La jura de don Agustín I en la Cartago de 1823

La jura de don Agustín I en la Cartago de 1823
Guillermo Brenes Tencio
Historiador, Costa Rica
Revista BiCentenario #6

Vientos de libertad soplan en ciudad de Guatemala

Guatemala

En la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Santiago de Guatemala, capital de la Real Audiencia y Capitanía General, la gente hablaba sobre los sucesos en la América hispana. La independencia era un hecho en el sur del continente y en la Nueva España, el joven general criollo Agustín de Iturbide y Arámburu, al mando del ejército virreinal, había firmado el Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821 con el principal jefe insurgente Vicente Guerrero, un plan conciliador que reunía a todos los sectores sociales bajo tres garantías: Independencia, Religión y Unión. La lucha que siguió fue casi incruenta y duró poco y el 27 de septiembre, el Ejército Trigarante entró triunfal a la capital mexicana.

La noticia corrió por todo el ex virreinato. De allí que cuando los cabildos de Ciudad Real, Comitán y Tuxtla (o sea casi toda la provincia de Chiapas) notificaron a Guatemala su decisión de formar parte de México, en las tertulias, los panfletos y el periódico El Genio de la Libertad de esta provincia se debatiera sobre la postura a tomar. Como don Gabino Gañanza y Fernández de Medrano declaró: “Resonó en la Nueva España la voz de la independencia y los ecos se oyeron al momento en Guatemala”.

Un cabildo abierto en esta capital había apoyado la independencia poco antes, el 15 de septiembre, a la vez que invitaba a los ayuntamientos de Centroamérica (de Chiapas al límite de Costa Rica y Panamá) a enviar diputados a un Congreso que se celebraría en marzo, para resolver sobre el grado de independencia que se quería. Cada provincia tomó su decisión, dependiendo, en buena medida, de sus intereses políticos y regionales: Granada se separó de España, pero no de Guatemala; Honduras de Guatemala, pero no de México; León de Nicaragua se separó de España y Guatemala, y El Salvador repudió todo vínculo. El caso de Costa Rica fue difícil, primero porque tardó en saberlo dada la mayor distancia y las malas comunicaciones y segundo por depender de León de Nicaragua en lo político, económico y policial y de Guatemala en cuanto a guerra, justicia y hacienda.

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