José Francisco Vera Pizaña
Museo Militar de Aviación
En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 57.
Con un espacio para trece salas de exhibición que forman parte del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), fue erigido el nuevo edificio que alberga el Museo Militar de Aviación (MUMA). Expone más de 40 aeronaves restauradas, entre ellas dos biplanos de los tiempos de la revolución mexicana y un bombardero, 200 piezas arqueológicas y diez motores de aeronaves que relatan la historia de la evolución industrial del país.
El Museo Militar de Aviación (MUMA) es uno de los museos de aeronáutica más grande de toda América Latina. Ubicado en la Base Aérea Militar núm. 1, en Santa Lucía, Estado de México, este recinto conserva, estudia y expone aquellas aeronaves, piezas históricas, artísticas e industriales que dan cuentan de la evolución de la aeronáutica militar en México.
El proyecto fue concebido por iniciativa de la Secretaría de la Defensa Nacional con apoyo de en un grupo de historiadores, arquitectos, ingenieros, diseñadores, restauradores y aeromodelistas, quienes se encargaron de edificar un recinto compuesto por trece salas de exposición permanente, cuatro galerías, una biblioteca especializada y dos auditorios destinados para la realización de eventos afines a la aeronáutica.
En 2022, luego de dos años de investigación, diseño y construcción, el Muma abrió sus puertas para todo el público, tanto mexicanos como extranjeros, con el objetivo de convertirse en uno de los museos más importantes en México y el mundo.
Historia
Los orígenes de la aviación militar en México se remontan al año 1915, momento en que el primer jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza, giró instrucciones para la creación del Arma de Aviación, la cual quedó conformada por el Departamento de Aviación, los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas y la Escuela Nacional de Aviación (posteriormente renombrada como Escuela Militar de Aviación).
Esta nueva Arma tuvo una importante participación durante la revolución mexicana, destacándose en la batalla de Topolobampo (1914) ‒primer combate aeronaval en la historia‒ y la batalla del Ébano (1915) ‒en la que los aeroplanos constitucionalistas realizaron vuelos de reconocimiento y bombardeo sobre las fuerzas villistas. La aviación también fue empleada durante las rebeliones posrevolucionarias, como en la rebelión delahuertista (1923), la rebelión yaqui (1927-1929) y la guerra cristera (1926-1927).
Para la década de 1930, la aviación militar mexicana ya contaba con una sólida estructura administrativa, técnica, docente e industrial, misma que la consolidó como una de las fuerzas aéreas más preparadas de toda América Latina, llegando a tener, desde sus orígenes y hasta principios de aquella década, más de 300 aeronaves, muchas de las cuales fueron construidas bajo licencia en territorio nacional.
Ante la necesidad de consagrar un espacio para el resguardo de la historia de la aviación mexicana, a principios de 1933, el entonces general brigadier Leobardo G. Ruiz, jefe del Departamento de Aeronáutica de la entonces Secretaría de Guerra y Marina, sugirió la creación de un museo de aviación en un espacio acondicionado para reunir “los objetos, fotografías y documentos que se relacionen con la historia de la Aviación en México”. Dicha iniciativa fue aprobada ese mismo año y, el 15 de noviembre de 1933, el museo fue inaugurado en las oficinas del Departamento de Aeronáutica, en el Puerto Aéreo de Balbuena, en la ciudad de México.
El museo se mantuvo algunos años en activo; sin embargo, ante las constantes mudanzas del Departamento, el material original del museo se perdió o terminó en las nuevas instalaciones de la Comandancia de la Fuerza Aérea Mexicana, en la ciudad de México. Al llegar el nuevo milenio, el museo fue reabierto al público en uno de los hangares de la Fuerza Aérea ubicado en la Base Aérea Militar núm. 1, en Santa Lucía, Estado de México. Ahí se mantuvo operando hasta el año 2019.
En 2020, en el marco de la construcción del nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, y ante la necesidad de reubicar todas las instalaciones militares de la Base Aérea Militar núm. 1, el general de brigada Gustavo Vallejo Suárez, jefe del Agrupamiento de Ingenieros Felipe Ángeles, consideró oportuno la creación de un edificio exprofeso para albergar el acervo histórico del museo. Así surgió el proyecto del Museo Militar de Aviación Tte. P. A. José Espinoza Fuentes, el cual, junto con el tren histórico cultural-Olivo y el Museo del Mamut “Quinametzin”, forman parte del corredor cultural de la Base Aérea Militar núm. 1.
Aeronaves históricas
El MUMA resguarda más de 40 aeronaves, divididas en aeronaves de ala rotativa (helicópteros) y de ala fija (aviones), muchas de las cuales fueron utilizadas por la Fuerza Aérea Mexicana en algún punto de su historia. Todas ellas fueron restauradas con la intención de que los visitantes puedan apreciar los colores, las formas y el mecanismo con el que originalmente volaron.
Entre las más relevantes se encuentra el ala ventosa, la cual era parte de una estructura de bicicleta-planeador desarrollada a principios del siglo XX por Manuel Ventosa, misma que es prueba de que México se encontraba muy interesado en desarrollar máquinas voladoras más pesadas que el aire. El museo también cuenta con dos réplicas de biplanos TNCA serie A y serie H, los cuales hacen alusión a dos de las primeras aeronaves diseñadas y construidas en México durante la revolución mexicana. Otra joya del museo es el avión bombardero B-25 Mitchell, uno de los bombarderos que fueron adquiridos por México a raíz de su entrada en la segunda guerra mundial, y cuya misión fue la de vigilar las costas mexicanas ante la amenaza de submarinos del Eje.
