El muro en el ámbito de Tijuana

El muro en el ámbito de Tijuana

David Piñera
Instituto de Investigaciones Históricas, UABC

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 43.

Así fuera una cerca y a partir de 1994 un muro de cemento o lámina, los diferentes intentos  de control de la frontera por parte de los gobiernos estadounidenses han generado una sensibilidad hacia el migrante en el cruce de Tijuana que se manifiesta en diversas expresiones culturales. A la par de acrecentar la identidad fronteriza, un hecho permanece invariable: el flujo migrante incesante.

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El Fandango Fronterizo, [s. f.]. Fotografía de Manuel Cruces Camberos, Archivo del Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Autónoma de Baja California.

La frontera entre México y Estados Unidos, a lo largo de sus más de 3 000 kilómetros de extensión, recorre una amplia variedad de espacios, que van desde las poblaciones fronterizas, grandes aéreas desérticas, cadenas montañosas, cañadas, hasta los litorales tanto del océano Pacífico como del golfo de México. Por ello, no tomar en cuenta esa diversidad implicaría una generalización bastante superficial. En esta virtud aquí me circunscribiré al ámbito fronterizo tijuanense y a un actor social que últimamente ha cobrado gran protagonismo, el muro.

Así como desde el punto de vista espacial encontramos ese sentido diverso, también tenemos que, a través del tiempo, el fenómeno fronterizo ha presentado distintas características. En el siglo XIX el límite entre México y Estados Unidos en el área Tijuana-San Diego quedó demarcado por unos monumentos similares a los que se instalaron a lo largo de toda la línea divisoria internacional, conocidos como mojoneras. Esto fue a partir de 1855, siete años después de que fuera mutilado el territorio nacional. Ya en el siglo XX, la frontera estaba señalada –en algunos tramos– por una endeble cerca de postes con tres o cuatro alambres de púas; posteriormente, en ciertas partes, se sustituyó por una alambrada de mayor altura, que se instalaría a raíz del incremento de los cruces de migrantes mexicanos, generado por el Programa Bracero (1942-1965). De cualquier manera, era factible saltar la línea.

El cañón Zapata

Durante la década de 1980 el sitio que más utilizaron los migrantes indocumentados para cruzarse en el área Tijuana-San Diego fue, sin lugar a dudas, el cañón Zapata, que llegó a ser emblemático por un sinfín de razones. Curiosamente era una explanada en territorio estadounidense, en donde no había nada que marcara el límite internacional, por lo que allí se concentraba un elevado número de quienes se proponían lanzarse a la aventura de cruzar sin documentos. El momento ideal era cuando caía la noche, pues protegidos por la oscuridad corrían en masa, siendo la clave eludir a los miembros de la Patrulla Fronteriza que allí se apostaban.

Durante el día, y mientras era el momento del cruce, el cañón Zapata se convertía en escenario de los más variados fenómenos. Se instalaban puestos que ofrecían las infaltables tortas o los burritos, tanto para comer allí o para llevar. Junto a esas viandas, no resultaba raro que hubiese tequila o una que otra droga, aun zapatos y tenis usados para la larga caminata o suéteres para el frío. Eran famosos los partidos de fútbol en la improvisada cancha, destacando los encuentros de jaliscienses y michoacanos, que eran los que despertaban mayor pasión entre aquellos que provenían de distintas regiones del país.

Al lado de ese folclor, el cañón Zapata podía interpretarse como una especie de “cedazo darwiniano”, utilizado por el sentido de cálculo estadounidense, para seleccionar la mano de obra entre aquellos que mostraran mayor aptitud para evadir a la Patrulla Fronteriza. En esa percepción coincidían algunos colegas de la ciudad de México, que en aquellos años me tocó atender en Tijuana y que conocedores de la fama del cañón Zapata me pedían que los llevara allí. Eso era parte de un recorrido por la ciudad, que yo tenía armado y que humorísticamente llamaba “tour antropológico”. Recuerdo especialmente el caso del escritor Arturo Azuela, quien me comentó que esas escenas le parecían similares a las que narraba en algunas de sus novelas. De esos años es la fotografía de Javier Hernández, quien captó todo el drama de una mujer de aspecto indígena que, con todo su patrimonio, representado por unos cuantos trapos que lleva entre los brazos, se lanza hacia el otro lado seguida por su pequeño hijo.

