Javier Rico M.
FFyL, UNAM.
En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 33.
Octavio, como su padre Ireneo, tuvo una vida signada por abrazar causas políticas e ideológicas, aunque por ello se alejara de la familia, caería en las penurias económicas o viviera en la soledad. Fiel seguidor del ideario zapatista, en tiempos de su juventud, obtuvo escaso reconocimiento para sus compromisos. Cuando parecía alcanzarlos, las circunstancias políticas y la muerte misma se lo impidieron.
Nunca se percató que lo observaban. No supo que seguían sus pasos y tomaban nota de los lugares que frecuentaba y de sus reuniones con personajes que el destino convirtió en sus correligionarios. Es probable que en sus momentos de soledad lo asaltara la nostalgia en aquel lugar tan al norte, tan lejano del barrio que lo había visto crecer. Quienes lo espiaban llegaron incluso a tramar un plan muy complicado para confirmar las sospechas que lo señalaban como un sujeto peligroso y para echar abajo sus planes. Al menos desde mediados de 1917, cuando las fuerzas constitucionalistas parecían dominar la mayor parte del escenario de la revolución, él era objeto de una red de espionaje montada por el servicio exterior mexicano. En uno de los telegramas en clave que circularon entre el cónsul de México en la ciudad de San Francisco; Cándido Aguilar, secretario de Relaciones Exteriores, y Rafael Nieto, subsecretario de Hacienda, se le identificó como el responsable directo de una maniobra para enviar armamento a los enemigos del gobierno:
Algunos elementos enemigos de este
gobierno están tratando de fletar
barco a los EE.UU. para llevar a los
zapatistas elementos de guerra, que
serán desembarcados en algún punto
de la Costa Chica, Edo. de Guerrero.
Se me informa que el señor Octavio
Paz, que está o ha estado recientemente
en El Paso, Tex., es el que irá
como jefe del barco.Se me dice también que el señor
Séntora, que reside en Los Ángeles,
Cal., tiene ya arreglado todo
lo relativo al flete del barco, el que
está matriculado con bandera americana
y saldrá con destino a Centro
América, con objeto de aprovechar
su paso por las costas de Guerreo
y desembarcar el envío destinado
a Zapata, que se dice consiste en
parque, armas, telas y maquinaria
para reformar cartuchos y fabricar
monedas.A cambio de estas mercancías
ha ofrecido algún agente zapatista
entregar 40 000 pieles que tienen
ya listas en algún punto cercano a
la costa y algunas barras de plata
procedente del mineral de Campo
Morado.
Las pesquisas señalaban a Octavio Paz como cómplice de José Séntora, un rebelde michoacano que había militado en el villismo y que operó luego de manera independiente en su propio estado, antes de refugiarse en la ciudad de Los Ángeles. Y no sólo era vigilado por espías mexicanos, sino también por agentes del Departamento de Justicia de Estados Unidos, quienes, muy al tanto de sus debilidades, llegaron a urdir un plan para contratar a una mujer atractiva e inteligente que se enredara con él y le sacara información.
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