Todo empezó una calurosa tarde de junio de 1995, cuando varias mujeres del poblado de Ek, municipio de Hopelchen, en Campeche, decidieron recurrir a las abejas Xunaai’i’an Kab (variedad americana sin aguijón), como acostumbraban “sus abuelos”. Querían enfrentar los daños causados a su comunidad por la quema de bosques, las prolongadas y crecientes sequías así como por el abuso de sustancias químicas. La miel de estas abejas es más húmeda y ácida, se demora en cristalizar, y ha sido un ingrediente principal de la farmacopea maya. Con el nombre de Koolel Kab (mujeres que trabajan como abejas), iniciaron un pequeño negocio que no sólo produce miel, sino que fabrica jabones y cremas y se consolidó poco a poco, obteniendo del Fondo Nacional de Apoyo a las Empresas de Solidaridad (FONAES) el reconocimiento de “empresa social exitosa”.