Las difíciles condiciones de la migración fronteriza indocumentada han generado actitudes de comprensión y solidaridad humana en los propios Estados Unidos. Un caso sobresaliente es el de la organización denominada Border Angels, que se fundó en 1986 con el propósito de brindar ayuda a los migrantes en los numerosos riesgos que implica el cruce. Por ejemplo, colocan recipientes con agua en diversos puntos del desierto a fin de que puedan hidratarse y sobrevivir, en una acción conocida como “Gotas de esperanza”. También asumen posturas críticas a las políticas antimigrantes y, ante los numerosos casos de muertes, han acuñado frases como “Ni una más” y “Ya basta”. En esa labor ha destacado el mexicoamericano Enrique Morones, dirigente de la organización.

Como contrapunto hay que hacer referencia a la Operación Guardián, que daría origen a nuestro tema central. Se inició en el estado de California el 1º de octubre de 1994, durante la presidencia de Bill Clinton y tuvo como uno de sus objetivos principales contrarrestar el cruce de migrantes a Estados Unidos. Para ello se consideró que el problema debía resolverse bloqueando y vigilando su paso.

Nace el muro

A partir de entonces, la frontera experimentó un cambio radical, porque donde antes había apenas una cerca de malla o alambre, en adelante, las 24 horas de los 365 días del año, habría la vigilancia de numerosos agentes, vehículos, helicópteros, sensores de piso, cámaras y circuitos cerrados de televisión, así como potentes luminarias de tipo militar. Y lo más importante, se levantó un muro de seis pies de altura, a lo largo de 23,2 kilómetros, lo cual cubre toda la extensión de la ciudad de Tijuana, desde la playa hasta el punto denominado el Nido de las Águilas, en las inmediaciones del municipio de Tecate. En los 25 años siguientes, el muro ha tenido cambios en cuanto a los materiales empleados para su construcción, incluyendo grandes láminas que se utilizaron originalmente como pistas de aterrizaje de aviones estadounidenses en la guerra contra Irak o la guerra del Golfo.

Las fuertes medidas implementadas en el ámbito de Tijuana dieron por resultado que los aspirantes a cruzar buscaran otros espacios, que fueron encontrando en las áreas despobladas o desérticas, con los consiguientes riesgos para sus vidas. Esto implicó asimismo nuevas estrategias de los “polleros”, dedicados a lucrar con el tráfico de migrantes. Los cruces por Tijuana disminuirían, pero no se suspendieron totalmente.

Desde otro ángulo y con una perspectiva más amplia, procede señalar que el muro ha despertado una sensibilidad política en pro del migrante, por parte de diversos sectores de la sociedad, tanto en México como en Estados Unidos y otros países. En ello se incluyen elementos que cultivan la ciencia o el arte o que están adscritos a distintas corrientes políticas y credos religiosos.

La importancia de tales fenómenos llamó la atención de investigadores de la Universidad Autónoma de Baja California, de tal manera que su Instituto de Investigaciones Sociales inició en 1983 la publicación de la revista Estudios Fronterizos, que vino a ser la primera especializada en el tema. Asimismo, el Instituto de Investigaciones Históricas de la misma universidad coordinó una obra colectiva, intitulada Visión histórica de la Frontera Norte (1987), que conjuntaría los esfuerzos de más de 70 autores de los diversos estados fronterizos, de la Ciudad de México y de Estados Unidos.

Sin lugar a dudas, el esfuerzo de mayor envergadura está representado por el Colegio de la frontera norte, que inició sus labores en 1982, con asiento en Tijuana y sedes en las principales poblaciones de la frontera. Los temas principales de sus investigaciones giran en torno a la migración México-Estados Unidos, con todas sus implicaciones demográficas, económicas, culturales, políticas, ambientales y la gama de fenómenos que suscita la agenda fronteriza. Quizá uno de sus estudios más conocido sea el titulado “Proyecto Cañón Zapata”, que entre otras tareas se abocó a registrar fotográficamente los cruces de inmigrantes indocumentados, a través de dicho cañón y a lo largo de una década, a partir de 1987. Son de mencionarse también los reconocidos estudios culturales que realiza la institución, así como su valioso acervo fotográfico.

Desde luego hay que mencionar en primer término a los ya conocidos Ángeles de la Frontera, en especial refiriéndonos a uno de los logros más significativos. Por sus gestiones en el ámbito de Tijuana y cerca de la playa, en días especiales las autoridades estadounidenses abren una puerta del muro, a fin de que miembros de familias que están separadas puedan verse y abrazarse, aunque sea por sólo tres minutos.

En ocasiones el muro es espacio en el que tienen visibilidad no sólo migrantes mexicanos, sino también venidos de otros países. En 2016 tuvo resonancia internacional la llegada a Tijuana de un numeroso contingente de haitianos, con intenciones de obtener asilo en Estados Unidos y quienes, al no lograrlo, en su mayoría se ha ido integrando a la sociedad tijuanense. Más recientemente llegó una nutrida caravana de migrantes centroamericanos, demandando ayuda humanitaria por las difíciles situaciones económicas y políticas en sus países de origen.

Íntimamente relacionadas con esas actividades están las labores que desarrollan agrupaciones religiosas, católicas y evangélicas. En vía de ejemplos tenemos a la Iglesia protestante “Embajadores de Jesús”, que cuenta con un albergue para deportados. En el Cañón del Alacrán se formó la “Pequeña Haití”, integrada por personas de esa nacionalidad, que profesan la fe evangélica desde que estaban en su país.

En el campo católico está el “Desayunador Salesiano Padre Chava” y en los últimos años ha destacado el padre Alejandro Solalinde, como defensor de los Derechos Humanos. Muy conocidas son las misas binacionales que se celebran en el Parque de la Amistad, ubicado en Playas de Tijuana, inmediato al muro; ahí ofician clérigos mexicanos ante feligreses de la misma nacionalidad, a los que se suman otros que están del lado estadounidense. El parque se estableció en 1971, a iniciativa de la esposa del entonces presidente Richard Nixon, y se ubica en torno a una de las mojoneras que marcan el límite entre ambos países.

Todo lo que significa el muro en el sentido de injusticia, prepotencia y dolor, no podía escapar a la sensibilidad de los artistas, de tal manera que ha generado una amplísima serie de expresiones en las más variadas disciplinas. Inclusive en la evolución artística regional, el tema fronterizo marca una etapa con características definidas, esto es, sus implicaciones estéticas y sociales han motivado a los artistas locales a afirmar su identidad fronteriza.

Es muy amplio el abanico de expresiones que se han desplegado, de tal manera que por límites de espacio me concretaré aquí a mencionar sólo algunas. Están los performances en los que, por ejemplo, los movimientos de los ejecutantes culminan con la colocación en el muro de féretros simbólicos, que ostentan los números de migrantes que han fallecido en su propósito de internarse a los Estados Unidos. También las mojoneras son resignificadas clavándoles cruces representativas de los migrantes caídos.

En el campo de la literatura obtuvo resonancia internacional la Casa del Túnel de Tijuana. Ubicada esta casa junto a la línea, en 2004 se descubrió que salía de ella un túnel utilizado para introducir droga a Estados Unidos. Después del proceso judicial respectivo, se determinó asignar el espacio para la realización de actividades culturales. Entre las exposiciones pictóricas, conferencias y cursos que se efectúan destacó un singular encuentro de poetas de ambos países ahí realizado, de tal forma que los de este lado declamaban sus poemas y eran respondidos por sus pares del otro lado. Quizá los espíritus pragmáticos consideren ingenuas e irrelevantes estas actitudes, pero no podemos dejar de reconocer la confianza de los poetas en la fuerza de su arte para derribar muros y colocarse por encima de las miserias del narcotráfico.

La música ha hecho acto de presencia a través del Fandango Fronterizo, que principió en 2007 a iniciativa de jaraneros veracruzanos radicados en Tijuana y San Diego. Se celebra cada año en el Parque de la Amistad y con el tiempo se han venido sumando músicos chicanos y de otras procedencias, diversificándose también los instrumentos que tocan. En tarimas ubicadas a uno y otro lado de la línea, la música parece borrar la frontera.

En el propio muro pintores de diversas tendencias plásticas manifiestan su repudio a las políticas antiinmigrantes, pasando desde expresiones abstractas y figurativas, hasta los graffitis, de modo que la línea, además de escenario de los múltiples fenómenos que hemos mencionado, se convierte en galería abierta al arte de protesta.

La migración inalterable

Cuando en 2015 Donald Trump anunció que contendería como candidato del Partido Republicano en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, comenzó a promover como uno de los puntos principales de su intensa, polémica y controvertida campaña el reforzamiento de la seguridad en la frontera, mediante la construcción de un muro entre ambos países. Desde entonces se habla del muro de Trump y el tema ha incluso escalado cobrando una visibilidad inusitada en el mundo.

En el seno del Congreso estadunidense el tema es motivo de fuerte debate presupuestal, pues entre otros aspectos se objeta que no ha sido debidamente evaluado el costo que implica la construcción. Por otra parte, pareció insólito el que Trump afirmara que México debe pagar la obra, a lo que hay que agregar que ha venido cambiando el monto de lo que supone que nuestro país tiene que cubrir ese concepto. En 2016, al ganar las elecciones primarias de su partido, ya como candidato republicano, dijo que 8 000 millones de dólares, en 2017, una vez electo presidente, elevó la suma a 15 000 millones y recientemente llegó hasta 20 000 millones. Todo ello empleando el lenguaje que le es característico, no el de un estadista, sino el de un empresario en bienes raíces, que usa estrategias para obtener la mayor ganancia posible en el trato.

Como hemos visto, el tema del muro podrá ser novedad a nivel internacional, pero no lo es así en el ámbito de Tijuana, en donde lo tenemos a la vista desde hace 25 años, al punto que ya estamos familiarizados con él y es parte de nuestra vida cotidiana. Ello nos conduce –en términos de historicidad– a recordar que no hay nada nuevo bajo el sol, tras un cuarto de siglo los flujos migratorios persisten de una manera u otra, al igual que se dan procesos migratorios, documentados o indocumentados, en Europa, Asia, África y América.

Quizá no está por demás concluir con algo que se dio en Tijuana en 2005, cuando un grupo de activistas organizó una verbena popular en el área del muro en Playas de Tijuana. El acto culminante fue el lanzamiento de un “hombre bala”, quien por medio de un cañón especial salió disparado del lado mexicano y cayó directamente en el lado estadounidense, en un área de supuesta vigilancia estricta de la Patrulla Fronteriza. Con ironía y una dosis de buen humor, se manifestó la imposibilidad de contener las migraciones humanas.

PARA SABER MÁS

  • Bustamante, Jorge, “Migración irregular de México a Estados Unidos: 10 años de investigación del Proyecto Cañón Zapata”. Frontera Norte, 2000, en https://goo.gl/ifg7PC
  • Córdova, Ana y Carlos A. De La Parra, Una barrera a nuestro ambiente compartido. El muro fronterizo entre México y Estados Unidos, México, Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Instituto Nacional de Ecología, 2007.
  • Dungan, Ron, “A moving border, and the history of a difficult boundary”, USA Today, 2017, en https://goo.gl/jPYWfb
  • Pérez Arellano, Raymundo, El Nido de las Águilas, el rincón de Tijuana sin el muro fronterizo, Noticieros Televisa, 7 de febrero de 2017, en https://goo.gl/c3h8wY