La oposición morenista en tiempos del Pacto por México

La oposición morenista en tiempos del Pacto por México

Sergio Hebert Caffarel Pérez 
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 56.

Esta radiografía de los inicios de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, en 2015, permite ver su comportamiento, siendo minoría, con los asuntos legislativos que se trataban allí.

Andrés Manuel López Obrador, fundador del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) durante una conferencia magistral sobre la situación socioeconómica y política de México que se realizó a un costado del mercado municipal de Zumpango dando así inicio a una gira de trabajo por el Estado de México, 4 de marzo de 2015. FOTO: Rodolfo Angulo / Cuartoscuro.com.

El Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) se convirtió, en diciembre de 2018, en el primer partido de izquierda que ocupó el cargo presidencial de la república en el México democrático. A poco más de la mitad de su sexenio, el partido representa un proyecto alternativo de nación que se antepone, al menos en el discurso, a las administraciones anteriores acusándolas de conservadoras y neoliberales. Con un amplio apoyo en ambas cámaras legislativas, sus primeros tres años como principal protagonista de la política nacional, en donde marcó la agenda política, contrasta con sus inicios legislativos en 2015, cuando era un actor secundario en la Cámara de Diputados.

En 2018, el país se encontraba inmerso en una serie de problemas socioeconómicos y, al ser un año de elecciones federales, cada partido buscaba culpables para estos males. En el caso de Morena, había solamente uno: la figura discursiva de la “mafia del poder”, la cual aglutinaba a prácticamente el resto de la clase política. La gran irrupción electoral de Morena, un partido de reciente creación, que apenas había debutado en la arena política mexicana, llamó la atención de la población en general, así como de los especialistas en el ámbito político. No sólo había logrado ser el primer partido de izquierda en ganar la presidencia en ese año, sino que también desplazó al mayor partido de izquierda del mismo periodo (PRD), en tan sólo cuatro años. ¿Cómo logró todo esto en el breve lapso de 2015-2018? Si bien es innegable que buena parte de su éxito electoral se debió al liderazgo y la figura de su fundador, Andrés Manuel López Obrador, su primera bancada también desempeñó un papel relevante para la definición del partido como una organización política de oposición.

El sistema de partidos es el principal medio de expresión política de la sociedad mexicana -aunque no el único- ya que, al elegir a un partido durante los comicios, se selecciona a sus representantes en el Congreso. En esta instancia es donde se llevan a cabo procesos políticos de importancia en varias etapas: presentar iniciativas de ley, su estudio, deliberación y debate, para así ser aprobadas o desechadas. Además, ahí mismo se lleva a cabo la ratificación de algunas decisiones del presidente de la república y de la Cámara de Senadores. 

El sistema de partidos mexicano es plural, esto quiere decir que hay más de dos partidos en pugna por el poder político y se tiene la posibilidad de hacerse con él. Sin embargo, aquellos que no logran la mayor parte de los votos se vuelven, por definición, de oposición. Se considera que un partido es de oposición cuando cuestiona al poder instituido y no sólo representa y protege a sus electores, sino también maniobra con las políticas públicas vigentes y busca reformarlas y proponer otros proyectos. Por lo mismo, tiene la obligación de contender con el gobierno instituido, demostrando ser un gobierno alternativo. 

Formación de MORENA

La génesis de Morena se ubica en la gran escisión que tuvo el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 2012. Después de lanzar por segunda ocasión a López Obrador como candidato presidencial y perder nuevamente la elección, inmersa en diversas irregularidades, el llamado partido del sol azteca optó por entrar en una etapa de negociación y realizar una coalición legislativa junto con el Partido Acción Nacional (pan) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Las pláticas derivaron en lo que se llamó el Pacto por México, formalizado el 2 de diciembre de ese año. Para Andrés Manuel López Obrador pactar con los otros dos grandes partidos políticos resultaba inaceptable, por lo que decidió separarse del PRD días antes de la firma de ese acuerdo, el 20 de noviembre. Declaró su malestar con la decisión y dijo, como recoge La Jornada del 3 de diciembre de 2012, que “el Pacto contra México implica un engaño, arreglos cupulares y corrupción. Total, ellos roban, pero dejan robar y quien no transa no avanza.”

Siendo un líder carismático con una amplia trayectoria en la política nacional, el tabasqueño apostó por crear un nuevo partido político desde cero, confiando en su capacidad de convocatoria política. Cabe mencionar que, en 2011, ya había puesto en marcha una organización civil, el Movimiento de Regeneración Nacional, para que le ayudara en las elecciones de 2012, pero, tras la ruptura, utilizó dicha plataforma y la transformó, legitimando la decisión mediante una consulta con los afiliados, en una organización política formal. Esto quedó oficializado el 9 de julio de 2014, cuando el Instituto Nacional Electoral (INE) -antes IFE- le otorgó el registro oficial como partido.

