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Arturo E. García Niño Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales, Universidad Veracruzana En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 68. Un robo en alhajas por 67 000 dólares en 1919 habla de un hurto millonario. Esto ocurrió en La Habana, en casa de un senador prominente. La historia llevó a México a donde los ladrones llegaron para deshacerse del botín. Los vínculos políticos y un investigador avezado comprueban cómo en estos casos se puede resolver con éxito un delito. El detective Eduardo Ongay arribó a los muelles veracruzanos la tercera semana de junio de 1919, procedente de La Habana, Cuba, según dio a conocer El Dictamen. Diario Independiente de Veracruz, el día 20. Amparado en la cooperación binacional establecida desde 1902, cuando se inauguraron las relaciones diplomáticas entre su país y México, llegó en misión oficial, tras la pista del español Ernesto Villar Muñoz, durante algún tiempo “ayuda de cámara” de…

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Ana Rosa Suárez Argüello Instituto Mora En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 68. La mirada positiva que hacían en Washington sobre el gobierno liberal del oaxaqueño tuvo su peso en el reconocimiento político. Pero también influyó con determinación el empresario y excongresista estadunidense, Émile La Sère, conocido de Juárez durante su exilio en Nueva Orleans. Los estadunidenses jugaban con una carta especial: obtener a cambio un tratado para transitar por el istmo de Tehuantepec. La guerra de Reforma llevaba apenas unos meses, cuando John Forsyth, el enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Estados Unidos en México, rompió con Félix Zuloaga, el presidente conservador. El gobierno de James Buchanan aprobó su decisión y el 15 de julio de 1858 le ordenó cerrar la legación, dispuesto a aprovechar la ocasión para revisar las relaciones con México; valoraba ya la posibilidad de entrar en tratos con el gobierno liberal encabezado…

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Laura Suárez de la Torre Instituto Mora En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 68. La memoria acumulada en documentos y testimonios nos revela lo que fue la cabecera de la prefectura de Tacubaya. De su zona de huertos y jardines, casas de campo amplias, gente sencilla, de trabajo. Que no fue ajena a las consecuencias de los desastres naturales y los conflictos políticos, como tampoco al desarrollo urbano que la despojó de su traza rural y las costumbres pueblerinas. Mixcoac, por su posición geográfica, la belleza de su clima, y la inmediación a la capital y a Tacubaya, era digna de protección. Agustín Rivera Cambas La mayor parte de nuestra vida transcurre dentro de un área determinada de la gran ciudad; es allí donde habitamos o en donde acudimos a nuestra escuela o trabajo o quizás en donde desarrollamos a alguna actividad recreativa. Caminamos muchas veces por…

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Jairo Eduardo Jiménez Sotero Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Coahuila En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 68. Revelarse contra una autoridad militar en la Nueva España implicaba una ruda respuesta. El mulato Joseph Yermo supo de ella entre azotes y trabajos forzados. Infringir la ley implicaba castigos rehabilitadores y beneficios de mano de obra barata para el rey y las instituciones políticas y económicas. El transgresor de la ley fue visto en el siglo xviii como un riesgo para la estabilidad social. Su castigo sería, desde entonces, una de las potestades del Estado borbónico. El caso del mulato Joseph Yermo que se expone a continuación así lo evidencia, además de mostrar la conflictividad en las interacciones entre la población civil y las tropas. La sociedad novohispana era una entidad histórica predominantemente civil, pero en la que, al mismo tiempo, los militares adquirían cada vez mayor…

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Comentarios en el muro de Facebook “La Preparatoria Popular. Una experiencia de autogestión educativa”, (BiCentenario, número 61) Es una pena que, pese a sus aportaciones, la Prepa Popular no reciba el espacio que merece en los cursos y libros sobre la historia de la educación en México J. Antonio Alvarado R. “1975: El año en que Chicago vino a México”, (BiCentenario, número 8) Asistí al concierto de la banda Chicago gracias al boleto que gané en un programa de radio. De camino del metro Chapultepec al Auditorio, me ofrecían comprarlo hasta por $500, pero claro que no lo vendí. Tenía 18 años de edad. Fue mi primer concierto, uno de los mejores que he visto. Saludos a todos los amantes de la buena música del rock. ¡Eso sí! Bernabé Ruiz Ledesma POR AMOR A LA HISTORIA El Museo Comunitario Cuartel Zapatista, en San Pablo Oztotepec, Milpa Alta, se encuentra en…

