirle a todos los habitantes de su jurisdicción que asumieran su calidad de ciudadanos y se organizaran mediante asamblea, no en torno a intereses particulares y sí con fundamento en el beneficio común de un pueblo tanto más distinguido por el altísimo, cuanto ha querido ultrajarlo el despotismo, la soberbia y la malicia de la tiranía Eugropana. Tiranía europea que para él no podía ser otra sino la de España.

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