El espectáculo de los puños: Deportes de lucha en la Ciudad de México al final del Porfiriato
Los deportes de lucha han sido una constante en la historia de MAi??xico desde el siglo XX. Varias generaciones hemos crecido viendo funciones de box y lucha libre en la televisiA?n, quizA? hayamos visto asaltos de esgrima en las transmisiones de los Juegos OlAi??mpicos y, con probabilidad, por lo menos una vez en nuestras vidas, hemos entrenado algA?n arte marcial, como el karate o el taekwondo.
Lo que llegó para quedarse: asomos de la publicidad en el Porfiriato
AsAi?? aparecAi??an dos de los cientos de anuncios publicados en La Hacienda. Obra mensual ilustrada sobre asuntos campestres y populares, revista que llegA? a MAi??xico durante los A?ltimos aAi??os del Porfiriato e incluAi??a noticias A?tiles para los agricultores, ganaderos y pA?blico en general.
Una boda por conveniencia
Una noche del ya lejano aAi??o de 1878, en el nA?mero 5 de la calle de San AndrAi??s (hoy Tacuba) en la Ciudad de MAi??xico, Carmen Romero CastellA? despertaba de una horrible pesadilla en la que, como escribiA? a su padrino unos dAi??as despuAi??s, vestida de novia y ya en camino para el templo, aparecAi??a una nube que deshaciAi??ndose en tempestad dejaba escapar un rayo que fulminaba a Pepe, quien iba sonriAi??ndose con inefable ternura.
La identidad nacional en las novelitas mexicanas de la primera mitad del siglo XIX
A?CA?mo eran los mexicanos despuAi??s de la Independencia? A?CA?mo se describAi??an a sAi?? mismos? Hoy en dAi??a es comA?n escuchar que los mexicanos somos alegres, cariAi??osos, informales, flojos, toda una serie de estereotipos que pretenden describir la identidad nacional.
El gran circo Chiarini
El Segundo Imperio Mexicano llegaba a su fin. Mientras el ejAi??rcito liberal dirigido por el general Porfirio DAi??az sitiaba la capital a mediados de 1867, los espectA?culos trataban vanamente de sobrevivir. Los asistentes eran tan pocos que todos acabaron por cerrar, menos el Gran Circo Chiarini que permaneciA? abierto, y el mismo 15 de julio, dAi??a de la entrada triunfal del presidente Benito JuA?rez, ofreciA? una funciA?n de gala en su honor.
De cómo la gente se agolpaba para comprar carne a principios del siglo XIX
Hoy en dAi??a, cuando la carne tiene un precio tan alto que resulta inaccesible para las grandes mayorAi??as, apenas se puede creer que en el siglo XVIII y hasta los primeros meses de la insurgencia, fuera uno de los productos de mayor consumo y menor precio para los habitantes de la ciudad de MAi??xico.
El patio de nuestra casa es particular. En el centenario de la muerte de Ángel de Campo, Micrós
El patio: lugar de juego, recreo, descanso, solaz, esparcimiento, risas y lágrimas, triunfos y derrotas, golpes y caricias, descubrimiento y reflexión, aventuras y ocio, encantamiento y desilusión. Espacio de diversión del ser y el estar, de luz y sombra.
Una evocación de la Ciudad de México. Luis Ortiz Macedo, arquitecto
Parece increAi??ble que un capitalino recuerde una Ciudad de MAi??xico que para las jA?venes generaciones, nacidas a finales de los ochenta del siglo pasa- do, se antoje una tierra incA?gnita, producto de la fantasAi??a nostA?lgica de alguien ajeno a la complejidad urbana, tAi??pica de las ciudades latinoamericanas contemporA?neas. En efecto, el recuerdo del arquitecto Luis Ortiz Macedo nos traslada a un pasado, cuando la Ciudad de MAi??xico se movAi??a a ritmos lentos y la urbanizaciA?n acelerada aA?n no mostraba los estragos de la explosiA?n demogrA?fica y la especulaciA?n del uso del suelo.
La ciudad de Nebel, 1847
El A?lbum The War between the United States Illustrated saliA? a la venta en ParAi??s, en enero de 1851, siendo un Ai??xito en las librerAi??as donde se comercializA?: sus textos, ilustraciones y los detalles de Ai??stas pronto llamaron la atenciA?n del pA?blico lector.
Un pastizal dorado
Quiero decirte que para mAi?? asistir a la secundaria nocturna resultaba muy importante, no sA?lo por las clases y el certificado para seguir estudiando, tambiAi??n porque era como subir a una loma y desde allAi?? ver las cosas de otra manera. En la escuela escuchamos por primera vez a los Beatles; oAi??mos grabado en una cinta uno de los mA?s bellos discursos por la paz y la igualdad entre los seres humanos de Martin Luther King; tambiAi??n se vendieron carteles de Angela Davis, expulsada de la universidad de California por su forma de pensar, ostentando con orgullo su negritud, su ropa africana, su libre y natural melena encrespada, al punto que pronto se convirtiA? en el sAi??mbolo sexual de los chavos de la escuela.