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REVISTA COMPLETA EDITORIAL CORREO DEL LECTOR ARTÍCULOS La traición a Benito Juárez y la movilización de la Guardia Nacional de GuadalajaraBrayan Aníbal Peña Gómez Carmen Serdán. Feminista y revolucionariaArturo Garmendia La distracción de Wilson en la captura de VillaFaustino Aquino El proyecto educativo maya de Salvador AlvaradoMarisa Pérez Domínguez La tragedia del magisterio durante la guerra cristeraJulio Alberto Rojas Rodríguez La cambiante Zona RosaRoberto Escartín Arroyo DESDE HOY Los caminos difusos y pendientes de las políticas de géneroDiana Guillen Rodríguez TESTIMONIO Un viaje placentero por el Istmo de TehuantepecAna Rosa Suárez Argüello ARTE Silvestre Revueltas rescata la Orquesta Sinfónica del ConservatorioJosé Angel Beristáin Cardoso CUENTO Prefiero morir asíIván López Gallo ENTREVISTA Nellie Campobello. La revolución en la pielIzcoalt Ismael Guzmán Gómez SEPIA Linotipistas y algoritmosDarío Fritz

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 67. Carmen Serdán Alatriste fue de esas mujeres que de niña dejaba en claro su lugar en el mundo. Ya sea por la temprana edad en la que perdió a su padre a los siete años y tuvo que apoyar a su madre en la crianza de tres hermanos menores, el legado indomable de ese padre –militar y gobernador, fusilado durante la segunda intervención francesa–, por las lecturas de los autores del socialismo utópico que bajaba de los estantes de la biblioteca de la casa poblana y otros que fueron alimentando curiosidad y conocimiento en la juventud y adultez, por el descubrimiento de mujeres como ella, comprometidas con abrirse paso en una sociedad patriarcal, o por el estallido del movimiento maderista en 1909, Serdán Alatriste fue madurando una personalidad que la hizo una mujer ilustre de la revolución y de los…

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Darío Fritz En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 67. Hubo un tiempo en que la lectura no estaba democratizada. O en todo caso llegaba a unos pocos. Ya sea porque la alfabetización era incipiente, los costos altos o simplemente las publicaciones no llegaban fuera de los centros urbanos. La tecnología contribuyó a dar vuelta a aquella página negativa. El linotipo fue una de ellas. Cuando comenzaron a instalarlos a fines del siglo XIX en editoriales y empresas periodísticas, trajo aparejada una mayor producción de textos impresos con mejor calidad, especialización laboral y menor desgaste físico. También implicó una reducción de la mano de obra. En las páginas de El Mundo Ilustrado contaban orgullosos en 1899 la adquisición de esas cuatro máquinas “maravillosas” de la imagen, que incluso hacían más “limpia” la manipulación del papel, con menor carga de tinta. Concentrados en la lectura, estos linotipistas teclean textos.…

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Izcoalt Ismael Guzmán Gómez Escuela Nacional de Antropología e Historia En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 67. Recuperamos aquí la entrevista de Emmanuel Carballo, de 1958, donde la escritora y bailarina se describe como “parlanchina” y “auténtica”, y da cuenta de su pasión por Francisco Villa, las lecturas que la formaron, las motivaciones detrás de sus libros y el oficio de escribir. María Francisca Moya Luna, mejor conocida como Nellie Campobello, nació en Villa Ocampo, Durango, en 1900. Fue escritora, bailarina, asidua promotora de la danza indígena en México y feroz defensora de Francisco “Pancho” Villa. Nellie es la única mujer incluida en la antología de Antonio Castro Leal La novela de la revolución mexicana. Registrada como hija natural, sus padres fueron Rafaela Luna y Felipe de Jesús Moya; fue la tercera de siete hijos que vivieron una infancia difícil, con un padre alcohólico y prácticamente ausente.…

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Iván López Gallo En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 67. A pocas horas de cumplirse su condena a muerte, un sacerdote ha sido degradado y perdido los hábitos. Entre anécdotas y recuerdos, la espera transcurre veloz. Cincuenta y ocho veces vi nacer la mañana del 30 de julio y la última me pareció la más hermosa de todas, con los rayos del sol imponiéndose a las tinieblas mientras cantaban los pájaros y me llegaba el aroma de unas rosas que crecían cerca, pero quién sabe dónde. –Es un día hermoso –me dije conteniendo un suspiro. –Sí, así es –respondió una voz a mi espalda que me sobresaltó. –¡Melchor, pero qué susto me ha dado! –le recriminé. –Perdone usted, padre… quiero decir, señor. No quise espantarlo. –No se preocupe, teniente… puede ser –acepté–. ¿Qué hora es? –Falta poco señor, ¿quiere desayunar? –Si me hace el favor, que tengo…

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