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No pueden llamar “entretenida” a esta historia sobre el músico Silvestre Revueltas ¡Se está aludiendo a la enfermedad que lo llevó a la muerte! utilizando las palabras peyorativamente: envoltijo en lugar de envoltorio, despechugarse, atragantarse. Para el gusto de la autora ese hombre atormentado por la depresión termina hasta “estorbando con su gordura”. Silvestre Revueltas es un ser amado y respetado por los mexicanos, lamentamos que su sensibilidad lo haya torturado tanto.

No es entretenido asomarse a una conciencia torturada por la depresión y menos con términos peyorativos. Los mexicanos amamos la obra y la persona de Silvestre Revueltas. Nos representa, nos delita, le agradecemos el legado.

Respuesta de Silvia L. Cuesy, autora del cuento “Por la borda”, BiCentenario #18

Estimado lector:
Como mexicana, me uno a usted en el amor por Silvestre Revueltas y su música. Me enorgullece también que su legado nos represente, cada vez que una obra suya se interpreta en una sala de conciertos, y que asimismo estemos representados en dicho legado. Por ello, me propuse rendirle un humilde homenaje creando la ficción titulada “Por la borda”. Quise dar a conocer al público un pasaje de la vida del maestro Revueltas –su viaje a España– que, sin duda alguna, lo sumió en un torbellino depresivo desencadenándose el principio de su fin.
Creo que “asomarse a una conciencia torturada por la depresión”, al abordar la vida de un personaje de la historia, es acción obligada –no pasatiempo malsano– si tratamos de entender y explicar la esencia humana del individuo aludido. En este caso, el músico, a pesar de la enfermedad adictiva que lo afectaba, pudo dejar una huella y engrandecer nuestro acervo cultural. Saber sobre su padecimiento no le resta mérito a su obra ni descalifica su vida. Se trata de comprender no de enjuiciar. Pensemos que Revueltas fue su propia afección y que sin ella ahora no contaríamos con su arte. Constatar que él pudo ser capaz de crear, pese a la adversidad, en mi opinión lo enaltece, no lo disminuye. De Beethoven sabemos de su sordera, de Mozart su tendencia hacia las charlas vulgares, de Wagner su arrogancia y sus endeudamientos constantes, y ello no obsta para deleitarnos con las composiciones de cada uno y admirarlos como creadores.
En cuanto al uso de palabras en un sentido que usted juzga como peyorativo le diré que son pertinentes en función del lenguaje literario, en ningún momento para desacreditar la enfermedad o al enfermo, mucho menos insultar. Después de las peripecias del trayecto, ida y vuelta, los regalos llevados a su hija y esposa sólo podían ser un envoltijo; luego de pasar las mismas desventuras, cualquiera, sentado frente a un plato de comida, no haría sino atragantarse con las abundantes o exiguas viandas servidas en él; la palabra despechugarse cita al poeta español Rafael Alberti quien, al hablar del compositor, decía que el duranguense siempre andaba con la camisa despechugada, es decir, desabrochada.
Que el protagonista del cuento estorbe con su gordura se refiere a su cuerpo voluminoso y no a su mente depresiva o atormentada. Tan sólo imaginémoslo parado en medio de cualquier fila o aglomeración y, a todas luces, lo veremos entorpeciendo el paso de la gente. Revueltas no estorba o estorbará nunca, al contrario, es pieza clave en la historia cultural de México, como lo son también sus hermanos Fermín y José en la pintura y la literatura, respectivamente. No importa si sufrieron del mismo mal.
Hace algunos años escribí una biografía sobre Silvestre Revueltas. Al finalizarla, desde lo más profundo de mi corazón igualmente lamenté “que su sensibilidad lo haya torturado tanto”.
Con todo respeto para usted y el maestro Revueltas
Atentamente
Silvia L. Cuesy

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