Archivo de la categoría: Editoriales

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 38. Ya no sólo documentos, archivos, expedientes, cartas, manuscritos, papeles. Ya no más tinta ni lecturas. En paralelo l registro impreso, voces, tonalidades, timbres, gritos, aullidos, risas y llantos. La oralidad tiene su espacio propio como Otra manera de recuperar y construir la historia. Desde antes incluso de que la imprenta plasmara con testimonios aquello que la memoria hilvanaba, su registro estaba acotado a la impresión en piedra, papel o tela. Presa de lo que letras y pinceles quisieran transmitir de ella. Sólo la imaginación  que cada uno quisiera hacer volar le colocaba tonalidad y  timbre a sus testimonios. Era su único arrojo de liberación. Cómo habrá sido la tonalidad de voz de Miguel Hidalgo anunciando la independencia, Guerrero lanzándose a una batalla, Moctezuma en diálogo con Cortés, el sonido de las descargas de los fusiles que acabaron con Maximiliano. …

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 37. En un México como el de la mitad del siglo XIX en el que dominaban los privilegios de las corporaciones militares y eclesiásticas, aunado al poder económico de comerciantes y grandes propietarios, la emergente clase media de pequeños propietarios y profesionales encontró en hombres clave para ese momento como el jalisciense Mariano Otero, figuras visionarias en la construcción y dirección de un país con mayores igualdades, federalista y en el que los derechos individuales fueran respetados. Hace 170 años, este brillante jurista y político impulsó y logró incorporar en las discusiones que dieron lugar al Acta Constitutiva y de Reforma de 1847, el Juicio de Amparo, plasmado como un instrumento del liberalismo jurídico decimonónico para garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos, y que hasta el día de hoy representa el principal recurso jurídico al que han recurrido diversos…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 35. La historia lineal de los vínculos entre las naciones parece necesitar de algunos nudos y enredos que las paralizan por un tiempo hasta encontrar quienes los desaten para inyectarle mayor energía y volver a avanzar sin piedras ni lodos que la atoren. En ese lapso de marañas abunda el griterío y el desentendimiento, la amenaza de la fuerza y el golpeteo incesante de la descalificación. Desde una de las trincheras se lanzan fuegos artificiales que obligan a agazaparse del otro lado, hasta que la pólvora deje de iluminar el cielo por cansancio de los artilleros o pérdida de eficiencia. Juegan al límite, pero en el fondo la pólvora sirve para intentar imponer condiciones aunque no caerá a tierra. Podrá haber daños, pero no destrucción. Las necesidades de convivir están implícitas y terminan por imponerse. Que de la noche a…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 33. Un lugar pensado para formar generaciones de profesionales que no pretendía competir con el molde de lo que otras instituciones ya trabajaban. Un centro que entendiera a la historia como integrada y parte de las ciencias sociales, pero nunca aislada. De investigadores adaptados a esa concepción. Un lugar con una biblioteca sui generis donde el acervo general y su fondo antiguo le dan un toque de exclusividad. Un centro de formación y conocimiento asentado sobre la que fue la casa de un hombre liberal y único, que estableció las bases de la separación del Estado del poder monacal. La identidad se construye con el tiempo y en ella confluyen historias personales de aspiraciones y utopías, la herencia de valores y tradiciones, la pertenencia a un territorio. El Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora llega a los 35 años…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 31. La inseguridad, el temor a ser víctimas de una agresión, del robo, el ultraje, el daño físico o psíquico, es tan antiguo como la guerra. En cada momento de la historia de la humanidad se pueden hallar en forma de terror, persecución, fobias o simple sobresalto. Ni es de estos días ni de tiempos cercanos, aunque las experiencias personales son las que nos marcan. Pero en los años posteriores a la independencia de la corona española los aventurados viajeros que cruzaban el país en diligencias o carruajes marchaban como alma en pena, marcados por la incertidumbre, con el corazón pegado a la garganta, porque sabían que podían ser víctimas de atracos en el momento más inesperado. Subirse al único transporte que por entonces les permitía cruzar valles y montañas tenía altos riesgos pese a contar siempre con guardias que…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 29-30 Crueldad, miserias humanas, hambre, dolor, pérdidas, forman parte de las huellas imborrables de las guerras con las que sus sobrevivientes tienen que lidiar por el resto de sus vidas. Una aceitada maquinaria compleja de poder económico, estrategia y liderazgo marcan la diferencia entre el triunfo y la derrota. Los grises y los matices desaparecen con ella. Se está de un lado o del otro. Lealtades y traiciones forman parte indivisi­ble de su fisonomía, y si no se las conoce y anticipa el límite entre ellas se quiebra con la misma resonancia en que una bala viaja desde la boca del fusil hasta destruir el corazón del combatiente. Al edificar su División del Norte que la hiciera imbatible y a prueba de batallas, Francisco Villa tejió relaciones y vínculos con un trío de hombres que además de prometerle lealtad a la…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 28 En mayo de 1949 el cineasta Arcady Boytler y su esposa Lina recibieron un inesperado regalo. Era un autorretrato que al­gunas décadas más tarde adquiriría un valor impensado para esa época. La pintura llevaba el nombre de El venado herido y estaba acompañada de unos versos dedicatorios en octosí­labos donde su autora les pedía que la recordaran en su futura ausencia. Consciente, se anticipaba a lo que prefiguraba como irremediable. Cinco años más tarde aquella amiga del regalo, Frida Kahlo, moría. La vida multifacética de Frida está enmarcada en su co­tidianidad por un permanente vínculo con el mundo de es­plendor de la cinematografía de mitad del siglo XX. Si ha sido un imán para el cine, tanto en vida como en las películas y documentales que la retrataron, en los cortos años en que fue erigiéndose su figura artística,…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 27. Dos figuras descollantes para la escritura y la fotografía de la primera mitad del siglo xx en el mundo, tuvieron el gran tino de buscar en México su manera de retratar momentos de profundas transformaciones. Uno porque se comprometió en el país convulsionado de 1914 a desentrañar el alma de los mexicanos y el porqué de la lucha fratricida. El otro, tres décadas más tarde, porque explicó con sus imágenes otro México bronco que para 1940 se dignificaba detrás del nacionalismo petrolero y le abría las puertas a los exiliados de las guerras, pero inmerso en un enfrentamiento claro entre derechas e izquierdas, en el que los conflictos sociales no se apagaban y hasta jugarse la vida parecía cotidiano. Al joven poeta, escritor, periodista y hasta activista social, John Reed, le bastaron cuatro meses de trabajo para que sus…

