El legado de Fotografía Guerra para la memoria de Yucatán

El legado de Fotografía Guerra para la memoria de Yucatán

Ricardo Pat Chan

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm.  41

Fotografía Guerra marcó y registró una época retratando a miles de meridanos. Durante diez décadas, el negocio de la familia acumuló medio millón de imágenes que hoy se pueden disfrutar en la fototeca de la Universidad Autónoma de Yucatán.

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Fundada en 1877 en la ciudad de Mérida, Yucatán, por Pedro Guerra Jordán, logró perdurar por más de 100 años como uno de los negocios fotográficos más importantes de la península yucateca. En su larga vida comercial retrató diversos procesos históricos de la región, como el auge henequenero, el Porfiriato, las modas y las costumbres. Sin embargo, más allá de la importancia histórica de su fundador, se sabe muy poco de las condiciones que dieron lugar a su formación.

Lo que comenzó como un negocio precario con limitaciones económicas, que tenía que enfrentarse a diversas adversidades –falta de experiencia en hacer fotografía, la competencia del fotógrafo Manuel Espinosa quien contaba con gran clientela y la inversión en equipamiento–, logró consolidarse como uno de los negocios de mayor prestigio en la península. Muestra de esto es la publicidad en diferentes periódicos y directorios de la época. Anunciaba que disponía de “aparatos nuevos especiales para El legado de Fotografía Guerra para la memoria de Yucatán Fotografía Guerra marcó y registró una época retratando a miles de meridanos. Durante diez décadas, el negocio de la familia acumuló medio millón de imágenes que hoy se pueden disfrutar en la fototeca de la Universidad Autónoma de Yucatán trabajos a domicilio, de día o de noche. Retratos amplificados al tamaño natural, en fotografía, al crayón, acuarela y al óleo.”

Mérida contaba con una gran tradición fotográfica, debido a la pronta introducción del daguerrotipo en el estado en 1841. Esto tuvo su origen en la visita de exploradores que buscaban registrar los vestigios mayas y quienes traían consigo nuevas tecnologías que servirían también para retratar a eclesiásticos y políticos.

Desde entonces, comenzó la “carrera” por documentar la evolución que vivía la ciudad. Se centraba en el retrato de estudio o en exteriores de la sociedad yucateca, así como edificaciones que expresaban la nueva modernidad–el estilo afrancesado porfiriano gracias al auge económico henequenero– de finales del siglo XIX y comienzo del XX.

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