Civilidad

Civilidad

Darío Fritz

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 68.

La Semana Ilustrada, México, 18 de noviembre de 1910. Biblioteca Ernesto de la Torre Villar, Instituto Mora.

El contexto tiene la virtud de dejarnos las cosas en claro. Su ausencia confunde y obliga a dar rienda suelta a la imaginación. Un número por sí solo dice poco. Una fotografía también, aunque alguien puede decir que una imagen de Zapata no lo necesitaría. Y tiene razón. El joven afrodescendiente llevado en andas puede ser el ganador de unos juegos olímpicos recibido con entusiasmo por la muchedumbre, quizá el alcalde electo después de unos comicios reñidos o la despedida para el astronauta que viajará a Marte. Hay cierta algarabía allí pero en realidad el contexto va en sentido contrario.

El cuatro de noviembre de 1910, cuando Madero estaba a pocas semanas de lanzar el alzamiento revolucionario, en Rocksprings, Texas, un chico mexicano migrante de apenas 20 años fue sacado de una cárcel dos días después de ser detenido por el supuesto asesinato de una mujer. La turba arrastró a golpes a Antonio Rodríguez hasta un árbol y allí lo quemaron vivo. La indignación en Guadalajara, de donde era oriundo, y en la ciudad de México, motivó protestas airadas como la de la foto. Y reclamos de la diplomacia mexicana que poco prosperaron luego con la guerra revolucionaria en marcha. Una forma extraña de manifestar el enojo fue alzar al muchacho afrodescendiente –ellos también eran asesinados– y elevar los sombreros. Quizá como muestra de civilidad y respeto ante el exacerbado racismo estadunidense de larga data.

Desde mediados del siglo xix los blancos encabezaron campañas de linchamiento que se cobraron miles de vidas mexicanas, entre ellos niños y mujeres, e incluso nacidos allí. Esa mecha no deja de estar encendida en la mente de muchos. Y se airea con desenfado desde fines de enero pasado. La criminalización del migrante, la política de terror de separar familias, su persecución en las calles, el despliegue de militares en zonas fronterizas, el linchamiento verbal mediático, civiles armados que hacen justicia por su propia mano. La misma matriz del odio de los últimos dos siglos que se alza fresca y renovada.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *