José Eduardo de Cárdenas y Romero “Un español de Tabasco”

José Eduardo de Cárdenas y Romero “Un español de Tabasco”

María Eugenia Arias Gómez
Instituto Mora

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 58.

Considerado un prócer en su tierra, con una formación sólida en teología, filosofía e historia, estuvo en las Cortes Generales y Extraordinarias de Cádiz, donde, en 1811, reveló el abandono de su natal Provincia de Tabasco por la corona española. Sus compatriotas de entonces en el poder desconfiaron de sus relaciones con la monarquía y lo llegaron a perseguir.

Pbro. José Eduardo de Cárdenas, litografía, en Gil y Sáenz, Historia de Tabasco, México, Gobierno del Estado de Tabasco, 1957, p. 136. Biblioteca “Ernesto de la Torre Villar”, Instituto Mora.

Las versiones históricas que explican por qué la monarquía española conservó y después perdió su grandeza al emanciparse sus colonias ultramarinas, se enriquecen si observamos –por partes– cómo la corona influyó en los aspectos integrales de sus dominios. Un caso ejemplar es Tabasco, cuyos datos históricos y los de la vida de dicho autor aquí expondré.

Tabasco en Yucatán

La entidad colonial denominada “Provincia de Tabasco” estuvo dentro de los límites jurisdiccionales de la Capitanía General de Yucatán y, a raíz de las reformas borbónicas del siglo XVIII, en la Intendencia de Mérida de Yucatán. Fue así que los tabasqueños quedaron sujetos a los yucatecos por largo tiempo. Hacia 1794, los rasgos históricos provinciales sugieren enorme atraso, pobreza y desigualdad social; su comercio, agricultura y ganadería impulsaban muy lento a la economía. La Provincia, cuya capital era Villa Hermosa de San Juan Bautista, se dividía en nueve partidos; tenía alrededor de 35 829 habitantes con 55% de indígenas, víctimas del peonaje; 38% de mestizos, entre los que destacaban “los pardos”, mezcla de negro y mestizo, y 7% de blancos y criollos, sector local más pudiente constituido por comerciantes y hacendados, quienes ocupaban puestos políticos de suma importancia e integraban a las corporaciones militar y eclesiástica; aunque no pocas veces esos cargos eran destinados a yucatecos.

Vivir bajo la férula de Yucatán, lejos de la ciudad de México y abandonada por la corona, tener marcadas diferencias socioeconómicas, alto grado de analfabetismo, pocas vías de comunicación terrestre y una baja enorme de población por hambre, enfermedades, ataques de piratas, etc., generaron las condiciones paupérrimas de la Provincia, que para el primer decenio del siglo XIX se habían recrudecido. Las causas de los movimientos de independencia en las colonias hispanas de América fueron diversas. Y a ellas se sumó un agravante externo: la invasión napoleónica en España que, a partir de 1808, desató una guerra. En ese año abdicó Carlos IV en Bayona, donde estuvo preso con su hijo Fernando VII y el resto de su familia. Las Cortes se movieron a Cádiz en 1811, donde se escucharía la voz de un tabasqueño.

Teólogo e intelectual

Retrato de José Eduardo de Cárdenas realizada por artistas plásticos de la Casa de la Cultura de Cunduacán.

José Eduardo de Cárdenas y Romero nació el 13 de octubre de 1765 en Cunduacán, pueblo de la Chontalpa, y donde murió el 23 de enero de 1821. Era hijo de tabasqueños, Francisca Romero y Roberto de Cárdenas y Breño, criollo con ascendencia irlandesa y buena posición económica. Siendo niño, tomó los cordones de cadete en las milicias locales e inició su carrera eclesiástica. Además de su buena cuna, tuvo la suerte de vivir en la casa de unos tíos ricos, Francisca de Cárdenas y Juan de Amestoy, renombrado militar y político, quien fue coronel, así como gobernador interino de la Provincia de Tabasco. José Eduardo aprendió entonces gramática latina. Ya joven se trasladó a Mérida. Allí radicó, estudió teología sagrada y filosofía en el Seminario Tridentino. Enseñó gramática en la catedral meridana y, en 1787, regresó a Tabasco. Luego viajó a la ciudad de México. Ir a las capitales yucateca y novohispana, ampliaron el horizonte cultural de Cárdenas y Romero.

Obtuvo el grado de bachiller en Teología y Filosofía en la Real y Pontificia Universidad de México; cursó historia eclesiástica y derecho canónigo, e impartió lógica y metafísica. En 1788 impartió filosofía en el Colegio de San Juan de Letrán. Dos años después, escribió una composición poética que ganó el primer lugar en el certamen convocado por la universidad para exaltar el trono de Carlos IV. Para 1794, se ordenó presbítero y en 1797 fue teniente in-capite y juez eclesiástico de su Provincia, asimismo administrador general y vicario foráneo del distrito y la parroquia de su pueblo.

