Revista Bicentenario. El ayer y hoy de México, núm. 25.
Si a la historia de México la continuáramos mirando desde los episodios políticos, muchas cosas de nuestro pasado quedarían sin conocer, muchas otras sin explicación, otras más en el olvido. Tendríamos una visión parcial de nuestro ayer, una imagen fragmentada de la realidad, un enfoque inacabado de los distintos acontecimientos y de los actores involucrados. En cada número de BiCentenario nos esforzamos por ofrecer a nuestros lectores una percepción variada de nuestro pasado; procuramos una mirada renovada de nuestra historia, una visión más cercana de los distintos sucesos que tuvieron lugar en un tiempo ya ido o de aquellos problemas que nos inquietan actualmente. La historia en nuestra revista es la suma de muchas historias que nos revelan una multiplicidad de hechos y actores, que nos muestran la riqueza de nuestro pasado. En ellas se ven involucrados muchos sujetos: grandes personajes que destacan por sus obras, por su ingenio, por su arte y cuyo legado reconocemos; y mexicanos que, como tú o como yo, hace tiempo o ahora, colaboramos en la construcción de la historia de nuestro país.
Con distintos ingredientes se ha ido constituyendo nuestro ser histórico: acontecimientos políticos, relaciones internacionales, preocupaciones científicas, encuentros deportivos, creaciones artísticas y diversiones, entre otras muchas acciones. En estas páginas está contenida una imagen de México enriquecida con muchas situaciones, con diversos actores, con el día a día de los mexicanos que nos muestran aspectos que ni siquiera habíamos imaginado; facetas varias de nuestra cultura que habían pasado desapercibidas y que nos revelan que lo que hoy vivimos tuvo un comienzo en el ayer.
En este número hablaremos de política. De las propuestas de un estadista español, el conde de Aranda, que logró entender el momento de crisis que se vivía, que comprendió las aspiraciones de los americanos y alertó a España. Descubriremos las venturas y desventuras de dos jóvenes españoles que desembarcaron en Veracruz para luchar contra el despotismo de la Corona. Miraremos nuestra relación diplomática con Estados Unidos a través de su guerra civil y los efectos que provocó en nuestro país. Nos ocuparemos de lo que ocurrió después de las celebraciones del Centenario cuando los estudiantes salieron a la calle y exigieron la salida de Porfirio Díaz. Sabremos también del peligro de una intervención estadounidense en 1913 que, como fantasma, merodeó a los mexicanos y contribuyó a la caída de Francisco I. Madero. Visualizaremos a la Guadalupana en un magno festejo religioso que tenía claros tintes políticos. Conoceremos la historia del monumento a un héroe mexicano, que por autoritarismo presidencial se instaló en París, pero que el abandono en que quedó orilló a desalojarlo de la plaza que en un principio lo acogió.
En cuanto a ciencia, daremos la voz al doctor Guevara Oropeza para que nos cuente pormenores en torno a La Castañeda y a su agonía. Reflexionaremos sobre la influencia de los medios de comunicación en los problemas de obesidad infantil. Por lo que respecta a deportes, nos enteraremos del origen de la pelota vasca en México y de cómo nuestras derrotas futbolísticas en los mundiales tienen una historia que comienza en 1930… En cuanto a moda, disfrutaremos de los disfraces y los enredos de los bailes de carnaval. Y sobre arte, desvelaremos los pormenores de la edición de Los de abajo en Nueva York y veremos a Mariano Azuela y a José Clemente Orozco colaborar en un mismo proyecto.
A cada artículo le acompañan una variedad de imágenes que nos ayudan a visualizar cómo era ese tiempo, quiénes fueron esos hombres y mujeres mencionados; qué patrimonio inmueble queda de aquel entonces; qué modas se usaron; qué ilustraciones se diseñaron para determinado libro; dónde se ubicaba el monumento y qué existe hoy en el lugar mencionado…
Textos e ilustraciones se entrelazan en este proyecto editorial para enriquecerlo en cada entrega. Las múltiples historias de sus páginas condimentan nuestro pasado y vigorizan nuestro espíritu.
LAURA SUÁREZ DE LA TORRE
INSTITUTO MORA