Oídos sordos
Darío Fritz En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 62. Dentro de estos vehículos que circulan por el zócalo capitalino en tiempos en que los fuegos de la revolución se habían apagado y la vida de las ciudades adquiría visos de normalidad, predomina la indignación y el enojo. El “canalla” del cartel dice mucho. Pedir “un ejemplar castigo” no es más que instar a que aquello, el robo y asesinato del colega taxista, no quede en la impunidad, simplemente para que no se repita. Lo tenían bien claro por entonces, y para eso recurrían al lugar donde quizá alguien los podría escuchar del otro lado de las paredes robustas de Palacio Nacional. Exigían decisiones a la altura de sus reclamos: investigar, detener y castigar con las armas de la ley. Para vivir en paz y sin temores a la hora de salir a la calle.…