En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 45
Viajar en avión es cosa cotidiana para muchos de los habitantes de nuestro planeta. Pero antes, no era así. El avión en los inicios del siglo XX se convirtió en una novedad que causaba asombro. Así sucedió en México con la venida de Charles Lindbergh en su Spirit of Saint Louis, cuya fama se debió al primer vuelo trasatlántico que realizó entre Nueva York y París. Su segundo viaje, más largo y sin escalas, fue el que realizó a la ciudad de México. La expectativa que gestó fue enorme. La gente se volcó a las calles y le vitoreó. Su itinerario le llevó a presenciar el cálido recibimiento de la multitud y de las autoridades y a descubrir algo de nuestro pasado prehispánico. Su estancia dio mucho de qué hablar… Su imagen fue conocida, gracias al trabajo de algunos fotógrafos que se esforzaron por dejar memoria de su paso por México en los años 20, hace casi un siglo.
Pero no solo Lindbergh se nos asoma en esas hazañas. Los avances de la aeronáutica en el país se aprecian en las fotografías de Alberto Salinas Carranza. 500 fotografías dan cuenta de una historia que comenzó a principios del siglo xx. Con su lente captó espacios, artefactos y personajes y dejó testimonio de las aspiraciones de quienes amaron e impulsaron la aviación en sus pasos iniciales, en un tiempo en que la Revolución irrumpía la “calma” del tiempo porfirista. Tiempo en el que Felipe Ángeles tomaba una decisión. El villista regresó del exilio con la encomienda de poner paz en un país marcado por la guerra, la desunión y la miseria. Equipado con “un caballo cowboy, un botiquín, dos pistolas, un rifle, una montura del ejército norteamericano y un libro de historia de Estados Unidos”, regresó para encontrarse con Villa y proponerle su plan de pacificación. Esta utopía y su promotor, no tuvieron un final feliz, como sí lo ha tenido un escenario de película, el ex –convento de San Diego Churubusco y sus alrededores, en la ciudad de México. Antiguo asentamiento prehispánico, consolidado en la colonia como convento, lugar memorable en la guerra con Estados Unidos, hospital militar para tifoideos y, más tarde en el siglo xx, Museo Nacional de las Intervenciones, este espacio ha servido para la ambientación de múltiples películas de la industria cinematográfica mexicana. Por sus edificios, casas y calles se pasearon Jorge Negrete, Pedro Infante, Cantinflas y otros más. Y es el cine que aparece también en estas páginas con una dimensión poco conocida: aquella que se refiere a la arqueología, que muestra un imaginario del mundo prehispánico, con pirámides y guerreros aztecas, con instrumentos para la música, arqueólogos de sombrero y pañoleta al cuello, estereotipos que se repiten en las pantallas de México y de Hollywood.
Vicente Leñero nos desentraña a un México actual, palpitante, “al rojo vivo”. Su escritura revela la responsabilidad del artista, sus convicciones religiosas y sus aprendizajes. De ingeniero a redactor de noticias, escritor de novelas y guiones cinematográficos, sobre un México en busca de la modernidad, con demandas sociales. Leñero recoge de su entorno los temas que le incitan a escribir. De ese México que abrió sus brazos a los exiliados de la España de la guerra civil. Aquí encontramos el testimonio de un republicano que nos habla del periplo que lo trajo a América, de su vinculación al nuevo país y su esperanza de volver a su amada patria.
Estas páginas de BiCentenario recorren también temas variados y actuales, como los derechos humanos. Vicente Fox generó en su campaña presidencial una gran expectativa al hablar de ellos. Pero su mandato como presidente no reflejó la importancia que les dio y todo quedó más en una promesa que en una conquista. Los pequeños logros, no obstante, patentizan un significativo avance en este tema que da pie a uno de los artículos.
La violencia contra las mujeres se presenta como una tarea pendiente en México y otros países. Un problema social que enluta a muchas familias por la crueldad física, psicológica y social que sufren las mujeres. Un problema que requiere de una legislación, así como de una educación que elimine la mirada machista hacia ellas. La violencia se encuentra también en otra historia. Situada en el siglo XIX, cuando los grupos políticos liberales y conservadores luchaban por la preeminencia de su proyecto político. Las ejecuciones por cuestiones ideológicas fueron una constante y durante la guerra de Reforma tuvo lugar el trágico evento de los “mártires de Tacubaya”. Allí murieron civiles, jóvenes idealistas, estudiantes de medicina, allí terminaron su vida vecinos del lugar.
El amor marcado por las diferencias, el amor imposible que llega al sacrificio y el temor a morir se unen para que un pacto por amor no pueda llevarse a cabo. Así, el cuento nos remite a una trágica historia en el que dos amantes se juran amor, pero no son los dos quienes logran cumplir el trato…
Un recorrido por nuestra historia, un encontrarse con situaciones, espacios y personajes, una visión de México en el tiempo nos recuerda que es momento para abrir este número y deleitarse con sus variados artículos.