El debut electoral

Con este escenario, la Ley General de Partidos Políticos vigente establecía que en la primera elección en la que participara debía estar solo, sin coaliciones. Las elecciones más próximas eran las de 2015 y se presentaron como la oportunidad perfecta para medir la capacidad de convocatoria electoral de López Obrador. El resultado fue, en varios aspectos, un éxito. La votación del partido en el Programa de Resultados Electorales Preliminares fue de 8.37%, superando así las expectativas de los especialistas, quienes pronosticaban que sólo obtendría 7%, y estableció el récord de ser la votación más alta para cualquier partido de reciente creación en su primera participación en una elección federal. No obstante, el análisis de los resultados dejó claro que había muchas cosas que trabajar, pues su penetración a nivel nacional no fue del todo buena.

Ricardo Espinoza y Juan Pablo Navarrete utilizaron el Índice Compuesto de Competitividad de esas elecciones para calcular el desempeño de Morena. Este nos indica que el nuevo partido sólo alcanzó el grado de competitivo en nueve estados, siendo la Ciudad de México donde estuvo mejor; en el resto de los estados tuvo participación moderada o no competitiva. La capital se convirtió en su primer bastión electoral, por la historia entretejida entre esta y el líder tabasqueño, durante su jefatura en el gobierno del entonces Distrito Federal, de 2000 a 2005.

El debut legislativo

Diputados de MORENA durante una votación en el Pleno de la Cámara de Diputados, 18 de octubre de 2018. FOTO: Enrique Ordóñez /Cuartoscuro.com.

En total, el partido presidido por López Obrador ganó catorce distritos, doce en la capital del país. Para su debut en la LXIII Legislatura (2015-2018) de la Cámara de Diputados, Morena sólo contaba con una modesta bancada, formada por 35 diputados de los cuales catorce fueron obtenidos por la figura de mayoría relativa mientras que el resto –21–, lo fueron mediante la figura de representación proporcional. Esto nos deja claro que, si bien no fue una fuerza política lo suficientemente consolidada a nivel nacional para obtener las diputaciones principales mediante el voto, sí tenía cierto nivel de cobertura y había logrado posicionarse como un partido político con cierta cantidad de votos en varios estados del país. Su coordinadora parlamentaria durante toda la legislatura fue Rocío Nahle García.

¿Quién era en ese entonces la diputada encargada de liderar la bancada? Rocío Nahle, una ingeniera química con especialidad en petroquímica, quien había sido diputada electa por el distrito de Coatzacoalcos, Veracruz. En su carrera profesional obtuvo amplia experiencia en diferentes complejos petroquímicos de Pemex, sector que siempre ha sido prioritario en el proyecto político de López Obrador. Su primer contacto con la política fue en 1999, cuando se convirtió en miembro activo del PRD. Esto nos deja ver que su perfil, tanto académico como político, le dio una cercanía con el líder del partido y había ganado su confianza para dirigir la primera bancada de su proyecto político

Teniendo sólo 35 diputados, ¿era posible para este partido realizar maniobras que influyeran en las votaciones? La respuesta es que no. Y es que dicha legislatura se encontraba dominada por el PRI y por el PAN, los cuales contaban con 203 y 108 escaños, respectivamente. Les seguían los 56 diputados que poseía el PRD y los 47 del Partido Verde Ecologista de México (PVEM). Era un escenario con una pluralidad de partidos, pero con dos grandes protagonistas y tres partidos pequeños. Esta situación mantenía a Morena fuera de la jugada legislativa ya que, con 7% de la cámara legislativa, no podía bloquear una iniciativa de reforma a la Constitución o una de ley si los principales partidos políticos se aliaban en la votación. Con el simple hecho de que el PRI y el PVEM se aliaran en la votación legislativa, debido a la alianza electoral establecida al lanzar algunas candidaturas en coalición, se tomaba el control de la cámara. Esto dejaba a Morena con muy pocas maniobras dentro del recinto legislativo.

La bancada inicial

No se puede afirmar que Morena fuese un partido cuyos miembros eran actores completamente nuevos, pero tampoco podemos decir que su bancada proviniera de otros partidos; aunque queda claro que la notable fuerza de su convocatoria emanaba de su líder, quien había arrastrado a varios elementos de los partidos de izquierda ya establecidos. El nivel de estudios de los diputados de Morena era el siguiente: siete contaban con estudios de posgrado (algunos en el extranjero), 23 con algún tipo de educación superior (pasantes, titulados, licenciatura trunca o carrera técnicas), uno con educación media superior, dos con secundaria y otros dos con primaria. Por otra parte, la bancada también presentaba otra característica peculiar: la mitad no poseía experiencia partidista previa. De sus integrantes, 17 habían tenido algún vínculo directo, como la militancia, con algún partido existente: nueve con el PRD, dos con Movimiento Ciudadano (MC), dos con el Partido del Trabajo (PT), dos con el Partido Popular Socialista (PPS), uno con el PVEM y uno más con el Partido Unidad Popular de Oaxaca. Para los 18 restantes, la situación era distinta: ellos se iniciaron en la política legislativa con Morena.

