A 40 años de la reforma política de 1977

A 40 años de la reforma política de 1977

Marco A. Ávila Peña
Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm.  39.

La coyuntura política y económica dio lugar –durante la presidencia de José López Portillo– a la primera apertura a una reforma electoral del régimen priista que permitiera mayor participación. El resultado sólo dejó conforme al gobierno, pero al menos abrió las puertas a futuras negociaciones para la democratización del país, que de todos modos demoró más de dos décadas en llevarse a cabo.

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A Rosa Albina Garavito Elías

El país vivía una coyuntura ciertamente atípica en 1977, si tomamos en cuenta las décadas de crecimiento económico anterior promovido por un régimen fortalecido y autoritario. Por supuesto, fue la coyuntura que inauguraría el México de las crisis, pero en ese entonces era imposible saberlo. Nadie ve al futuro con total claridad, acaso, se llama al porvenir con esperanza, más aún cuando las cosas empiezan a cambiar para mal. Un ejemplo de ello fue “Vive” la canción que popularizó José María Napoleón en medio de efervescencia política y dificultades económicas después de la crisis devaluatoria que generó una masiva fuga de capitales, entre otros efectos adversos.

Vive feliz ahora mientras puedes, quizás mañana no tengas tiempo para sentirte despertar…siembra tu tierra y ponte a trabajar. Abre tus brazos fuertes a la vida no dejes nada a la deriva, del cielo nada te caerá. Trata de ser feliz con lo que tienes, vive la vida intensamente, luchando lo conseguirás.

La melodía, escrita por “el poeta de la canción” imprimía a la atmósfera del momento una suerte de esperanza que resultó bienvenida en muchos hogares mexicanos. Pronto se ubicó en el primer lugar de popularidad y hacia mayo se escuchaba prácticamente a todas horas y en todos los lugares. Es comprensible el interés de los radioescuchas si consideramos que durante 1977 se vivieron profundamente los efectos de la crisis económica iniciada el año anterior.

Eran tiempos de cambio en el mundo. Por ejemplo, tras la muerte de Francisco Franco, en España se concretaba una apertura política que permitía al Partido Comunista Español su registro legal, después de décadas de proscripción. Era una buena señal para un país como México, que necesitaba ampliar el abanico electoral, de modo que el camino de la democracia sufragista se colocara como el mejor de los escenarios políticos ya que frenaba la radicalización de grupos de izquierda y de derecha al mismo tiempo.

En otras latitudes también ocurrían modificaciones, pero estas no iban sobre la misma línea. En América Latina, países como Argentina, Chile y Paraguay mostraban cómo gobernar militarmente a sociedades críticas y plurales. Aunque México no era la excepción en ese sentido por el grado de brutalidad ejercida contra los opositores y grupos clandestinos, el régimen había logrado mantener su dominación con un cariz democrático durante décadas. Su estabilidad no se había cuestionado sino hasta finales de 1976, pues incluso existió un fuerte rumor de un golpe de Estado que estallaría el 20 de noviembre de ese año.

Problemas internos

De entre el cúmulo de dificultades que vivía el país, la explosión demográfica representaba un asunto que no era menor, puesto que la concentración se enfocó en el Distrito Federal y la zona metropolitana. Los millones de migrantes que llegaban a las zonas urbanas pronto experimentarían dificultades para conseguir trabajo y oportunidades de movilidad social. Esa sola condición terminó por representar un problema político para el régimen porque los movimientos armados revolucionarios y los partidos de izquierda encontraron en los recién llegados una buena cantidad de militantes.

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