Cuna de creadores

Cuna de creadores

Ma. Esther Pérez Salas C. – Instituto Mora.

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México / Durango, 450 años de historia, edición especial.

Zúrraga, Revueltas, Ceniceros, Montoya Muñoz y Asúnsolo son parte de la riqueza artística que ha dado Durango durante el siglo XIX y los primeros años del siglo pasado.

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Ángel Zúrraga, La DA?diva, 1910, óleo sobre tela. Museo Nacional de Arte. [MUNAL]

La vena artística duranguense que, a lo largo de la historia, se ha desarrollado en diferentes ámbitos, tiempos, espacios y circunstancias, ha proporcionado al país dignos representantes que refuerzan el tan reconocido talento artístico de los mexicanos. El desarrollo de los artistas plásticos duranguenses se ha manifestado tanto en el ámbito nacional como en el internacional, siendo en la pintura y en la escultura donde más han sobresalido.

A pesar de que en la entidad no fue sino hasta la década de los años cincuenta del siglo pasado que se establecieron centros de enseñanza artística, como la Escuela de Pintura, Escultura y Artesanías de la Universidad Juárez del Estado de Durango, esto no quiere decir que faltara la inquietud y el talento para llevar a cabo dichas actividades. Al igual que la mayoría de los estados de la república, Durango tuvo que enviar a sus jóvenes creadores a otras entidades, a la capital del país, e incluso al extranjero, para que se formaran. El talento existía pero era necesario que tuvieran la capacitación adecuada para explotar sus habilidades. Tal fue el caso de aquellos que se desarrollaron en el siglo XIX y principios del XX.

ÁNGEL ZÚRRAGA

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Ángel Zúrraga, Exvoto. San Sebastián, 1912, óleo sobre tela. MUNAL.

Dentro de la pintura, uno de los artistas más internacionales sin lugar a dudas fue Ángel Zúrraga (1886-1946). Su formación la inició en la ciudad de México en la Escuela Nacional de Bellas Artes, antigua Academia de San Carlos, y posteriormente tuvo la oportunidad de perfeccionarse en Europa. En el viejo continente, además de estar en contacto con las corrientes pictóricas en boga como el impresionismo y el cubismo, también se desenvolvió profesionalmente.

Al ser un hombre que vivió el cambio de siglo, su trabajo se vio inmerso no sólo en la transición estilística sino en las nuevas técnicas y temáticas, pero nunca abandonó su preferencia por la pintura realista. De ahí que de la pintura meramente académica de sus inicios, en la cual cuida en extremo la paleta de colores, proporciones y composición, pasara a obras con pinceladas más sueltas y formas más libres. De obras de caballete transitó a la pintura mural; de temas religiosos, simbólicos y retratos a la representación de actividades deportivas contemporáneas, como jugadores de fútbol o nadadores.

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