En 1805, Cárdenas alcanzó la licenciatura y el doctorado en Sagrada Teología por la Real y Pontificia Universidad de San Carlos de Guatemala. Conforme iba y regresaba a su terruño y a Mérida, continuó en ascenso. Se le encargó el “Vice-Patronato en nombre de su majestad” y se le propuso como comisario del Santo Oficio en Campeche. En 1808, se opuso a la invasión napoleónica en España e incitó a sus coterráneos desde el púlpito para luchar por la libertad; además, aportó dinero a fin de ayudar a militares heridos en campaña.

Cuando el Ayuntamiento de Villa Hermosa lo designó diputado por Tabasco en 1810, tenía 45 años –una “edad histórica” clave– que José Ortega y Gasset y Julián Marías asocian con la “plenitud”, “gestión” o el “predominio” de un individuo. El bagaje intelectual, la fama, buena pluma y retórica de Cárdenas mostrarían cuan idónea había sido aquella elección para que diera a conocer la situación histórica integral de su provincia.

José Eduardo viajó a España y el 27 de febrero de 1811 prestó juramento de ley ante las Cortes Generales y Extraordinarias reunidas en Cádiz. A poco, leería, de su puño y letra, la Memoria a favor de la Provincia de Tabasco, signada el 24 de julio del mismo año, texto donde el autor se concibió a sí mismo como “un español de Tabasco” y dio a conocer el porqué de los males de su entidad que, por largo tiempo, desde la colonia, había estado sepultada en “profundo olvido” e “inmérita obscuridad”.

En 1812, Cárdenas estuvo en Vigo donde fue capellán de soldados que irían a América y, sin ser médico, atendió a enfermos. Luego viajó a Cuba y Veracruz; ya estando en su provincia, se pensó que simpatizaba con los insurgentes. Vendría un periodo difícil en la vida del personaje. Si recordamos, en marzo de aquel año, al regresar al poder en España, Fernando VII derogó la Constitución promulgada por las Cortes de Cádiz. Y como Cárdenas la había firmado, se le consideró “sospechoso”.

Un trienio después suscribió un acta en Cunduacán asegurando en ella que no había participado en el Congreso de Apatzingán. Sin embargo, fue perseguido y tachado de “libertino e irreligioso”, “secuaz” de Rousseau y Voltaire. En 1816, a petición del gobierno, escribió una “Relación de Méritos” que redactó en tercera persona y que constituye su autobiografía. Cinco años después dejó sus actividades y murió el 23 de enero de 1821 en Cunduacán.

José Eduardo de Cárdenas y Romero figura como un prócer. Es, sin duda, el personaje de mayor relevancia en la historia colonial de Tabasco y su Memoria, una obra insustituible en el proceso historiográfico tabasqueño. Vale la pena agregar que en la Provincia no hubo un movimiento armado, aunque sí una agitación de ánimos y reuniones secretas. La cabeza del partido insurgente José María Jiménez Garrido fue aprehendido en aquel año 1821 por Ángel del Toro, último gobernador español de la entidad. Por otro lado, Juan Nepomuceno Fernández Mantecón, comisionado por Antonio López de Santa Anna, proclamó la Independencia en Villa Hermosa el 8 de septiembre de dicho año. Finalmente, los tabasqueños adquirieron su autonomía de Yucatán en 1823 y en enero de 1824 surgiría Tabasco como estado soberano.

Estatua de José Eduardo Cárdenas y Romero en la ciudad Heroica Cárdenas, Tabasco, copia de la que se encuentra en el Paseo de la Reforma en la ciudad de México.

PARA SABER MÁS

  • Arias Gómez, María Eugenia, “Aspecto militar en Tabasco, 1518-1825”, Estudios Militares Mexicanos V, La importancia de la historia militar, México, Seminario de Cultura Mexicana/Asociación Internacional de Historia Militar, 2014, pp. 258-288.
  • Arias Gómez, María Eugenia, Ana Lau Jaiven y Ximena Sepúlveda Otaíza, “Últimos momentos de la tutela”, en Tabasco: una historia compartida, México, Instituto Mora/Gobierno del Estado de Tabasco, 1987, pp. 29-53.
  • Ferrer Benimeli, José A., “Los diputados novohispanos en las Cortes de Cádiz (1810-1813): problemas y estado de la cuestión”, Revista Montalbán, 2021, en https://cutt.ly/cX5sI1T
  • Gurría Lacroix, Jorge, “Prólogo” en José Eduardo de Cárdenas, Memoria a favor de la Provincia de Tabasco, Villahermosa, Consejo Editorial del Gobierno del Estado de Tabasco, 1979, pp. 7-12.
  • Mestre Ghigliazza, Manuel (COMP.), “Memoria del Doctor Don José Eduardo de Cárdenas, con una relación de sus méritos, en que se encuentran algunos apuntes biográficos”, en Documentos y datos para la historia de Tabasco, t. i: 1790-1833, México, Tipografía El Faro, 1916, pp. 6-16.

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