Presentación

Presentación

La ciudad de Durango fue fundada el 8 de julio de 1563 por Francisco de Ibarra al poco tiempo de haber regresado de Topia. Para celebrar el 450 aniversario de ese acontecimiento fundacional se han realizado múltiples actividades culturales que testimonian el júbilo de la comunidad de la señorial ciudad, que por algún tiempo también fue conocida como Guadiana y originalmente concebida como capital de Nueva Vizcaya.

En ese gozoso contexto se gesta esta edición especial de BiCentenario, dedicado íntegramente a Durango y a los rasgos y personajes más destacados que caracterizan su identidad, como parte del entusiasta colofón que los duranguenses deseamos para este hito de nuestra historia colectiva y comunal.

Los lectores encontrarán en esta edición especial un excitante recorrido por el devenir histórico y social de la centenaria ciudad a través de diversos y sugerentes artículos y relatos. Encontrarán aquí los registros iniciales de los orígenes de Francisco de Ibarra, su familia y cómo vino a dar a tierras americanas, rescatados por Francisco Durán en la tesis que en 1923 presentó John Lloyd Mecham. En la narración de Laura Suárez de la Torre se habla sobre el penoso recorrido que hizo José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Feliz, mejor conocido en la historia patria como el ilustre primer presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Guadalupe Victoria, para alzarse desde la remota San Ignacio de Tamazula hasta la máxima magistratura de nuestro naciente país. Otro aspecto de esta obra es la reveladora transculturización que fue experimentando la sociedad de Durango en el siglo XIX con la llegada de grupos y familias provenientes de diversos países, artículo que María Guadalupe Rodríguez López describe con sabrosura y detalle. Asimismo, destacan las causas y circunstancias que Guadalupe Villa explora como factores que empujaron a la constitución de la famosa División del Norte y los hombres que desempeñaron papeles centrales en la confirmación del coloso de la revolución, Francisco Villa, como jefe de esa legendaria fuerza militar.

Miguel Vallebueno desvela y recuerda a los lectores aspectos singulares del mezcal duranguense, de las regiones y poblados que lo han elaborado desde antes de la llegada de los españoles hasta nuestros días, y de su contribución a las arcas públicas y diezmos eclesiásticos en los siglos XVI y XVII.

María Esther Pérez Salas C. hurga en la espléndida vena artística duranguense para ofrecernos las notas relevantes de la obra de Ángel Zúrraga, Fermín Revueltas, Guillermo Ceniceros, Benigno Montoya e Ignacio Asínsolo, como destellos fulgurantes de la pintura y la escultura de aquellos que se desarrollaron en el siglo XIX y principios del XX. Por su parte, Ingrid S. Bivián escudrió el talento musical de interpretes y compositores de Durango, como Luis Baca, Ricardo Castro, Alberto M. Alvarado, Francisco Fournier y Silvestre Revueltas, para asomarnos a los rasgos característicos de la música de la segunda mitad de lo siglo XIX y primera del XX. A todo esto, Enrique Mijares Verdín permite que las voces esclarecedoras del emblemático Cerro de Mercado nos hagan la crónica testimonial de la ciudad que contempla y lo contempla desde su creación.

En otro apartado de esta edición de BiCentenario, y en torno del mítico accidente orográfico conocido como el Espinazo del Diablo, Antonio Avitia nos lleva de la mano por las vicisitudes históricas de la comunicación terrestre entre Durango y Mazatlán, que culminaron el año 2013 y se significan en el icónico y grandioso puente El Baluarte, el más alto del mundo en su género. Graziella Altamirano Cozzi incorpora dos deliciosas remembranzas de José Vasconcelos en sus estancias en Durango durante su niñez y su juventud temprana, mientras que Gloria Estela Cano Cooley recorre las tradiciones familiares compartidas por los habitantes de la festejada ciudad ante la amenazante e inevitable coexistencia con el alacrán, que ha trascendido por la variedad, tamaño y ponzoña de sus especímenes.

Pilar Alanís Quiñones (qepd) nos ha dejado un relato preciso y didáctico, estilístico e histórico de la obra funeraria de Benigno Montoya atesorada en el Museo de Arte Funerario que ahora, y desde el año 2002, lleva su nombre en el Panteón de Oriente. Ana Suárez regala al lector un disfrutable cuento que hermana en la ficción de un momento crucial al presidente Mariano Arista y a José Fernando Ramírez, personaje profundamente enraizado en la historia de Durango. Y como espléndido remate, Diana Guillén recobra pequeñas porciones de la larga entrevista que Eugenia Meyer hiciera a fines de 1975 a José Revueltas, duranguense entrañable, apasionado e irreductible crítico del autoritarismo, pero también autor de un importante legado artístico, que ahora mismo será motivo de renovada divulgación al cumplirse el primer centenario de su nacimiento.

Grupo Constructor Logo y la Fundación Guadalupe y Pereyra se congratulan de poner en sus manos esta edición especial de BiCentenario, conmemorativa del 450 aniversario de la erección de Durango capital, que llega a ustedes gracias a la comprensión y apoyo del Instituto Mora y al esfuerzo y la calidad profesional de los investigadores que participaron entusiastamente en el proyecto.

Juan Ángel Chávez Ramírez

Fundación Guadalupe y Pereyra