Antojitos mexicanos. Entre el gozo y la desconfianza.

Antojitos mexicanos. Entre el gozo y la desconfianza.

Ricardo Candia Pacheco
Facultad de Filosofía y Letras, UNAM

En revista BiCentenario. El ayer y hoy de México, núm. 27.

Los habitantes de la ciudad de México de fines del siglo XIX se deleitaban en las calles y zaguanes con quesadillas, tamales, pambacitos, memelas, tlacoyos o chilaquiles. Que todos lo comían, sí; que muchos se quejaban de la salubridad, sí; que se les quiso quitar su origen indígena, sí. Ah, pero ¡qué rico sabían!

Desayuno en la ciudad de MAi??xico (1024x681)

A lo largo del siglo XIX la comida mexicana de origen indígena fue vista desde muy diversas ópticas. Estaban las miradas de rechazo, las patrióticas y aquellas que la consideraban una posibilidad de presentarse ante el mundo a partir de un afrancesamiento en sus métodos de elaboración y presentación.

Un ejemplo de ello fueron los alimentos elaborados con masa de maíz, comúnmente llamados antojitos, cuando se convirtieron en tema de discusión en la prensa de la ciudad de México en el último tercio del siglo XIX. Como podrá ver el lector, los planteamientos que muchos escritores decimonónicos esgrimieron acerca de ellos fueron de franca aceptación o rechazo y a algunos les serán familiares o desconocidos; sin embargo, todos nos dan idea de lo que los habitantes de la capital del país de esta época comían, tanto en sus hogares como en las calles

Ventas en la calle (596x1024)
Niño vendiendo gorditas, ca. 1905. AGN, Propiedad Artística y Literaria, C. B. Waite, oficios.

La primera vez que aparece la palabra antojito en un medio periodístico fue en el Diario del Hogar, del 11 de octubre de 1890, en el cual se decía: Casi toda la prensa se lamenta diariamente de la mala calidad de cierta clase de alimentos, y con especialidad de aquellos que el pueblo llama antojitos y que consisten en quesadillas, tamales, pambacitos, envueltos… que regularmente se hacen con sustancias malsanas y descompuestas.

La Voz de México de marzo de 1877 mencionaba algunos antojitos elaborados a partir de la masa de maíz acompañada o mezclada con otros productos como harina común, haba, frijol, arvejón, cuauhtzoatecoaxochitl y otras cosas: cuando lleva esta mezcla se le llama tlatlahuiyo vulgarmente tlatlaoyo que significa: masa mezclada. Cuando la figura no es redonda, sino ovalada y más gruesa la tortilla de lo común, se le da el nombre de Meméla que quiere decir: derecha y a propósito para memelli esto es cargar (sic), buscando con ello hacerlos más sabrosos.

Otra de las fuentes de la época que ofrece noticias sobre estos alimentos es el Vocabulario de Mexicanismos, de Joaquín García Icazbalceta (1899). En él se anotan algunos significados de ciertos antojitos de consumo cotidiano en México, como el de la chalupa que designaba a aquella torta de maíz gruesa, pequeña y ovalada, con algún condimento por encima. En esta acepción se usa comúnmente el diminutivo chalupitas. Es probable que con este término también se conociera lo que hoy denominamos sope o pellizcada.

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