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En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 26. Hace poco más de un siglo, Paseo de la Reforma y la Alameda se vestían de gala con ciclistas que daban sus primeros pedaleos. Los muchachos de saco y corbata, y las señoritas con vestido zagalejo o pantalón bombacho, a nadie le faltaba su sombrero. Eran momentos en que la bicicleta junto al ferrocarril y las bombillas eléctricas dejaban ver la modernidad. Los manuales enseñaban los secretos del equilibrio, los riesgos de la velocidad, las mejores posturas para sentarse y los beneficios y perjuicios para la salud. Similitudes y semejanzas no faltan con el presente revival de la bicicleta. Lo bueno que aquellos ciclistas no tenían que lidiar con automovilistas, metrobuses y un esmog poco aconsejable para los pulmones. Pero igual no faltaban los vecinos molestos porque había que cuidarse de distracciones que generaban choques fortuitos, aunque si el…

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Revista Bicentenario. El ayer y hoy de México, núm. 25. A principios del siglo XIX el ferrocarril arrastrado por locomotoras de vapor comenzaba sus primeras pruebas en Inglaterra. La tecnología le daba la mano al incipiente desarrollo industrial que necesitaba trasladar mercancías por tierra en grandes volúmenes de una manera más eficiente y rápida. Su desarrollo fue creciendo a lo largo de las décadas siguientes hasta que después de la segunda guerra mundial la creación de carreteras y autopistas frenaron sus años dorados, especialmente para el transporte de pasajeros. Hoy parece revivir en México de la mano de algunos proyectos e iniciativas concentrados en el Distrito Federal y sus vínculos con ciudades cercanas. Pero los trenes mexicanos forman parte de las postales de un rico esplendor del país hace ya más de un siglo. Las imágenes de la revolución mexicana y el valor que tenía por entonces el ferrocarril han…

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