Comportamiento legislativo

Pese a la imagen de confrontación que los partidos políticos proyectan en la opinión pública, por lo general, dentro de la Cámara de Diputados, sus integrantes se escuchan, debaten y llegan a un común acuerdo en el momento de legislar. Desde que se presenta una iniciativa en las comisiones permanentes hasta la votación, conviven y dialogan. Sólo cuando las iniciativas entran en total conflicto con su agenda o se trata de temas sumamente polémicos confrontan en el momento de votar. Por lo mismo, no nos debe de extrañar que Morena -ubicándose a sí mismo como oposición política- votara en numerosas ocasiones a favor en conjunto con las bancadas rivales del PRI, PAN o PRD.

Según registra la Gaceta Parlamentaria, durante su primer año de actividades parlamentarias, Morena estableció acuerdos -votando, al igual que los otros cuatro partidos más fuertes de la Cámara- en 72% de las votaciones en general; en el segundo en 85% y en el tercer año en 89.5%. En total, durante la LXIII Legislatura, su grupo parlamentario votó a favor de 536 iniciativas, en 96 ocasiones en contra y presentó sólo una votación dividida. Algo que se destaca es que Morena, pese a ser compañero ideológico del PRD, no siempre le apoyaba en sus votaciones y marcaba distancia con él. En total, se presentaron 67 votaciones en contra por parte de Morena, cuando el bloque mayoritario junto con el partido del sol azteca había votado a favor. Su táctica legislativa era distanciarse lo más posible de su compañero de izquierda. De esta forma, el PRD se desdibujó ideológicamente ya que su alianza con el PRI y el pan le hizo entrar en un conflicto de identidad. Debido a su cooperación con estos partidos cuando Morena votaba en contra, el PRD se fue suscribiendo, tal vez de manera inconsciente o no, a su bando; ya no podía declararse como oposición. Sólo Morena podía reclamar esa bandera.

El partido morenista votaba en contra de las reformas que se presentaban en materia de impartición de justicia, seguido de las reformas encaminadas al manejo de los recursos naturales y la protección del medioambiente, de la exención o disminución de pagos, tarifas o impuestos, y del aumento de cobros en ciertos sectores (principalmente en turismo y minería). Cabe destacar que también se opuso, de manera constante, a reformas que reorganizaban en la Cámara de Diputados a los egresos e ingresos de las finanzas públicas, las reformas en materia de la lucha contra la corrupción y transparencia de la información, así como de la energética y la educativa. Debemos aclarar que se oponía a las propuestas que se presentaban sobre estos temas, mas no a los temas en sí.

Algo que también ayuda a entender su comportamiento es observar a quién se oponía. Los datos arrojan que fue, principalmente, a las reformas que enviaba el presidente Enrique Peña Nieto, seguido de la Cámara de Senadores -en donde no tenía ningún representante- y, finalmente, a las propuestas emanadas de representantes del PRI (cinco votaciones en contra y ocho abstenciones), PVEM (seis votaciones en contra y una abstención) y pan (seis votaciones en contra y una votación dividida entre a favor y en contra).

Algo que también debe remarcarse es que la bancada comandada por Rocío Nahle era muy disciplinada en el momento de realizar las votaciones en el pleno. En general, todos sus integrantes votaron en la misma dirección, ya sea a favor o en contra-abstención, y en muy pocas ocasiones se presentaba algún diputado que no siguiera esta tendencia.

Conclusiones

Dicho lo anterior, se perfila que la bancada de Morena tuvo múltiples rasgos que resultaron ser de importancia para su éxito posterior. Su cohesión partidaria es algo de importancia, ya que mostró al electorado, así como a sus rivales, que se mantendría unida en todas sus votaciones y esto implicaba que tenía disciplina. Su comportamiento legislativo le permitió capitalizar las decisiones que el PRD había tomado desde 2012 y, de esta forma, le arrebató la bandera de partido de oposición y se distanció de todos en las votaciones más polémicas. Cuando los problemas socioeconómicos se hacían presentes, Morena podía fácilmente culpar a los demás, incluido el PRD, por las malas decisiones que habían tomado. De esta forma, Morena pudo jugar de forma hábil con una bancada mínima y desplazó a su compañero ideológico como partido de oposición, posicionándose, así, como una opción viable para las elecciones de 2018. Supo aprovechar la coyuntura generada durante el último sexenio y capitalizarlo con el candidato presidencial con mayor votación en el México democrático y, al mismo tiempo, con el control de la Cámara de Diputados.

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