Entre las aeronaves modernas que conserva el MUMA destacan los dos primeros jets de pelea adquiridos por la Fuerza Aérea Mexicana en la década de 1960: el de Havilland Vampire Mk. III y el Lockheed T-33, ambos con su esquema de colores original. De igual forma, se cuenta con uno de los Northrop F-5 Tiger adquiridos en la década de 1980, el avión de combate supersónico más potente que opera en México y también símbolo de la modernización de la Fuerza Aérea Mexicana.
Además de la aviación táctica, el MUMA cuenta con diferentes aeronaves que en su momento sirvieron para el transporte y reconocimiento aéreo. Por ejemplo, conserva uno de los dos helicópteros Mi-26 adquiridos por la Fuerza Aérea Mexicana a Israel en el 2000, el cual es uno de los helicópteros más grandes jamás construido en el mundo. También se rescató un helicóptero CH-53 que se encontraba en estado de deterioro en Ecatepec, Estado de México, y que fue restaurado y pintado con el esquema de los “Decepticons”, según la película de 2007 Transformers. Ambos volaron en México cumpliendo diferentes misiones en apoyo al Plan DN-III-E.
Finalmente, el MUMA posé algunas aeronaves de carácter civil que, si bien no fueron utilizadas con fines bélicos, sí forman parte de la historia de la aviación mexicana. Por ejemplo, dentro del hangar se encuentra el Stinson SR-5A, el cual, en 1937, se convirtió en la primera aeronave de transporte ejecutivo de la compañía comercial Aeronaves de México S. A. (hoy Mexicana). Afuera del edificio principal fue colocado el avión presidencial El Mexicano, el primero con este fin, adquirido por el presidente Miguel Alemán (1946-1952) con la intención de fungir como medio de transporte del jefe del ejecutivo durante sus viajes por la república mexicana.
Más que aviones
La experiencia en el Museo Militar de Aviación no se limita a las aeronaves expuestas dentro y fuera del museo, también comprende un acervo de más de 200 piezas de carácter arqueológico, histórico y artístico, distribuidas entre trece salas de exposición permanente, cuya temática versa en torno al vuelo en la naturaleza, la aerostación y los pioneros del vuelo, hasta el uso de la aviación durante la revolución mexicana, en la segunda guerra mundial y en la modernidad.
Algunas de las piezas más importantes son las que fueron donadas por los integrantes del Escuadrón 201, las cuales conforman el acervo de la sala ocho, “La FAEM y el Escuadrón 201”. Las piezas expuestas se dividen en sables Shin guntō ‒generalmente confundidas con katanas‒, las cuales eran otorgadas a los oficiales y suboficiales japoneses durante la segunda guerra mundial; también se cuenta con dagas nazis y sables italianos de la época fascista; recuerdos de la estancia del Escuadrón en Filipinas, como lo son un gazné y un par de zapatillas Bakya y una bandera Hinomaru con firmas en japonés. De igual forma se exponen armas y material bélico utilizado por los miembros del Escuadrón, como lo son fusiles, carabinas, ametralladoras, miras de bombardeo, cámaras-pistola, entre otras.
Otra de las salas más interesantes es la sala seis, titulada “Los grandes vuelos de la aviación nacional”, en la que se exhiben diferentes piezas de carácter histórico y artístico, alusivas al periodo en que los pilotos mexicanos realizaron los primeros vuelos por territorio nacional, Estados Unidos y América Latina. Destacan los bustos de algunas de las grandes figuras de la aviación militar, como Alfredo Lezama Álvarez y Emilio Carranza. De este último, también se cuenta con un vitral y un cuadro alegórico a sus viajes de buena voluntad hacia Norteamérica. También se rescató un monumento dedicado a Pablo Sidar, así como su medalla al mérito otorgada por sus vuelos hacia Sudamérica y un premio de la Semana aérea de 1929. En esta sala también se encuentra la joya de la colección histórica del MUMA: la bandera mortuoria con la que se cubrió el féretro del Piloto Aviador Amado Paniagua (†1918), primera víctima mortal de la aviación militar en México, cuya peculiaridad histórica es que tiene los colores invertidos y contiene las firmas y dedicatorias de los compañeros del aviador accidentado.
Además del acervo histórico y artístico, el museo cuenta con una colección de más de diez motores de aeronaves que cuentan la historia de la evolución industrial del país. Destacan los dos motores ENV Tipo F y Renault 8C, utilizados por Alberto Braniff, primer mexicano en realizar un vuelo en México, en sus vuelos de 1910 y 1911, respectivamente. También se cuenta con un motor P&W de 18 cilindros empleado en los aviones P-47 piloteados por los miembros del Escuadrón 201 en Filipinas. Como pieza especial, el MUMA resguarda los fragmentos del motor Wright del avión México-Excélsior, en el cual perdió la vida el capitán Emilio Carranza en el año 1928.
El MUMA es gratuito y se encuentra abierto a todo público, de martes a domingo, en un horario de 9:00 a 17:00 horas. Su objetivo es atraer a especialistas, curiosos e interesados en la aviación mexicana, su historia, la ciencia y la fascinación que han tenido todos los seres humanos por alcanzar el sueño de volar.
Visitas
El Museo Militar de Aviación se ubica dentro de la Base Aérea núm. 1 de Santa Lucía, en el Estado de México.
Año de creación: 1933.
Espacio físico: trece salas de exposición permanente, cuatro galerías, una biblioteca especializada y dos auditorios.
Horario: Todos los días, excepto lunes, de 9 de la mañana a 5 de la tarde.
Entrada libre.
tienen alguna informacion del avion sonora alguna replica