La expropiación del petróleo en México. La mirada de un diplomático holandés

La expropiación del petróleo en México. La mirada de un diplomático holandés

Laura Pérez Rosales / Departamento de Historia. Universidad Iberoamericana

BiCentenario # 7

Flotilla de autotanques (1938)
Flotilla de autotanques (1938)

Arthur Methofer llegó a México en 1938, con la misión de informar a sus superiores de todo aquello que se relacionara con el reciente decreto de expropiación petrolera del presidente Lázaro Cárdenas. Al gobierno de La Haya le interesaba velar por los intereses de la Royal Dutch Shell Co., la enorme empresa angloholandesa asentada con gran éxito en la región noreste de nuestro país gracias a la concesión que recibió a fines del Porfiriato.

Captura de pantalla 2013-09-20 a las 19.30.43
Grabado de Alberto Beltrán

El diplomático se encontró con un país agitado, en el que las potencias y compañías extranjeras afectadas ejercían múltiples presiones. Su misión, que se extendió hasta el fin del mandato del general Cárdenas, fue por tanto muy difícil. Desde el inicio debió comunicar cómo el gobierno de Estados Unidos apremiaba al de México a dar marcha atrás al decreto de expropiación. Un ejemplo claro era la decisión de Washington de no comprar ni un gramo de plata mexicana “básico para los ingresos nacionales”, pedir a otros países que hicieran lo mismo y adquirirlo a precios aun a dos o tres por ciento menos que en el mercado internacional. Informó también sobre la reunión del secretario de estado Cordell Hull con los representantes de las grandes compañías para forzar a que se les restituyeran sus propiedades.

En una atmósfera llena de los nubarrones previos a la segunda guerra mundial, advirtió a La Haya del peligro que implicaba que, ante el boicot a la industria petrolera mexicana llevado a cabo por las firmas angloestadounidenses, el gobierno de Japón ofreciera comprar el petróleo a cambio de facilidades portuarias para sus negocios. Methofer conocía sus límites como diplomático, por lo que, a diferencia del representante británico, se condujo siempre con cautela y recomendó una actitud prudente a la Corona. A él le tocó mediar entre la Royal Dutch Shell Co. y el gobierno de Cárdenas; se reunió varias veces con Eduardo Hay, secretario de relaciones exteriores, dando valor a la versión mexicana y percatándose del enojo que causaba que las empresas no hubieran respetado el acuerdo de trato directo entre las partes y acudiesen a sus gobiernos para ejercer más presión. Atento a las noticias de la prensa mundial, Methpfer pudo informar a sus superiores que, en entrevista aparecida en el New York Times, Cárdenas manifestó estar dispuesto a un arreglo con las firmas expropiadas y a compensarlas. Por eso el holandés estaba convencido de que el presidente mexicano sostendría el decreto de expropiación por encima de todo. Y así fue. Por eso no le sorprendió el boicot declarado por las empresas, que impidió a la industria petrolera mexicana adquirir las refacciones que precisaba y eran fabricadas en negocios vinculados con aquellas. Aunque “admitía” el gobierno reaccionó con rapidez y habilidad al procurar y conseguir la venta de crudo, no de gasolina, a compañías italianas, incluso una tejana, a precios menores de los vigentes en el mercado mundial.

Captura de pantalla 2013-09-20 a las 19.34.27Methofer hacía notar a sus superiores que el Departamento de estado y el embajador Josephus Daniels mostraban mayor capacidad y voluntad de negociar que los británicos. Como su mirada diplomática no dejaba pasar datos que pudieran revelar las tendencias reinantes, aun cuando no estuvieran estrechamente ligadas al tema petrolero, se refirió a la expropiación de tierras que, en carta confidencial al ministerio de asuntos exteriores de Holanda, valoró en $12 millones de dólares, que México podría cubrir en un lapso de doce años. Opinaba que el estado cardenista se abstendría de expropiar más tierras, por lo que cuando se enteró de que se había expropiado una empresa cañera estadounidense se inquietó mucho. Informaba, además, de las requisas de terrenos por no haberse pagado los salarios de los trabajadores o los créditos del gobierno.

[…]

Para leer el artículo completo, suscríbase a la Revista BiCentenario.

PARA SABER MÁS:

  • Friedrich Katz, Nueve ensayos mexicanos, México, Era, 2007.
  • Rob Van Vuurde, Los Países Bajos, el petróleo y la Revolución Mexicana, 1900-1950, Amsterdam, Thela, 1997.
  • Ver la película La rosa blanca, dirigida por Roberto Gavaldón, México, 1961 (resumen en youtube.com).